¿Enseña Romanos 5:12 el pecado original?

Iván T. Blazen

“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. Romanos 5:12.

“¿Qué es el pecado original?” ¿La culpa heredada de Adán; nuestra naturaleza pecaminosa, nuestras tendencias o propensiones al pecado que también tienen su origen en Adán; o ambas? ¿Qué nos enseña Romanos 5:12?

Pecado de Adán – Romanos 5:12 es la primera mitad de una comparación (por lo general se considera que la segunda mitad está en el vers. 18). Este versículo, así como 5:13-19, ha sido el punto de anclaje para la doctrina del pecado original. Ha habido diversas interpretaciones sobre la naturaleza precisa de este pecado, pero todas las opiniones tienen una cosa en común: el pecado original no se refiere a pecados personales sino a lo que yace detrás de ellos, a saber, el pecado de Adán. Según algunos, el término “pecado” en Romanos 5:12 denota el pecado heredado de Adán: “En la caída de Adán, pecamos todos”. Puede argüirse que este criterio ayuda a explicar por qué todas las personas, sin excepción, han pecado y están destituidas de la gloria de Dios (3:23). También podría argumentarse que, al mostrar la total perdición de todos los seres humanos, exalta la gracia de Dios como el único camino de salvación. No obstante, hay asimismo importantes puntos negativos que hacen que tal posición sea insostenible. En este caso, los contextos inmediato y más extenso del pasaje necesitan ser explorados cuidadosamente, así como la enseñanza de Pablo sobre el tema de la salvación.

Interpretación defectuosa – 1°). Los que abogan por el pecado original, en el sentido de culpa heredada, a menudo han sostenido una interpretación defectuosa de Romanos 5:12. Algunos, como Agustín, han argumentado que lo que comúnmente se ha traducido “por cuanto” o “porque”, antes de “todos pecaron”, debería traducirse “en quien” y referirlo a Adán. Pero en la oración el vocablo “en quien” estaría demasiado lejos de la frase “un hombre” (Adán). ¿Qué sentido tendría leer: “Como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres en quien todos pecaron”? Además, la expresión griega usada en el texto (ἐφʼ ᾧ [ef hó], una forma abreviada de epí túto hóti, que significa “por la razón que”) simplemente significa “porque”.

2o). La frase “en Adán” no se encuentra en Romanos 5:12-19. Con frecuencia se argumenta que la frase está implícita en la declaración “todos pecaron [en Adán]”, por analogía con 1 Corintios 15:22 (“Así como en Adán todos mueren…”). Pero “implícita” no es suficiente. La frase “todos pecaron” fue empleada por Pablo en Romanos 3:23 para resumir no lo que hicimos “en Adán” sino la historia de los pecados efectivos de toda la humanidad desde Adán en adelante. El hecho de que Romanos 5:12-21 trata acerca de Adán y Cristo y los efectos de sus actos no niega la realidad de que las acciones de los demás seres humanos son considerados en este texto. Pablo usa la frase en singular, “la transgresión de uno”, para referirse al pecado de Adán (5:15, 17), pero también usa la forma plural “muchas transgresiones” para referirse a los pecados personales de la raza humana (5:16). En los mismos pasajes Pablo además se refiere a la ley en el Sinaí (5:13, 20), e indica que el efecto de la introducción de la buena ley de Dios en medio de un pueblo pecaminoso y rebelde fue la multiplicación de las transgresiones (5:20; ver 7:8, 11).

3o). El texto también requiere compromiso personal en la salvación que Cristo obtuvo para nosotros. Pablo se refiere a los muchos “que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia” (5:17). Este es un indicador de la fe personal de estas personas, y armoniza con la enseñanza de Pablo en Romanos sobre la justicia (justificación) por la fe y nuestra unión personal con Cristo en su muerte y resurrección mediante el bautismo.

“Los adventistas no enfatizan la idea de un pecado original en el sentido de que ‘una culpa moral personal, individual, se adhiere a los descendientes de Adán debido a su pecado [el de Adán]’ “ (John M. Fowler, “La doctrina del pecado”, Teología: Fundamentos bíblicos de nuestra fe (Doral: Fl. APIA, 2005), t. 3, p. 107.

4o). Con referencia al pecado, en Romanos 5:12 tenemos un énfasis en dos aspectos: el pecado de Adán y nuestros pecados. Pablo dice que la muerte entró en el mundo por el pecado de uno, y se extendió a todos por causa de los pecados de todos. El texto enfatiza la inseparabilidad del pecado de todos del pecado de Adán. En otras palabras, lo que hizo Adán es la fuente de lo que hace cada uno y de los resultados que acarrea. La caída de Adán desató la realidad del pecado en el mundo, al cual todos nos hemos sometido personalmente. En otras palabras, Adán influyó en el proceder que todos hemos elegido. Esto es lo que Pablo quiere decir en Romanos 5:19, cuando declara que por la desobediencia de Adán los muchos (todos) fueron constituidos pecadores. Afirmación que no se refiere a la imputación del pecado de Adán a nosotros, como alegan algunos, sino al hecho de que por nacer con una naturaleza pecaminosa, en forma personal llegamos a participar activamente en el pecado. Por nuestros pecados ratificamos nuestra conexión con Adán. Esto se confirma en el versículo inmediatamente siguiente, que enfatiza la abundancia del pecado como “transgresión”, un término que se refiere a la violación deliberada de la voluntad revelada de Dios.

5o). Hablando textual y teológicamente, lo que sobreviene a todos nosotros como resultado del pecado de Adán es la muerte, no su propio pecado personal. Esta es muerte física y espiritual: un estado de separación de Dios que hace inevitable el pecado para los descendientes de Adán y Eva. El pecado reina por medio de la muerte en que la humanidad caída no puede resistir el poder del pecado. En consecuencia, también estamos sujetos a condenación (Rom. 5:16, 18) y muerte eterna (5:15, 17). Tal vez podríamos decir que por cuanto el pecado de Adán se manifiesta en nuestra vida personal, por medio de nuestra naturaleza caída y la muerte, el concepto de pecado original, como tendencias heredadas al pecado, es verdadero.

“En la experiencia de todo hombre se manifiesta el resultado de comer del árbol del conocimiento del bien y el mal. Hay en su naturaleza una inclinación hacia el mal, una fuerza que solo, sin ayuda, él no puede resistir” (Ed 29).

Gracia de Dios: antídoto del “pecado original” – No obstante, ese “pecado original” no puede bloquear la posibilidad de la obediencia a Dios mediante el poder del sacrificio de Cristo. El antídoto tanto para el poder como para la culpabilidad del pecado es la gracia justificadora y santificadora de Dios que nos hace nuevas criaturas. Tal como se argumenta en Romanos 6:1-7:6, la gracia de Dios rechaza la continuidad en el pecado como el amo de nuestra vida (6:2). Antes bien, por medio de nuestra unión bautismal con Cristo en su muerte y resurrección, andamos en vida nueva (6:3, 4) y dejamos atrás la esclavitud al pecado como nuestro amo (6:6, 16-18). Cristo se convierte en nuestro Señor (7:4) y llevamos frutos para Dios (7:6). Cuando clamamos a Cristo para que nos redima del cuerpo de muerte proclive al pecado (7:24), podemos decir: “¡Gracias doy a Dios!” (7:25), al que pone fin a nuestra esclavitud al pecado (6:17). Más aún, al ser incorporados en Cristo, el Espíritu de Dios entra en nuestra vida, librándonos de la ley del pecado y de la muerte (8:2) y haciendo posible el cumplimiento del justo requerimiento de la ley por medio del poder del Espíritu (8:3, 4).