Ranko Stefanovic
“Entonces me postré a sus pies para adorarle, pero él me dice: ‘No, cuidado; yo soy un siervo como tú y como tus hermanos que mantienen el testimonio de Jesús. A Dios tienes que adorar’. El testimonio de Jesús es el espíritu de profecía”. Apocalipsis 19:10, BJ.
¿Qué quiere decir Juan el revelador mediante la frase “espíritu de profecía”, la cual aparece solamente una vez en la Escritura? ¿La expresión “espíritu de profecía” se refiere al Espíritu Santo, de quien todos los cristianos deberían ser llenos, o se refiere a un don específico del Espíritu Santo? Por otra parte, ¿por qué “el testimonio de Jesús” en Apocalipsis 19:10 es denominado “el espíritu de profecía”?
Significado de “espíritu de profecía” – Esta frase, que aparece solo en Apocalipsis 19:10, no es explicada en ningún lugar del libro. La razón obvia para eso es que los cristianos del siglo I, para quienes fue escrito originalmente el Apocalipsis, estaban muy familiarizados con ella. Ellos entendían esta expresión como una referencia al Espíritu Santo, quien imparte el don profético. El judaísmo rabínico equiparaba las expresiones “Espíritu Santo”, “Espíritu de Dios” o “Espíritu de Yahweh” con “Espíritu de Profecía”. Esta equiparación puede verse en la frecuente utilización de esta frase en la traducción aramea del AT. Por ejemplo, Génesis 41:38 en la traducción aramea dice: “Faraón dijo a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como este, en quien esté el espíritu de profecía de parte del Señor?”, refiriéndose a José. Y en Números 27 la traducción aramea registra que el Señor le dijo a Moisés: “Toma a Josué, hijo de Nun, varón en el cual hay espíritu de profecía, y pondrás tu mano sobre él” (vers. 18).
Así, para los lectores de Apocalipsis en el siglo I la expresión “el Espíritu de Profecía” significaba el Espíritu Santo que habla por medio de personas específicas, llamadas profetas, para declarar el mensaje revelado y confiado a ellos por Dios. En otras palabras, “el Espíritu de Profecía” se refiere al Espíritu Santo que inspira y faculta a los profetas para proclamar los mensajes de Dios al pueblo (2 Ped. 1:21).
Significado de “testimonio de Jesús” – El texto equipara “el espíritu de profecía” con “el testimonio de Jesús”. La expresión “el testimonio de Jesús” en el original griego puede tener el significado de dar testimonio acerca de Jesús; o puede referirse al testimonio que Jesús mismo dio durante su vida y ministerio, y después de su ascensión por medio de sus profetas, quienes tenían el Espíritu de Profecía tanto como los profetas en tiempos antiguos (cf. 1 Ped. 1:11, 12). El contexto de Apocalipsis sugiere esto último. La mayoría de las traducciones, por consiguiente, rezan “el testimonio de Jesús”.
En Apocalipsis 1:2, 9; 12:17 y 20:4 la expresión “testimonio de Jesús” en cada ocasión se equilibra simétricamente con la expresión “la palabra de Dios” o “los mandamientos de Dios”. “La Palabra de Dios” es lo que Dios ha dicho; “los mandamientos de Dios” son los preceptos de Dios; y “el testimonio de Jesús” es lo que Jesús dijo. “La Palabra de Dios” en el tiempo de Juan se refería al AT, y “el testimonio de Jesús” a lo que Jesús había enseñado en los Evangelios y por medio de sus profetas, tales como Pedro y Pablo. Por tanto, Apocalipsis 19:10 dice: “El testimonio de Jesús es el espíritu de profecía”; vale decir, es el Espíritu Santo que otorga el don profético a los seres humanos.
“ ‘Porque el testimonio o testigo de (es decir, dado por) Jesús es (o sea, constituye) el espíritu de profecía’. Este comentario marginal en prosa define específicamente a los hermanos que tienen el testimonio de Jesús como poseedores de inspiración profética. El testimonio de Jesús es prácticamente equivalente a Jesús testificando (xxii.20). Es la revelación de sí mismo que hace Jesús lo que impulsa a los profetas cristianos” (James Moffat, “The Revelation of St. John the Divine” [La Revelación de San Juan el divino], The Expositor’s Greek Testament, 5 ts., W. R. Nicoll, ed. [Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1980], 5:465).
Así, el contexto de la frase es la llave para abrir el significado de la declaración “el testimonio de Jesús es el espíritu de profecía”. La frase “el testimonio de Jesús” indica que el mensaje que el profeta genuino lleva al pueblo de Dios no es su propia idea. Antes bien, es “la palabra de Dios” enviada por Cristo como su propio testimonio a la iglesia por medio del “espíritu de profecía”. Se refiere a él como “el espíritu de profecía” porque es el Espíritu Santo quien inspira y faculta al profeta a hablar las palabras de Cristo y comunicar “el testimonio de Jesús” al pueblo de Dios en la Tierra (cf. 2 Ped. 1:20, 21).
Don profético en la iglesia – Por tanto, Apocalipsis 19:10 está en armonía con la clara enseñanza del resto del NT de que los profetas en la iglesia se distinguen como un grupo especial dentro de ella. “El espíritu de profecía” no se refiere a todos los creyentes en la iglesia sino solamente a los que son llamados por Dios para un ministerio profético. Este hecho se enfatiza especialmente en Apocalipsis 22:9: “Pero él me dijo: ‘Mira, no lo hagas, pues yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas y de los que guardan las palabras de este libro”. En Apocalipsis 19:10, los “hermanos” de Juan son los que retienen el testimonio de Jesús mediante el Espíritu de Profecía. Esta noción se afirma aun más en Apocalipsis 22:6: “El Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”. Juan el revelador en este texto alega ser uno de los profetas (como Pablo antes que él); ha recibido una revelación especial de Dios: “la palabra de Dios”. Y él es testigo del “testimonio de Jesús” que le fue comunicado en visión por medio de un ángel (Apoc. 1:2).
Sin embargo, Juan el revelador obviamente no se considera el último de los profetas; él indica claramente que el ministerio profético continuará en la iglesia después del siglo I. Si bien Dios puede haberse revelado a individuos a lo largo de la era cristiana, Apocalipsis 12:17 es claro en que el remanente de Dios en el tiempo del fin se caracteriza por guardar los mandamientos de Dios y tener “el testimonio de Jesucristo”, esto es, el Espíritu de Profecía o don profético. En otras palabras, en el tiempo del fin la iglesia remanente tendrá nuevamente el don profético operando en su medio, como lo fue en el tiempo de Juan.
“El espíritu de profecía” no se refiere a todos los creyentes en la iglesia sino solamente a los que son llamados por Dios para un ministerio profético.
Conclusión - Apocalipsis 19:10 (junto con 22:6, 9) proporciona, al pueblo de Dios que vive en los días finales de la historia de esta Tierra, la seguridad del cuidado y la guía especiales de Dios mediante el Espíritu Santo que obra a través de los que son llamados al oficio profético, así como lo fue con el pueblo de Dios en la antigüedad. Sin embargo, lo que separa de los infieles al pueblo de Dios en el tiempo del fin no es solo la manifestación del don profético en su medio, sino además su fidelidad hacia el mensaje profético.