Metáforas y conceptos en los salmos

La sombra de tus alas. Este concepto, que aparece varias veces en los salmos, nos ayuda a entender la protección que Dios brinda a quienes están bajo su cuidado. Lo más probable es que el concepto provenga de la observación de un ave madre que protege a sus crías de las inclemencias del clima u otros peligros. La Escritura describe a Dios actuando como un águila para proteger a Israel (Éxo. 19: 4; Deut. 32: 11). Las alas también recuerdan a los dos querubines cuyas alas cubrían el propiciatorio en el tabernáculo (ver Éxo. 25: 20; 1 Rey. 8: 6, 7, etc.).

Escudo, broquel. Era el arma defensiva principal. En una batalla, tener el escudo adecuado podía marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Los escudos variaban en tamaño y forma de un lugar a otro y de una época a otra. El broquel era un escudo grande que cubría todo el cuerpo. Si la persona tenía una armadura, no necesitaba un escudo tan grande. Los escuderos, que acompañaban al guerrero a la batalla, generalmente llevaban escudos grandes. Debido a su importancia en la batalla, el escudo se convirtió en una metáfora de protección. Cuando la Escritura enfatiza el cuidado protector de Dios, a veces lo llama un ‘escudo’, una metáfora que se usa principalmente en el Antiguo Testamento.

Fortaleza. A fin de protegerse contra los asaltantes y bandidos, la gente necesitaba estar en ciudades con muros altos y gruesos. Si la ciudad estaba en la cima de una montaña, mucho mejor, ya que así sus habitantes podrían ver si se acercaban sus enemigos y, además, los enemigos tendrían que luchar cuesta arriba para abrir una brecha en la muralla. La Biblia a menudo menciona a Dios metafóricamente como una fortaleza. Los escritores bíblicos ven al Señor como el refugio inquebrantable de sus almas, la fuente de esperanza y salvación que ningún enemigo, ya sea físico o espiritual, puede amenazar jamás.

Baluarte. Aunque algo intercambiable con fortaleza, baluarte es un término más genérico. Ambos son lugares seguros ante un enemigo. Pero en lugar de ser solo una fortificación amurallada, un baluarte puede ser cualquier lugar inaccesible, como una cueva de montaña, un desierto o una colina, aunque la mayoría de las veces es un lugar elevado. Ambos términos tienen un trasfondo militar y representan la protección de personas y bienes frente al peligro de un enemigo. En los salmos, el baluarte sirve como otro término metafórico para referirse a Dios. Es una imagen del amparo seguro y eterno del alma: un lugar de seguridad y confianza.

Refugio. Un refugio es simplemente un lugar al que uno puede correr en busca de seguridad. Puede proteger del peligro o aliviar el estrés. A veces puede ser una roca sobresaliente que ofrece refugio del calor del sol. El hogar puede ser un refugio al que una persona cansada puede regresar después de un día agotador. O puede ser un baluarte o fortaleza militar, una defensa contra un enemigo invasor. Se dice metafóricamente que Dios es el refugio supremo y la mayoría de estos usos ocurren en los salmos. Él es un Dios personal a quien su pueblo puede acudir en busca de seguridad y protección. Los escritores bíblicos lo describen como una roca, como un ser que tiene alas para proteger, como una torre fuerte, como un escudo, y otras imágenes.

Guerrero divino. Las naciones de la antigüedad no eran grandes. A veces eran solo pequeñas tribus. Por lo tanto, era importante no solo defender el territorio propio, sino también tratar de fortalecerse obteniendo más territorio. Y eso creaba guerras casi constantemente. Otras naciones dependían de sus dioses de la guerra para luchar por ellas. Pero Israel reconocía a Dios como rey sobre toda la tierra, y ellos mismos eran su pueblo del pacto a quien él había prometido proteger. Por lo tanto, los israelitas veían a Dios como el verdadero guerrero divino en una guerra cósmica. Antes de la batalla de Jericó, Josué tuvo el privilegio de ver esta imagen de Dios. Las Escrituras frecuentemente describen a Dios como un poderoso guerrero que lucha por su pueblo contra la maldad del mundo. Sus armas son variadas. Por ejemplo, empleó el viento para que el Mar Rojo se retire (Éxo. 14: 21), derribó los muros de Jericó (Jos. 6: 20) y envió granizo contra los ejércitos enemigos (Jos. 10: 11). También usó a su propio pueblo para ganar batallas, incluso cuando sus enemigos eran mucho más numerosos y fuertes, como cuando David mató a Goliat o Gedeón derrotó a Madián con solo trescientos hombres. En el libro de Apocalipsis, vemos a Jesús como el guerrero divino en la batalla final. Dispersas a lo largo de los salmos hay imágenes de Dios como el guerrero divino que lucha por su pueblo. El Salmo 18 es un ejemplo (ver Sal. 18: 12-15).

Principio de retribución. El concepto de resurrección está presente en el Antiguo Testamento pero no se enfatizaba en la antigüedad. La atención estaba en la vida presente, tal como lo demuestran sus creencias sobre el sufrimiento y la prosperidad. El pacto de Dios con Israel incluía recompensas por hacer el bien y consecuencias por romper la relación de pacto. A nivel individual, la gente creía que para que Dios ejecutara su justicia (una parte indispensable de su carácter), la persona justa tenía que prosperar y la persona malvada tenía que sufrir.

Cuanto mayor era la prosperidad, se asumía que la persona era más justa. Y cuanto peor era el sufrimiento, más malvada debía ser la persona. Por lo tanto, el sufrimiento era una fuente de vergüenza, ya que generalmente se consideraba que indicaba que la persona o la familia habían hecho algo malo (por lo tanto, el sufrimiento de Job no fue solo a nivel físico, sino que también afectó su reputación en cuanto a su integridad y su fe). Este concepto también nos ayuda a comprender mejor los salmos imprecatorios. Si uno considera que la justicia de Dios requiere un castigo proporcional a la gravedad del pecado, entonces cuando Israel invocaba maldiciones sobre sus enemigos (porque estaban dañando al pueblo del pacto de Dios), veía esas maldiciones como lo que exigía la justicia por los crímenes cometidos. Las maldiciones tenían que suceder porque Dios era justo. Israel era justo en parte porque se unía a la justicia de Dios invocando esas maldiciones.

Por supuesto, en los salmos vemos la confusión en las mentes de los salmistas cuando Dios concedía hesed (misericordia) incluso a los que estaban inmersos en la maldad, o cuando demoraba la justicia. A menudo tenemos las mismas preocupaciones, pero sabemos que, finalmente, la justicia de Dios siempre prevalecerá.