Herodes el Grande fue el segundo hijo del idumeo Antipater y, por lo tanto, descendiente de los antiguos edomitas; pero también era judío por ciudadanía y por profesión religiosa. Juan Hircano I había conquistado a los idumeos en el 125 a. C. y los había obligado a aceptar la religión judía, incluyendo la circuncisión. César nombró a Antipater como procurador de Judea en el 47 a. C. Su hijo Herodes (nacido alrededor del 73 a. C.) fue criado en la corte del sumo sacerdote y gobernante, Hircano II (63-40 a. C.), descendiente de una familia real judía conocida como los asmoneos, de quienes su padre era asesor político. Cuando Antipater llegó a ser procurador, persuadió a César para que nombrara a su hijo Herodes como strategus (magistrado principal) de Galilea, y a Fasael, otro hijo, como strategus de Judea. Poco después, Sexto César, el legado de Siria, también nombró a Herodes strategus de una región del sur de Siria conocida como Celesiria. Herodes cambió su afiliación política después de la muerte de César (44 a. C.) y brindó su apoyo al partido de los asesinos de César. Como resultado, Herodes fue confirmado en su cargo por Gayo Casio, procónsul de Siria.
Cuando Antonio y Octavio derrotaron a Casio, Herodes logró ganarse el favor de Antonio. Él y su hermano Fasael fueron nombrados entonces tetrarcas de sus territorios en Palestina, cargos que mantuvieron hasta que los partos conquistaron toda Siria y Palestina (40 a. C.). Hircano II y Fasael fueron al campamento de los partos para negociar la paz, pero fueron traicionados y apresados. Fasael, incapaz de soportar la vergüenza, se suicidó. Herodes huyó a Roma, donde el Senado lo nombró rey de Judea, en oposición a Antígono II Matatías, un descendiente de los asmoneos, que había sido nombrado rey de Judea con el apoyo de los partos. Herodes regresó a Palestina y, con la ayuda de las fuerzas romanas, derrotó a Antígono y conquistó Jerusalén al año siguiente (37 a. C.). Inmediatamente reveló que no tendría misericordia de nadie que se le opusiera. Masacró a un gran número de nobles, entre ellos a cuarenta y cinco líderes que habían apoyado a Antígono, y también hizo matar a todos los miembros del Sanedrín excepto uno, por haberse opuesto a sus ambiciones en una ocasión anterior.
La vida familiar de Herodes estuvo llena de tragedias y manchada con la sangre de sus parientes más cercanos, incluyendo tres de sus propios hijos y una de sus diez esposas. Su esposa idumea Doris dio a luz a su hijo mayor, Antipater. Su segunda esposa fue Mariamne, nieta del gobernante y sacerdote Hircano II. A través de su matrimonio con ella, Herodes conectó su propia casa con la de la familia real asmonea, y así intentó legalizar su reinado ante los judíos. Parece haber amado a Mariamne, aunque ella lo odiaba. Mariamne le dio dos hijos, Aristóbulo y Alejandro. Sus otros hijos incluyeron a Arquelao y Herodes Antipas, hijos de Maltace, una esposa samaritana; Herodes Felipe II (que llegó a ser tetrarca de Iturea y Traconite), hijo de Cleopatra, una esposa de Jerusalén; y Herodes Felipe I, o Felipe de Roma, hijo de Mariamne II (hija de Simón de Jerusalén).
Como Herodes temía que sus parientes asmoneos podrían tratar de gobernar en su lugar, asesinó a muchos de ellos. Unos meses después de nombrar al hermano de Mariamne, Aristóbulo III, como sumo sacerdote en el 35 a. C., Herodes lo asesinó ahogándolo en la piscina del palacio en Jericó. En el 30 a. C. Herodes mató al anciano Hircano II, abuelo de su esposa Mariamne, y luego, un año después, incluso condenó a muerte a Mariamne porque sospechaba que ella era adúltera. A partir de entonces, sus sospechas no le dieron descanso. Primero designó a los hijos de Mariamne, Aristóbulo y Alejandro, como sus herederos. Sin embargo, cuando su medio hermano mayor Antipater, hijo de Doris, los acusó de traición, Herodes los encarceló y los asesinó (7 a. C.).
Después de matar a los hijos que habían sido sus herederos, Herodes nombró a Antipater como su nuevo sucesor, con Herodes Felipe I, el hijo de Mariamne II, como el segundo en la línea de sucesión. Antipater, habiendo eliminado con éxito a dos de sus competidores al trono, acusó a sus medio hermanos Arquelao, hijo de Maltace, y Felipe II, hijo de Cleopatra de Jerusalén, así como a su tía Salomé, hermana de Herodes, de conspirar contra la vida del rey. Al descubrir que la acusación era falsa, Herodes designó a Antipas como su sucesor, e hizo matar a Antipater apenas unos días antes de que él mismo falleciera.
Después de la muerte de Antipater, y poco antes de la suya, Herodes volvió a cambiar su testamento y designó a Arquelao, Antipas y Felipe II como herederos del trono. Augusto honró la última voluntad de Herodes, dando Judea, Samaria e Idumea a Arquelao (Mat. 2: 22), con el título de etnarca. Antipas llegó a ser tetrarca de Galilea (Luc. 3: 1, 19) y Perea. Y Felipe II llegó a ser tetrarca sobre los territorios del noreste (v. 1). Herodes Felipe I, hijo de Mariamne II, continuó en la vida privada. Debido a esto, su esposa Herodías (que también era su sobrina, hija de su hermano Aristóbulo) lo dejó y se casó con su hermano Antipas (Mar. 6: 17-18).
Herodes fue un gran constructor y fundó varias ciudades magníficas construidas en estilo y esplendor helenísticos. En particular, la ciudad de Jerusalén recibió su atención. Comenzando alrededor del 20 a. C., amplió el Monte del Templo, reconstruyó el Templo de Zorobabel (que estaba en una condición deplorable) y comenzó a erigir magníficos edificios dentro y alrededor del Templo, incluyendo los ‘cuarteles’ de Antonia, más conocidos como la Fortaleza Antonia. Estas estructuras recién se completaron poco antes del estallido de la guerra judeo-romana en el 66 d. C. (cf. Juan 2: 20). También construyó un palacio real en Jerusalén, una de cuyas torres todavía es parcialmente visible en la sección inferior de lo que hoy se conoce como la ‘Torre de David’.
Aunque Herodes era un helenista de corazón y en la práctica, y se rodeó de consejeros helenistas, se abstuvo de suprimir o desafiar abiertamente la religión judía como lo había hecho Antíoco IV en el siglo anterior. Sin embargo, los judíos lo odiaban porque era idumeo y amigo de los romanos, y por su escandalosa vida privada. Les ofendía su extrema crueldad y los elevados impuestos que les obligaba a pagar para mantener su ambicioso programa de construcción. La ausencia de rebelión abierta durante su largo reinado fue el resultado de su inquebrantable lealtad a los romanos, su crueldad implacable al reprimir toda oposición y el establecimiento de la Pax Romana por César Augusto.
Herodes falleció en el trigésimo cuarto año de su reinado a la edad de 69 años en el 4/3 a. C., muy probablemente en la primavera del 4 a. C.