Richard M. Davidson
Génesis 1 y 2 establecen el diseño original de Dios para la sexualidad humana. Esta descripción profunda al comienzo de las Escrituras sintetiza la enseñanza bíblica sobre este tema y sienta las bases para su tratamiento en el resto de la Biblia. La comprensión bíblica de la sexualidad se puede resumir en siete enunciados.
1. Orden creado. Génesis 1: 27 deja en claro que Dios creó la diferencia sexual humana entre el hombre y la mujer. Comparar con Mateo 19: 4.
2. Matrimonio heterosexual y monógamo. De acuerdo con el patrón divino establecido con la primera pareja en el huerto del Edén (Gén. 2: 18-24), la relación sexual debe ser entre «el hombre… y su mujer» (vers. 24), literalmente «un hombre [singular]… y su mujer [singular]», lo que implica una relación matrimonial monógama y heterosexual. Comparar con Mateo 19: 5; Marcos 10: 6 al 8; y 1 Corintios 7: 2.
3. Relación original. En Génesis 1, antes de que el pecado entrara en el mundo, tanto el hombre como la mujer reciben el mismo dominio sobre la tierra y las otras criaturas vivientes (vers. 26, 28); ambos participan por igual en la imagen de Dios. En Génesis 2, la mujer es creada a partir de una costilla extraída del costado de Adán para mostrar que ella debe estar a su lado como un ser igual a él (esto también se relaciona con la sexualidad). Ella era la ‘ayuda idónea’ del hombre (Gén. 2: 18), frase que en el idioma original indica la igualdad entre dos socios (cf. 1 Cor. 7: 4). La Biblia también describe a Dios como ‘ayudador’ en su relación con la humanidad (p. ej., Éxo. 18: 4; Sal. 70: 5).
4. Totalidad. Cuando el hombre fue creado, en cierto sentido estaba incompleto. Estaba solo, y eso ‘no es bueno’ (vers. 18). Necesitaba alguien que le brinde reciprocidad para estar completo (Gén. 2: 23). Esto sucedió el mismo día en que él fue creado, con la creación de Eva y su matrimonio oficiado por Dios. Si bien el matrimonio heterosexual es el ideal divino para la humanidad, los que están solos (es decir, los solteros y los viudos) no son personas de segunda clase. Ellos también reflejan la imagen de Dios. Jesús mismo permaneció soltero, y Pablo sugiere que una vida célibe puede ser preferible bajo ciertas circunstancias (1 Cor. 7).
5. Una relación multidimensional. Génesis 2: 24 resume la teología de la sexualidad y el matrimonio. El hecho de ‘dejar’ indica la necesidad de exclusividad: estar libre de interferencias externas, que quitarían la independencia de la relación sexual. ‘Unirse’ es un término usado en los pactos e indica permanencia, el compromiso mutuo de la pareja expresado formalmente en un pacto matrimonial de fidelidad mutua durante toda la vida. Ser ‘una sola carne’ se refiere particularmente a la intimidad en la relación sexual (ver 1 Cor. 6: 16), y ocurre después de la realización del pacto matrimonial, no como sexo prematrimonial. Comparar con Mateo 19: 5 y 6, y Efesios 5: 31.
6. Procreación. La procreación es una bendición adicional especial para el matrimonio (Gén. 1: 26). Pero la ausencia total de cualquier referencia a la procreación de hijos en Génesis 2: 24 subraya que el propósito prioritario de la sexualidad es la unidad, no la procreación. Comparar con 1 Corintios 7: 3 al 5.
7. Belleza y alegría saludable de la sexualidad. Dios inventó el sexo y lo declaró «bueno en gran manera» (Gén. 1: 31). El Creador mismo ofició en la primera boda (Gén. 2: 22). La sexualidad dentro del matrimonio fue designada para ser saludable y santa porque Dios mismo la inauguró y la santificó con su presencia (como el sábado, Gén. 2: 3). Comparar con Hebreos 13: 4. Pero también reconocemos que actualmente la sexualidad, en sí misma y en el matrimonio, no siempre es buena. Hay adulterio, divorcio, abuso sexual, violencia, abuso de poder y otras perversiones de la sexualidad. Los cristianos se esfuerzan por reflejar la intención divina para sus matrimonios, lo que al mismo tiempo es una bendición para ellos.
Génesis 2: 25 declara que en el Edén, antes de la caída, «estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, pero no se avergonzaban», literalmente, «no se avergonzaban el uno del otro». Dios diseñó la relación sexual como una experiencia de amor, placer, celebración y unión entre el esposo y la esposa, una bendición para disfrutar sin temor, inhibiciones ni vergüenza.
Si bien el relato de la Creación en Génesis 1 y 2 es fundamental para el matrimonio y la sexualidad, el Antiguo y el Nuevo Testamento tienen mucho más que decir sobre este tema. Por ejemplo, el tema se trata en el séptimo mandamiento, estableciendo un enfoque responsable de la sexualidad y advirtiendo contra su mal uso. La sexualidad aparece en el Pentateuco, los libros históricos, la literatura sapiencial y los libros proféticos del Antiguo Testamento. Jesús se refiere al matrimonio y asuntos relacionados con el matrimonio en el Sermón del Monte, las parábolas y su diálogo con los fariseos. Pablo, Pedro, Juan y otros autores del Nuevo Testamento se ocupan del tema. Obviamente, el matrimonio originado por Dios es tan importante para él que se refiere al tema una y otra vez. Él quiere que disfrutemos de su bendición y quiere protegernos de una vida de constante dolor debido a una sexualidad distorsionada.
¡El plan edénico de Dios para la sexualidad es realmente hermoso, gozoso y maravilloso! Aunque ahora estamos en un mundo caído, la Biblia invita a hombres y mujeres a experimentar este hermoso plan. Dios es el autor supremo del amor, y anhela hacer que su santa llama arda cada vez más en cada corazón y en cada hogar.