¿Quién escribió los libros del Pentateuco?

P. David Merling 

El término “Pentateuco” es el nombre académico de los cinco libros de Moisés: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. El término deriva de dos palabras griegas, las cuales traducidas en forma sencilla significan “cinco libros”.Lamentablemente, no hay declaración bíblica específica que en forma inequívoca manifieste quién escribió el Pentateuco. Sin embargo, las tradiciones judía y cristiana atribuyen el Pentateuco a Moisés. Por ejemplo Josefo, el historiador judío del siglo I, quien al hablar de los libros del AT dice: “Cinco son de Moisés, y contienen las leyes y la narración de lo acontecido desde el origen del género humano hasta la muerte de Moisés”.1 

Opinión liberal o histórico-crítica – Si bien judíos y cristianos por igual sostuvieron hasta el siglo XIX que Moisés fue el autor del Pentateuco, los eruditos histórico-críticos han enseñado en los últimos 200 años que los libros del Pentateuco fueron compilados de fuentes diversas. Por ejemplo, debido a cierto número de “dobletes” (dos diferentes informes del mismo relato en el Pentateuco; p. ej., dos relatos de la creación en Génesis 1 y 2), creen que siempre que encontramos dobletes del mismo relato en el Pentateuco es que fueron escritos por diferentes autores. 

Estos eruditos creen que los diferentes autores de los libros del Pentateuco usaron diferentes nombres de Dios. De aquí que se refieran a un autor como el Yahvista, por usar el nombre Yahvé (Gén 2:4; 7:1, CI). Supuestamente este escribió en el siglo IX a.C. Otro autor, el Elohista, que usó el nombre Elohim(Gén1:1;8:1,CI),escribió 100 años después del Yahvista,nos afirman. Se atribuye el libro del Deuteronomio a un autor de tiempos de Josías (siglo VII a.C.), y mucho de Levítico así como otros materiales “sacerdotales” se piensa que fueron escritos por sacerdotes del templo de Jerusalén en los siglos VI y V a.C. No hay ningún consenso entre estos eruditos acerca de quién escribió qué ni cuándo, y con el tiempo se han desarrollado muchas hipótesis al respecto.2 

Estas hipótesis han mostrado ser mayormente especulativas y faltas de armonía con lo que sabemos de la literatura del Antiguo Cercano Oriente. Por consiguiente, muchos cristianos continúan sosteniendo la autoría mosaica del Pentateuco.3 Como se verá más abajo, la evidencia bíblica apoya este punto de vista. 

Testimonio del propio Pentateuco - Dentro del Pentateuco, el único de quien se dice que escribiera algo para uso futuro, aparte de Dios mismo (Éxo. 34:1), fue Moisés (Éxo. 24:4; 34:28; Núm. 17:2, 3; Deut. 31:9, 22). Además, Dios mandó a Moisés que escribiera información en un libro (Éxo. 17:14). De ese modo, hacia el final de sus peregrinaciones, los israelitas disponían de un “Libro de la Ley” para referencia, admonición y orientación (Deut. 28:61; 29:20, 21; 30:10; 31:26). 

Que Moisés estuviera eminent-mente preparado para escribir una obra como el Pentateuco está atestiguado por las siguientes precondiciones:

(a) Educación: “En la corte del faraón, Moisés recibió el más alto adiestramiento civil y militar” (PP 250; Hech. 7:22), lo que a todas luces incluía la habilidad de escribir.

(b) Tradición: Recibió las tradiciones de la historia hebrea precedente y, mientras cuidaba de las ovejas en Madián, escribió Génesis bajo la inspiración del Espíritu Santo (PP 256).

(c) Familiaridad geográfca: Moisés poseía un conocimiento íntimo del clima y la geografía de Egipto y Sinaí, tal como lo manifesta el Pentateuco.

(d) Motivación: Como fundador de la nación israelita, tenía gran incentivo en proveerla con fundamentos morales y religiosos concretos.

(e) Tiempo: Cuarenta largos años de peregrinación en el desierto de Sinaí le proporcionaron amplia oportunidad de escribir el Pentateuco. 

Que los cinco primeros libros de la Biblia pertenecen a un mismo grupo, formando una sola unidad, es claro por los mismos libros. Génesis comienza con la creación y termina con José, su último héroe, muerto y sepultado en Egipto (50:26). Dadas las múltiples promesas hechas a Abraham de que él y su descendencia heredarían la tierra de Canaán (p. ej., 13:15; 15:18; 17:8), este giro de los acontecimientos es inesperado. Ningún lector en el Antiguo Cercano Oriente se quedaría satisfecho con su héroe sepultado y abandonado en un país extranjero, mucho menos cuando la línea narrativa prometía al lector y a sus antepasados una patria propia. Tal final incompleto requiere la pregunta: “¿Qué sucedió después?” 

Éxodo es la respuesta parcial a esa pregunta del Génesis. Por otra parte, Éxodo ofrece su propio drama con la espectacular vinculación de Israel con Jehová mediante el pacto sinaítico. Sin embargo Éxodo no concluye la historia de los huesos de José, los cuales fueron llevados de Egipto con los israelitas (Éxo. 13:19), y además crea sus propias preguntas sobre el culto israelita. En la última sección, Éxodo describe el armado del tabernáculo israelita, pero se le da al lector muy pocos detalles sobre el culto a Jehová implicado en los relatos del éxodo (ver el problema del becerro de oro y el consiguiente castigo en Éxo. 32). Sin los detalles más completos de Levítico uno podría preguntarse por qué el becerro de oro no encajaba dentro del sistema de culto israelita. Además, cuando el relato de Éxodo termina, deja la “gloria de Jehová” y el tabernáculo de la reunión en el desierto (Éxo. 40:34-38). 

Levítico reanuda el relato donde lo deja Éxodo, en el desierto, junto a la tienda de la reunión, y dedica la mayor parte de sus capítulos a explicar la santidad y los deberes de los sacerdotes en el culto a Jehová. El libro de Números encuentra a los israelitas todavía allí, en el desierto, y a Moisés en la tienda de la reunión (1:1). Buena parte de Números relata el viaje, entremezclado con problemas ceremoniales (p. ej., Núm. 28 al 30) que eran de esperar en este viaje, finalizando con aspectos preparatorios de la posesión y habitación en la tierra prometida. Dicho esto, al final del libro de Números los israelitas están acampados en Moab frente a Jericó, que está en el borde de la tierra prometida. Desde este punto de vista, el sermón de Moisés (Deuteronomio) es una muy apropiada recitación de la historia del éxodo, una exhortación ala fidelidad y una despedida final. Hasta podemos imaginarnos a Moisés, mientras predica su sermón deuteronómico, con el rollo del Pentateuco en una mano, y con la otra mano, extendida, exhortando a la fidelidad de los israelitas.

Con el agregado de algunos detalles en el libro de Josué, la historia de los israelitas –que dejan su patria, sirven como esclavos en el extranjero, son salvados de Egipto por un éxodo poderoso y ligados a Dios por la experiencia pactual, vagan por el desierto y por fin recuperan su patria–, la cual comenzó en el Pentateuco, queda completa. Inclusive el asunto de qué pasó con los huesos de Josué finaliza adecuadamente ( Jos. 24:32). Ninguna parte de la historia israelita, ningún libro del Pentateuco, podría ser dejado de lado sin afectar el sentido y la totalidad de la historia general de los orígenes de Israel.

Por consiguiente la razón más probable por la cual el Pentateuco está dividido en cinco libros sería su situación temática e histórica, y no una variedad de autores. En su totalidad es un relato único con un único autor. Que el escritor pasara mayormente por alto la cuestión de autoría implica que, cuando se completó la obra, todos sabían quién era el autor. De hecho, si la obra hubiera sido fraudulenta, los falsos asertos de autoría hubieran estado a la vista.

Testimonio del libro de Josué Una de las mejores evidencias de que Moisés es el autor del Pentateuco está sugerida por la omnipresencia de Moisés en el libro de Josué. Más de 50 veces en sus 24 capítulos el libro de Josué conecta a Moisés con los mandamientos o la ley de Dios ( Jos. 1:1, 3, 5, 7, 13-15, 17; 3:7; 4:10, 12, 14; 8:31-33, 35; 9:24; etc.). Después de la muerte de Moisés, Dios dijo a Josué:

“Solo te pido que tengas mucho valor y firmeza para obedecer toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella para nada; solo así tendrás éxito dondequiera que vayas. Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito” ( Jos. 1:7, 8, NVI).

Entre otras cosas, estos versículos sugieren que Josué tenía fácil acceso al “libro de la ley”, lo cual implica que lo que Moisés había escrito era para que Josué –y otros líderes futuros– pudieran consultarlo. La orden de que estas palabras no debieran apartarse de su boca ( Jos. 1:8, RVR 95) significa obviamente que José tenía de estudiar continuamente los escritos de Moisés con el fin de constituirlo una guía para sus decisiones como líder y maestro de Israel.

Ninguna parte de la historia israelita, ni libro alguno del Pentateuco, podría ser dejado de lado sin afectar el sentido y la integridad del relato de los orígenes de Israel.

En los libros Éxodo, Números y Deuteronomio, los cuales muestran a Moisés dirigiendo a Israel, Josué está presente para testificar la contribución de Moisés a la ley israelita (Éxo. 24:13; Núm. 27:22, 23; Deut. 34:9). Si hubiera alguna duda en cuanto a la contribución de Moisés, Josué, después de la muerte de Moisés, podría haber esclarecido los detalles. Sin embargo, a pesar de la multiplicidad de referencias a Moisés en el libro de Josué, impresiona al lector la unanimidad de la atribución a Moisés, por parte de Josué, de la autoría del libro de la ley.

Entonces, el experto en los escritos y la autoría del Pentateuco fue Josué, testigo ocular de muchos de los acontecimientos descritos en el Pentateuco mientras se desarrollaban, y fue a él a quien Dios exhortó a que estudiara cuidadosamente el Pentateuco. El libro de Josué es también el que tiene mayor número de referencias a Moisés y al Pentateuco.

Testimonio del resto del AT – En el resto del AT continúa el énfasis sobre la autoría mosaica del Pentateuco. La voz del editor de Jueces conecta los mandamientos de Dios a los escritos de Moisés. Dios usó los países circundantes “para poner a prueba a los israelitas, a ver si obedecían sus mandamientos, que él había dado a sus antepasados por medio de Moisés” ( Juec. 3:4).

El autor de Jueces consideró a Moisés como el único escritor que proveyó “los mandamientos de Jehová” y cuya obra gozaba de suficiente autoridad como para que Dios la utilizara como prueba de fidelidad. Tales sentimientos aparecen también en Reyes y otros libros del AT (1 Rey. 2:3; 2 Rey. 14:6; 21:8; Esd. 6:18; Neh. 13:1; Dan. 9:11; Mal. 4:4). Es imposible exagerar la importancia de que ningún otro escritor fuera de Moisés aparece en la Biblia relacionado con los libros del Pentateuco.

Testimonios de Jesús y los discípulos – Jesús claramente relacionó a Moisés con la Ley. Por tiempos del NT, los judíos habían dividido el AT en tres secciones principales: la Ley (Pentateuco), los Profetas y los Escritos. Jesús reconoció las tres divisiones:   “Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos [el primer libro de los Escritos]” (Luc. 24:44, LPD). En otra ocasión, ante un auditorio sorprendido, Jesús dijo: “¿No les ha dado Moisés la ley a ustedes? Sin embargo, ninguno de ustedes la cumple” (Juan 7:19, NVI). Además, Jesús citó cuatro libros del Pentateuco atribuyéndolos específicamente a Moisés como su autor (Mar. 12:26 cf. Éxo. 3:6; Mar. 1:44 cf. Lev. 14:1-32; Juan 6:31, 32 cf. Núm. 11:7-9; Mar. 12:19-26 cf. Deut. 25:5).

Los apóstoles y la iglesia cristiana primitiva siguieron el ejemplo de Jesús, indicando a Moisés como autor del Pentateuco. (Luc. 2:22; Juan 1:45; Hech. 3:22; 13:39; 28:23; Rom. 10:5; etc.). Por parte de ellos no hay ninguna insinuación de que se conociera algún otro escritor para el Pentateuco. Ver la página 176 para un tratamiento del tema de la autoría de Deuteronomio 34. 

Resumen – El Pentateuco implica que Moisés fue su autor. Además, Josué, testigo del éxodo y los eventos que lo rodearon, atribuye a Moisés la escritura del Pentateuco. El resto del AT sigue a Josué. Jesús mismo y sus discípulos también atribuyen la autoría del Pentateuco a Moisés. Por tanto, la conclusión a la que debemos llegar, si usamos los materiales bíblicos como nuestra guía, es que Moisés fue el autor del Pentateuco.