“1 Habló Jehová a Moisés y a Aarón, y les dijo: 2 ‘Hablad a los hijos de Israel y decidles: Estos son los animales que comeréis de entre todos los animales que hay sobre la tierra’ “.
Levítico 11:1, 2.
Dos son las objeciones principales contra la observancia de las leyes alimentarias mosaicas respecto a los animales limpios e inmundos: (1) Es arbitrario elegir solo la pureza de las especies animales y descuidar otras leyes de limpieza, como la inmundicia de la mujer (Lev. 12). (2) Se dice que el NT explícitamente anula las leyes que reglamentan los alimentos limpios e inmundos. Por eso muchos cristianos creen que no tienen obligación de observar esas reglas alimentarias.
Inmundicia de los animales – En respuesta a estas objeciones existe un conjunto de razones para demostrar la continua validez de las instrucciones alimentarias:1
1. La principal fundamentación de la distinción entre alimentos limpios e inmundos es que Dios es santo y llama a su pueblo a la santidad (Lev. 11:45: 1 Ped. 1:15, 16).
2. Un estudio comparativo de los distintos tipos de inmundicia en el Pentateuco indica que la impureza de los animales es una categoría especial y única. Las dos categorías básicas de inmundicia pueden ser diferenciadas del siguiente modo:
a. La inmundicia de los animales inmundos es permanente, natural, hereditaria, no cultual y, por tanto, universal (Gén. 7:2, 3; Lev. 11:1-47; 20:25, 26; Deut. 14:3-21), mientras que el otro tipo de inmundicia es adquirida, temporaria y ceremonial (Lev. 5:1-13; 11:24-40; 12:1-8; 13:1-46; 15:1-33; 16:26-28; etc.).
b. La impureza de los animales inmundos no es contagiosa. Los animales no pueden causar o transmitir la inmundicia. Ningún animal inmundo que esté vivo pertenece a ninguna de las seis fuentes de inmundicia contagiosa: cuerpos de animales muertos, cadáveres humanos, enfermedades cutáneas, moho (lepra en las paredes) y secreciones sexuales (sangre menstrual o semen).
c. Tocar o llevar un animal inmundo [vivo] no resulta en la exclusión de las actividades sociales o religiosas, tales como visitar el templo o adorar en el Santuario.
d. No se hace provisión para limpiar a los animales inmundos. No hay remedio que elimine este tipo de inmundicia; es imposible purificarla o curarla.
e. No hay penalidad por la desobediencia a estas prescripciones alimentarias. Sin embargo, la ausencia de penalidad no significa que pueden tomarse livianamente. Estas prescripciones pertenecen a la categoría de pecados por los cuales no hay expiación ritual en el Santuario.
f. Estas leyes alimentarias no están relacionadas con los servicios del Santuario terrenal del AT ni con la presencia visible de Dios (la Shekinah) entre su pueblo.
g. El origen de estas leyes alimentarias es premosaico (Gén. 7:2, 3) y por tanto mucho más antiguo que las leyes sobre otros tipos de inmundicia.
h. Las reglas alimentarias del Pentateuco son también aplicables al peregrino y extranjero (heb. [gēr]). De todo el cuerpo de normas de pureza en Levítico 11-15, solo las reglas alimentarias son aplicables al peregrino por medio de la ley de caza, la cual regía tanto para los israelitas como para los extranjeros (Lev. 17:13; v. a. Gén. 9:4; Lev. 7:17, 18).
3. El fuerte llamado a la santidad en Levítico está en armonía con la poderosa exhortación de Pedro a los cristianos. La razón que da Pedro para seguir la santidad (1 Ped. 1:15, 16) deriva de este pasaje que trata de las leyes alimentarias (Lev. 11:44, 45).
4. La estrecha relación entre las prohibiciones alimentarias, las advertencias contra la idolatría y la prohibición de toda conducta inmoral (las tres son llamadas [tô’ēbāh], “abominación”, en Lev. 18:22; Deut. 7:25; Esd. 9:1) es señal de que estas son cuestiones morales que continúan en la era del NT (ver Hech. 15:20; Eze. 33:25, 26).
Las leyes alimentarias son mucho más antiguas que las leyes que conciernen a otros tipos de impureza (Gén. 7:2, 3).
5. Las leyes mosaicas forman un mosaico, o sea un cuadro completo y coherente. No podemos descartar ciertas leyes solo porque están presentes en el Pentateuco (como, p. ej., las leyes contra la idolatría, la prostitución, la homosexualidad o el incesto). ¡Los dos grandes mandamientos están tomados de la misma fuente (Deut. 6:5; Lev. 19:18)!
6. El aspecto sanitario también debe tomarse seriamente, aun cuando la cuestión principal no es la salud sino la santidad.
7. La legislación alimentaria no está abrogada en el NT. No hay nada tipológico ni simbólico en la naturaleza de las reglas sobre los alimentos limpios o inmundos que señale a Jesucristo como su cumplimiento final. Por el otro lado, las ordenanzas sobre el sistema ceremonial perdieron su validez con la llegada de la realidad que ellas preanunciaban (ver Dan. 9:27; Efe. 2:15).
El NT y la carne inmunda – Para poder interpretar correctamente los pasajes del NT con instrucciones alimentarias debe diferenciarse entre dos términos griegos: ἀκάθαρτος [akáthartos], “inmundo”, el cual refleja la enseñanza del AT, y κοινóς, [koinós], “común” (o sea, “público”, “contaminado”), el cual indica el concepto específicamente rabínico adoptado en el período intertestamentario y que se conoce como “contaminación por asociación”. Se creía que si algo limpio tocaba algo que fuese impuro, aunque solo fuese en potencia, quedaba koinós, contaminado.
Marcos 7 no habla de comer alimentos inmundos sino de comer con manos contaminadas.
Visto desde esta perspectiva, Marcos 7:18 y 19 no habla de comer alimentos inmundos, sino de comer con las manos sin lavar.2 Cristo contrasta la tradición de los ancianos con la ley bíblica, y subraya la diferencia entre la contaminación física y la espiritual. El peligro para la pureza de la mente/el corazón es más importante de lo que entra en el estómago.
Pedro pensó que no podía comer de los animales porque aún los animales limpios quedaban contaminados por asociación con los inmundos (enseñanza rabínica, no bíblica; Hech. 10:14). Dios le pidió a Pedro que dejara de llamar koinós a los animales limpios; o sea, considerarlos contaminados por asociación. Esto significaba que él, como judío, tenía que dejar de considerarse contaminado por asociación con los gentiles (ver Hech. 10:28; 11:12).
Puede verse la confirmación de la validez de las reglas alimentarias mosaicas en Hechos 15 a través de la prohibición de comer sangre. Es altamente significativo que los cuatro asuntos decididos por el concilio de Jerusalén (Hech. 15:20, 29) se encuentran en el mismo orden que en Levítico 17 y 18, y todos ellos son aplicables al extranjero y peregrino (ver Lev. 17:8, 10, 12, 13, 15; 18:26): (1) Alimento ofrecido a los ídolos (Lev. 17:3-9). (2) Prohibición de consumir sangre (Lev. 17:10-14). (3) Abstención de la carne de los animales estrangulados (Lev. 17:15, 16). (4) Abstención de la inmoralidad sexual (Lev. 18:1-30). A la luz de Levítico 17:10-14, estos decretos apostólicos incluyen implícitamente la legislación sobre alimentos limpios e inmundos (ver especialmente Lev. 17:13).
“Es históricamente inimaginable para un número creciente de estudiosos de Nuevo Testamento que Jesús haya enseñado en contra de las leyes alimentarias de la Torá” (David J. Rudolph, “Jesus and the Food Laws: A Reassessment of Mark 7:19b” [Jesús y las leyes de la alimentación. Una revaloración de Marcos 7:19b], The Evangelical Quarterly 74.4 [2002]:293).
“La ruptura que trajo Jesús no se demuestra en relación con la doctrina fundamental del Antiguo Testamento sino en contraste con el formalismo de los escribas y fariseos de su tiempo” (René Péter-Contesse, “Levitique 1-16” [Levítico 1-16], Commentaire de l’Ancien Testament [Comentario del Antiguo Testamento], 3ª ed. [Génova: Editions Labor & Fides, 1993], p. 178).
En Romanos 14 y 1 Corintios 8:10 Pablo explica que la carne ofrecida a los ídolos no está contaminada por su contacto con los ídolos. El contacto del alimento con los ídolos no cambia nada, porque el ídolo no es nada. Por esta razón, declara que ningún alimento está contaminado (koinós) en sí mismo (Rom. 14:14). Nótese que Pablo no usa la palabra inmundo (akáthartos).
Conclusión – No es arbitrario tomar seriamente la inmundicia de los alimentos, porque pertenece a una categoría diferente. Ningún pasaje del NT, tomado en su contexto, apoya la idea de que las reglas alimentarias de lo limpio e inmundo han sido abolidas. Tal posición no es sustentable o verificable.
Los cristianos no ganan la salvación ni el favor de Dios porque observan los principios alimentarios. Lo hacen simplemente como expresión de fidelidad a Dios. Al no consumir lo que Dios prohibió, los seres humanos expresan profundo respeto por su Creador. Así nuestra mesa se transforma en un testigo silencioso de nuestra lealtad a nuestro Dios creador. Tomar seriamente su revelación es un modo de celebrar el don divino de la creación.
Jiří Moskala
El Santuario del Antiguo Testamento.
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1 Para un estudio detallado, ver Jiří Moskala, The Laws of Clean and Unclean Animals in Leviticus 11: Their Nature, Theology, and Rationale. An Intertextual Study [Las leyes de los animales limpios e inmundos en Levítico 11: Su naturaleza, teología y racionalidad. Un estudio intertextual], Adventist Theological Society Dissertation Series [Colección de Disertaciones de la Sociedad Teológica Adventista], t. 4 (Berrien Springs, MI: Adventist Theological Society, 2000); v. a. Gerhard F. Hasel, “Clean and Unclean Meats in Leviticus 11: Still Relevant?” [Alimentos limpios e inmundos en Levítico 11: ¿Todavía son relevantes], Journal of the Adventist Theological Society 2.2 (1991):91-125.
2 Ver el artículo sobre Marcos 7:19 en este libro.