Grenville J. R. Kent
“13 ¿Por qué me has engañado?, pues tú eres Saúl. Y el rey le dijo: No temas. ¿Qué has visto? Y la mujer respondió a Saúl: He visto dioses que suben de la tierra. 14 Él le dijo: ¿Cuál es su forma? Y ella respondió: Un hombre anciano viene, cubierto de un manto. Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el rostro a tierra, hizo gran reverencia”. 1 Samuel 28:13, 14, RVR 60.
El relato en 1 Samuel 28 es usado por quienes apoyan la teoría de la inmortalidad del alma para argumentar que Samuel apareció y habló después de su muerte; por tanto, todos los humanos son conscientes después de su muerte. Este capítulo ha tenido dos principales interpretaciones:
Esta opinión aparece por primera vez en el libro apócrifo Eclesiástico (Sirácida), 46:13-20, cerca del año 180 a.C. Algunos vieron a Samuel como un espíritu desencarnado, aunque Agustín de Hipona (354-430) y otros opinaron que Samuel llegó como una persona completa, resucitada, con un cuerpo como el de Jesús después de su resurrección, o como el de Moisés en la transfiguración.1 Por tanto, la creencia de que Samuel realmente se hizo presente no requiere creer que lo hizo como un espíritu desencarnado o que todas las almas desencarnan después de la muerte. Sin embargo el argumento de que Samuel apareció en verdad hace surgir serios problemas: ¿Pudo una médium realmente interrumpir el reposo del fiel profeta de Dios? ¿Envió Dios realmente un mensaje profético a través de una médium, fuente condenada (Deut. 18:10; Lev. 20:6), especialmente cuando al mismo tiempo le rehusaba a Saúl guía divina mediante los métodos aprobados por Dios (1 Sam. 28:6)? Algunos ven en esta médium un digno ejemplo del ministerio de la mujer, “ofreciendo guía espiritual y revelación”,2 pero tal interpretación establecería un precedente peligroso de esperar sabiduría divina mediante los médiums de hoy (ver 1 Tim. 4:1; 2 Tes. 2:8-11).
Tertuliano (155-220) y otros Padres de la Iglesia enseñaron que un demonio o Satanás mismo se hizo pasar por Samuel para engañar a Saúl. Esta segunda manera de ver el texto encaja mejor en él.
Sabemos por la Biblia que Saúl era vulnerable a lo demoníaco (1 Sam. 16:14-16, 23; 18:10; 19:9). Samuel lo amonestó respecto del “pecado de adivinación” o brujería (heb. קסם [qesem], 1 Sam. 15:23), pero Saúl le pidió a la médium que le adivinase (heb. קסם [qāsam], 1 Sam. 28:8; este término generalmente se usa en relación con adivinos paganos: Núm. 22:7; Jos. 13:22; 1 Sam. 6:2).
Prácticas paganas en Endor – Endor era probablemente un asentamiento cananeo, no israelita (Jos. 17:11-13), y descubrimientos arqueológicos recientes muestran que la religión cananea incluía el culto a los antepasados usando rituales muy semejantes a los que la mujer celebrara para Saúl. Una tablilla ugarítica describe un ritual para conjurar y evocar a los antepasados fallecidos, incluyendo al rey muerto recientemente, para bendecir al nuevo rey.3 Se creía que esos antepasados, “reyes muertos y deificados de Ugarit”,4 se habían transformado en dioses en el mundo de abajo y, por tanto, eran llamados “Elohim”, exactamente la misma palabra que la médium de Saúl usó para designar a los “dioses” que dijo que ascendían de la tierra (1 Sam. 28:13).
Muchos comentadores pasan por alto que en hebreo la médium usa el término Elohim en plural (yuxtapuesto a un participio en plural, “suben”, 1 Sam. 28:13). Esta construcción gramatical plural corresponde a la manera de hablar de los politeístas (cf. 4:8; 17:43), la cual contempla diferentes dioses. Samuel pasa por alto el plural y se centra en Samuel: “¿Cuál es su forma?” La mujer ahora copia el singular de Saúl: “Un hombre anciano viene” (participio singular, 28:14). Le dice a Saúl lo que este quiere oír pues está temerosa, ya que Saúl ha eliminado a sus colegas ocultistas (28:3). La aparición quesu conjuro evoca usa el nombre de Jehová siete veces, pero decir “Señor, Señor” no prueba nada: era costumbre de los politeístas tolerar las religiones mixtas (cf. Éxo. 32:4, 5).
La mujer da de comer a Saúl, lo que le ganó la aprobación de muchos comentadores por su bondad, pero el autor bíblico describe la matanza del animal no con el verbo “matar para comer, carnear” (טבח [ṭābaḥ]; cf. 1 Sam. 25:11) sino con el de “matar, degollar para sacrificio” (זבח [zābaḥ]).5 Lo que ella está realizando es un acto de “degüello ritual cultual”.6 La pasada apostasía de Israel incluía comer de los sacrificios a los muertos, los “Elohim” ante quienes se postraban (Núm. 25:1-3; Sal. 106:28) con desastrosos resultados. Por tanto, su aparente bondad en realidad llevaba a Saúl a un acto de adoración pagana. Esto puede explicar por qué al principio Saúl se negaba a comer (28:23).
“Dios permitió al demonio corresponder a la apariencia y asumir la forma de Samuel, para que aquellos que no reciben el amor de la verdad sean entregados a fuertes convicciones de error y crean a la mentira [...] No debiera extrañar que el diablo, por permiso de Dios, sea capaz de darse por Samuel, porque puede transformarse en ángel de luz. Ni es extraño que se le permitiera hacerlo en esta ocasión para que Saúl fuera arrastrado a la desesperación consultando al diablo, ya que no quiso de manera correcta consultar a Jehová, lo que le hubiera dado esperanza” (Matthew Henry, comentario bíblico sobre 1 Samuel 28:7-14 [edición online: http://www.blueletterbible.org/commentaries/comm_view.cfm?AuthorID=4&contentID=899&commInfo=5&topic=1 Samuel]).
Aumenta el castigo de Saúl – Este supuesto “Samuel” aumenta en forma masiva el castigo de Saúl por los antiguos pecados que ya habían sido tenidos en cuenta. El sacrificio desautorizado de Saúl (1 Sam. 13:10-14) y su toma de despojos (15:13-35) ya habían sido castigados quitándole su realeza, pero ahora “Samuel” agrega que será entregado a los filisteos, junto con el ejército israelita, y que a la mañana siguiente Saúl y sus hijos “estarán conmigo” (28:19, LPD). Si no se mencionan nuevas ofensas, ¿por qué habría de aumentar Dios el castigo de Saúl? El mensaje parece calculado para doblegar a Saúl con culpabilidad y temor, aplastando toda posible esperanza o arrepentimiento. Al día siguiente Saúl cometió suicidio (31:4, 5). ¿Armoniza este mensaje conel carácter de Dios? Aún los reproches más fuertes de Dios implican un evangelio de gracia y esperanza mediante el arrepentimiento.
Sospechosamente, también, este “Samuel” cita las palabras de Samuel pero nunca reprocha a Saúl el pecado de adivinación que el verdadero Samuel había condenado (1 Sam. 15:23; cf. 28:8) y que fue el pecado fatal de Saúl (1 Crón. 10:13, 14).
Predicciones inexactas – La predicción de la mujer también contiene inexactitudes. Saúl no fue entregado a los filisteos, sino que se suicidó; y su cuerpo, si bien fue tomado, después fue recuperado por los habitantes de Jabes de Galaad (1 Sam. 31:12, 13). Además, no todos los hijos de Saúl murieron al día siguiente; pocos capítulos después aparece Isboset, el hijo de Saúl (2 Sam. 2:8-10). En contraste, el verdadero Samuel pronunciaba la palabra de Dios con exactitud (1 Sam. 3:19-21).
También este “Samuel” dijo: Saúl y sus hijos “estarán conmigo” (1 Sam. 28:19); pero ¿dónde? ¿Qué concepto del más allá puede colocar a un rey impío y a un profeta piadoso en el mismo lugar? No es esta la doctrina tradicional del Cielo y el infierno, ni la coherente descripción del NT acerca del sepulcro y del Cielo y el infierno. La médium nos diría: en el Seol, el inframundo, a donde van todas las almas. Pero su concepción del mundo no es la de la Biblia.
Ni Saúl ni la mujer vieron al verdadero Samuel – Algunos objetan que el texto dice: “Saúl conoció/entendió que era Samuel” (1 Sam. 28:14). Pero Saúl yacía rostro en tierra, sin ver nada y dependiendo de la descripción que hacía la médium. Se usa el término “conocer” (heb. עד [yāda‘]) para denotar percepciones (“comprendió” Saúl, RVR 95) o creencias que pueden ser erróneas. Por ejemplo, en 1 Samuel 4:6 los filisteos “supieron” (yāda‘) que un dios había venido al campamento israelita, cuando en realidad se trataba del arca.
Pero ¿y qué de la descripción según la cual la mujer estaba “viendo [...] a Samuel” (28:12)? No cabe duda de que estaba visualizando a Samuel, pero eso no prueba que él estuviera presente. El narrador nos informa que, desde su punto de vista, algunos israelitas [huyeron] “viendo que Saúl y sus hijos habían sido muertos” (31:7), aunque no todos habían muerto, y el narrador especifica que fueron solo tres (31:6). En forma similar el narrador informa desde el punto de vista de la mujer que “Samuel dijo a Saúl” (28:15, 16). Narrar desde el punto de vista de un personaje del relato es una técnica bien conocida que implica el “lenguaje de la apariencia”.7 Esta técnica se usó para describir al dios filisteo Dagón como si fuera una persona: “Dagón había caído postrado en tierra” (5:4), aunque por supuesto solo se trataba de un ídolo inerte de piedra. El narrador imita allí el punto de vista filisteo, y aquí, en la descripción de lo que vieron la mujer y Saúl, usa la técnica sutil de suspenso, haciendo que el lector sienta el poder del engaño, hasta que las muchas “luces de advertencia” en el texto nos hacen volver y leer con más cuidado cómo cayó finalmente Saúl.
Conclusión – De acuerdo con la Escritura, solo el Creador tiene poder para volver a levantar a los muertos (Juan 11:25; [5:25]), y Dios por cierto no iba a hacer caso a la médium de Endor, que estaba condenada por el decreto divino de muerte por practicar la brujería (Lev. 20:27). La escena en 1 Samuel 28 describe dramáticamente una sesión espiritista cananea, donde una médium promete “dioses que suben de la tierra” pero un demonio se hace pasar por Samuel para engañar a Saúl con el fin de que se sienta desesperadamente culpable, sin esperanza, y abandone a Jehová y su propia vida. El diablo, como se dice, está en los detalles.
Así como “Canaán” designaba toda la región palestina occidental, así también “cananeos” describía a sus habitantes preisraelitas sin identificar su raza. De los pueblos que vivieron en Palestina, los amorreos son los primeros en aparecer en el segundo milenio a.C. como inmigrantes de la Mesopotamia. Varias referencias en el AT parecen identificar el territorio amorreo con la tierra de Canaán (Gén. 12:5, 6; 15:18-21; 48:22), tradición reflejada en el siglo XVIII a.C. en las tablillas de Alalak, que describen a “Amurru” como parte del territorio sirio-palestino. Los textos de el-Amarna (XIV-XIII a.C.) indican que el reino amorreo de la región del Líbano estaba monopolizando el comercio costero, de modo que no sorprende encontrar referencias a amorreos y cananeos juntos en tiempos de Moisés y a lo largo de toda la edad de bronce posterior (c. 1550-1200 a.C.). La conquista israelita de Palestina rompió el poder de muchas ciudades-Estado cananeas y amorreas, mientras que el surgimiento de una confederación filistea en la costa sur de Palestina restringía todavía más el territorio específicamente cananeo. (Adaptado de la Baker Encyclopedia of the Bible [Enciclopedia Baker de la Biblia], 2 ts., W. A. Elwell, ed. [Grand Rapids, MI: Baker Book House, 1988], 1:406.)
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1 Ver Judas 9. Moisés y Elías son llamados “hombre”, no espíritus, en Lucas 9:28-33.
2 John Goldingay, Old Testament Theology [Teología del Antiguo Testamento], 2 ts. (Downers Grove, IL: Inter-Varsity Press, 2003), 1:604.
3 M. Dietrich, O. Lorenz y J. Sammartin, eds., Die Keilalphabetischen Texte aus Ugarit (Neukirchen-Vluyn: Neukirchener Verlag, 1976), 1.161. V. a. Bill T. Arnold, “Religion in Ancient Israel” [Religión en el Israel antiguo], The Face of Old Testament Studies: A Survey of Contemporary Approaches [El rostro de los estudios del Antiguo Testamento. Un repaso de las aproximaciones contemporáneas], David W. Baker y Bill T. Arnold, eds. (Grand Rapids, MI: Apollos, 1999), p. 415.
4 Dietrich, ibíd., 1.39:5.
5 F. Brown, S. Driver y C. Briggs, The Brown-Driver-Briggs Hebrew and English Lexicon [Léxico hebreo-inglés del Brown-Driver-Briggs] (Peabody, MA: Hendrickson Publishers, 1999 [1906]), p. 257.
6 J. Milgrom, “Profane Slaughter and a Formulaic Key to the Composition of Deuteronomy” [Sacrificios profanos y fórmula clave para la composición de Deuteronomio], Hebrew Union College Annual 47 (1976):1, 2; v. a. Pamela Tamarkin Reis, “Eating the Blood: Saul and the Witch of Endor” [Comer la sangre. Saúl y la pitonisa de Endor], Journal for the Study of the Old Testament [Revista para el Estudio del Antiguo Testamento] 73 (1997):16.
7 Basil F. C. Atkinson, Life and Immortality: An Examination of the Nature and Meaning of Life and Death as They Are Revealed in the Scriptures [Vida e inmortalidad. Un examen de la naturaleza y el significado de la vida y la muerte tal como los revela las Escrituras] (Taunton, MA: publicado por el autor, Goodman and Sons, s.f.), p. 33.