Ekkehardt Müller
“26 Dios los entregó a pasiones vergonzosas, pues aun sus mujeres cambiaron las relaciones naturales por las que van contra la naturaleza. 27 Del mismo modo también los hombres, dejando la relación natural con la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío”. Romanos 1:26, 27.
Mientras la mayoría de los cristianos sostiene que estos textos describen la homosexualidad y la rechazan en todas sus formas, considerándola un pecado, otros reconocen que el pasaje se refiere a la homosexualidad pero sugieren que la cuestión aquí es la idolatría y la pederastia, y que Pablo no pudo haber tomado en cuenta la orientación sexual tal como la conocemos actualmente. Más aún, se argumenta que la referencia a la naturaleza debería entenderse de la siguiente manera:
“Al describir la homosexualidad como ‘contra naturaleza’ (Rom. 1:26), Pablo no condena la orientación homosexual o cualquier relación mutua comprometida. En vez de ello, él condena la perversión de lo que viene naturalmente. Es ‘contra naturaleza’ para los homosexuales practicar la heterosexualidad o para los heterosexuales practicar la homosexualidad. Pablo no condena a las personas por haber nacido homosexuales, ni condena la orientación homosexual (inversión)”.1
El tema en Romanos 1:26 y 27 no es si Pablo se refiere a la homosexualidad y la considera un pecado. Que es pecado se da por supuesto. La cuestión es si la homosexualidad en Romanos 1 incluye todas las formas de homosexualidad y si tiene un alcance universal.
Homosexualidad en la época de Pablo – En la antigüedad no solo se conocía lo que se llama “homosexuales fortuitos” (personas que no son verdaderos homosexuales, tales como adolescentes y adultos que están aburridos de la heterosexualidad y se involucran con miembros del mismo sexo) y más probablemente “homosexuales situacionales” (personas que por la falta de encuentros heterosexuales recurren a actos homosexuales), sino que también tenían alguna idea/concepto de “homosexualidad constitucional” (homosexualidad que se considera permanente y puede ser parte de la constitución de algunas personas). La noción, por lo menos, de que una persona se siente atraída por el mismo sexo por causa de su constitución se halla en el mito andrógino de Platón:
“En este mito Platón explica que el hombre primitivo era dual. Tenía cuatro manos, cuatro pies, dos rostros y dos partes íntimas, es decir, como dos personas espalda con espalda, con sus rostros en direcciones opuestas. Algunas de estas criaturas primitivas duales eran masculinas en ambas partes, otras eran femeninas en ambas partes, y además otras (un tercer sexo) tenían una parte masculina y una parte femenina. Estas criaturas primitivas eran tan fuertes que se volvieron insolentes y atacaron a los dioses. Por causa de su continua insolencia, Zeus dividió a estas criaturas duales cuadrúpedas en criaturas bípedas. Un macho dual se transformó en dos machos, una hembra dual en dos hembras y el machohembra (andrógino) se transformó en un macho y una hembra. Sobre esta base explica los diferentes deseos sexuales que se manifiestan en la sociedad, porque cada criatura busca su género propio u opuesto, de acuerdo con su orientación original. Cuando partes duales se encuentran la una con la otra, se enamoran. Por medio de la creación de este mito Platón trata de explicar la atracción que algunos hombres y mujeres sienten hacia personas del mismo sexo”.2
Difícilmente sea posible que Pablo, que era un hombre educado y hasta citó a autores griegos (p. ej., Hech. 17:28; Tito 1:12), no hubiera conocido el mito de Platón y el concepto de homosexualidad innata. Por tanto, hay poca justificación para la opinión de que Pablo se estaba refiriendo solamente a la homosexualidadviolenta o explotadora o a la pederastia, y no a las relaciones permanentes, solícitas, de una pareja del mismo género, porque supuestamente no se conocían en su época.
A. C. Thiselton declara: “Pablo presenció a su alrededor ambas cosas: relaciones abusivas de poder o dinero y ejemplos de ‘amor genuino’ entre varones. No debemos pasar por alto el conocimiento ‘mundano’ de Pablo”.3
Naturaleza universal de la declaración de Pablo – El contexto de Romanos 1:26 y 27 es de naturaleza universal. En Romanos 1 Pablo señala que todos los gentiles son pecadores; presenta un catálogo de sus vicios (vers. 21-32). Puesto que sus oyentes judíos lo habrían aplaudido, Pablo hace notar en Romanos 2 que los judíos también son pecadores. Y en Romanos 3 concluye que todas las personas son pecadoras y que todas dependen de la gracia de Dios revelada en el sacrificio de Cristo a favor de nosotros. En Romanos 6 elabora su tesis de la vida pecaminosa sobre el hecho de que todos nosotros hemos sido esclavos del pecado, pero que en Jesús podemos ser libertados del pecado (6:18). El argumento de Pablo no se limita a la humanidad del siglo I d.C., sino que abarca a la gente de todas las épocas. Por consiguiente, la lista de vicios, que incluye la homosexualidad, no se limita a un período especial de tiempo sino que también es aplicable hoy. Siendo que Pablo no distingue diferentes formas de homosexualidad, parece rechazar todos los casos de acceso carnal del mismo sexo.
Homosexualidad y creación de Dios – El trasfondo de la disquisición sobre la homosexualidad en Romanos 1 es la creación. Romanos 1:20 se refiere a la creación del mundo y a las obras creadas por Dios. El argumento de Pablo es que Dios puede ser conocido por medio de su creación, pero que los gentiles, aun “habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios” (Rom. 1:21). Dios fue reemplazado por dioses que eran nada más que imágenes de seres creados, seres humanos y animales. La lista de criaturas y la referencia a una imagen en Romanos 1:23 es un eco de Génesis 1:24-26. Romanos 1:25 señala que los gentiles adoraron cosas creadas antes que al Creador. Más aún, Romanos 1:26 y 27 parece el eco de Génesis 1:27 al concentrarse en los mismos términos –“varón” (ἄρσην [ársēn]) y “hembra” (θῆλυς [thḗlus])– en lugar de usar “hombre” y “mujer”. Siendo que se refiere tan claramente a la creación en los versículos precedentes, la homosexualidad debe ser entendida en el contexto de la creación. “La idolatría y el acceso carnal del mismo sexo constituyen ambos un ataque a la obra del Creador en la naturaleza”,4 no importa de cuál forma de homosexualidad se trate. El registro de la creación expone el propósito de Dios para el hombre y la mujer: el matrimonio heterosexual monógamo (cf. Mar. 10:6-8).
Pablo selecciona las palabras – Romanos 1:26 y 27 declara que Dios permitió que las personas ejercieran su libre albedrío aun cuando el resultado sería vergonzoso y las llevaría a la autodestrucción. Después de describir el lesbianismo, se refiere a la homosexualidad masculina. La palabra griega χρῆσις [jrḗsis], “uso”, se halla en el NT únicamente en Romanos 1:26 y 27; en el contexto de Romanos 1, jrḗsis debe entenderse como relación sexual. La última parte del versículo 32 menciona el castigo que reciben estos pecadores.
El argumento de que en Romanos 1:26 y 27 las frases “el uso natural” y su opuesto “contra naturaleza” describen lo que es natural en un individuo, carece de fundamento. En ningún lugar se usa con tal sentido el término φύσις [fýsis] (“naturaleza”, “natural”). En la misma carta a los Romanos hallamos el sustantivo siete veces;5 no obstante, la frase παρὰ φύσιν [pará fýsin] (“contra naturaleza”) aparece solo dos veces (Rom. 1:26; 11:24). En 11:24 Pablo se refiere a un olivoque es silvestre “por naturaleza” (κατὰφύσιν [katá fýsin]). Las ramas fueron cortadas de este olivo silvestre e injertadas en el olivo cultivado “contra naturaleza” (pará fýsin). Así, katá fýsin (“por naturaleza”) significa estar en armonía con el orden creado. Por otro lado, pará fýsin (“contra naturaleza”) se refiere a lo que es contrario al orden requerido por el Creador.6 Este modo de entender se corresponde con Romanos 1, donde la creación es el trasfondo para el análisis de la idolatría, la homosexualidad y otros vicios. Aquí, las actividades y la conducta descriptas como “contra naturaleza” implican un juicio moral negativo. “La práctica homosexual es una violación del orden natural (tal como fue determinado por Dios)”.7 Esto incluye todas las formas de homosexualidad.
Las leyes contra la homosexualidad son universales – Aunque Pablo vivió mil quinientos años después que la ley fuera dada por medio de Moisés, obviamente la ley moral es –en su opinión– aplicable todavía en los tiempos del NT. La mención en el versículo 27 del acceso carnal entre homosexuales adultos se vincula con Levítico 18 y 20. Pablo hasta va un paso más allá al incluir la actividad sexual femenina del mismo género, la cual no es mencionada en el AT. Al abordar la objeción de que Romanos 1 “identifica una regla judía temporaria de pureza más bien que un principio moral universal”, J. B. De Young subraya con clarividencia: “Dios no puede condenar a los gentiles al castigo por quebrantar una ley judía de pureza”.8 Y siendo que Dios sí castiga a los gentiles (Rom. 1:27), las leyes de Levítico 18 y 20 deben tener una cualidad moral y ser de naturaleza universal.
El hecho de que Pablo añade el lesbianismo a la homosexualidad masculina apoya el punto de vista de que Pablo considera que todas las relaciones homosexuales son pecaminosas. “En la antigüedad, la relación sexual lesbiana normalmente no concordaba con el modelo pederasta masculino ni implicaba asociaciones cúlticas o prostitución”.9 No era explotadora. Por tanto, las parejas homosexuales no explotadoras sino solícitas deben ser incluidas entre los pecados mencionados en Romanos 1.
Que Pablo no estaba preocupado tanto con la coerción en una relación homosexual puede inferirse de Romanos 1:27: “...los hombres, dejando la relación natural con la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío”. Obviamente, en tal unión homoerótica ambos partícipes se desean el uno al otro. Ambos son responsables de sus actos y ambos reciben el castigo. Dios no es injusto como para castigar a un niño que ha sido forzado a actuar de mujer en una relación homosexual, por ser violado o por ser obligado a entrar en una relación de pederastia.
La homosexualidad en Romanos 1 no se limita a cierta época o cultura o a algunas formas homosexuales. El contexto universal de Romanos 1-3 muestra que es una conducta pecaminosa en cualquier época y en cualquier cultura.
Deducciones – Al señalar que todas las formas de homosexualidad constituyen pecado, nuestro pasaje nos advierte que no nos involucremos en tal conducta. Si ya estamos enredados en ella, se nos llama a abandonarla. En 1 Corintios 6:9-11 Pablo informa que algunos cristianos han experimentado un cambio tal. No obstante, Romanos 1 y su contexto no nos invitan a aborrecer, despreciar, censurar o ridiculizar a los pecadores. Todos hemos pecado y necesitamos la salvación que se nos ofrece por medio de Cristo.
Por tanto, como cristianos debemos respetar a todas las personas, sean heterosexuales u homosexuales, y reconocer que todos los seres humanos son criaturas del Padre celestial, pues él las ama y son valiosas ante sus ojos. Nos oponemos a escarnecer o maltratar a los homosexuales. Nos apartamos del pecado, pero amamos a los pecadores. Somos llamados a apoyar la prevención de la homosexualidad y ser solícitos con los homosexuales en diversas formas, que en algunos casos pueden incluir seguir el consejo de Jesús bosquejado en Mateo 18:15-20, con el fin de salvarlos para el reino de Dios (1 Cor. 5:1-5). Abogamos por la transformación y el crecimiento hacia el ideal de Dios; y además apoyamos a los que están luchando contra el pecado pero se esfuerzan en buscar a Dios.10
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1 James B. De Young, Homosexuality: Contemporary Claims Examined in the Light of the Bible and Other Ancient Literature and Law [Homosexualidad: Reivindicaciones contemporáneas examinadas a la luz de la Biblia y otros antiguos escritos y leyes] (Grand Rapids, MI: Kregel Publications, 2000), p. 10.
2 Ronald M. Springett, Homosexuality in History and the Scriptures [La homosexualidad en la historia y las Escrituras] (Silver Spring, MD: Instituto de Investigación Bíblica de la Asociación General, 1988), pp. 97, 98.
3 Anthony C. Thiselton, The First Epistle to the Corinthians, The New International Greek
4 Dan O. Via yRobert A. J. Gagnon, Homosexuality and the Bible: Two Views [La homosexualidad y la Biblia: Dos puntos de vista] (Minneapolis, MN: Fortress Press, 2003), p. 78.
5 Romanos 1:26; 2:14, 27; 11:21, 24, 24, 24.
6 Joseph A. Fitzmyer sugiere: “...en el contexto de los vs. 19-23, ‘naturaleza’ expresa para él [Pablo] el orden propuesto por el Creador, el orden que se manifiesta en la creación de Dios o, específicamente en este caso, el orden que se ve en la función de los órganos sexuales en sí mismos, que son establecidos para una expresión de amor entre hombre y mujer y para la procreación de hijos. Pablo ahora se refiere al intercambio desviado de esos órganos al usárselos pará fýsin” (“Romans” [Romanos], The Anchor Bible, t. 33 [Nueva York, NY: Doubleday, 1992], p. 286).
7 James D. G. Dunn, “Romans 1-8” [Romanos 1-8], Word Biblical Commentary, 38A (Dallas, TX: Word Books Publisher, 1988), p. 74.
8 De Young, p. 159.
9 Via y Gagnon, p. 50.
10 Cf. la declaración “La homosexualidad”, Declaraciones, orientaciones y otros documentos. Compilación 2010, Departamento de Comunicación de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2011), p. 71. Esta declaración fue votada por el Comité Ejecutivo de la Asociación General el 3 de octubre de 1999, en Silver Spring, Maryland, Estados Unidos.