Las fiestas israelitas y la iglesia cristiana

Ángel Manuel Rodríguez

Introducción

ALA ECONOMÍA israelita no solamente le interesaba la santidad del espacio, el tabernáculo y sus rituales, sino también la santidad del tiempo. Los seres humanos son criaturas de tiempo y espacio, y Dios tenía la intención de encontrarse con ellos en ambas esferas de su existencia. Esta preocupación por el tiempo se aborda mediante las diferentes festividades mencionadas en el Antiguo Testamento, particularmente el sábado. Dios se encontró con su pueblo en la esfera del tiempo sin limitarse exclusivamente al séptimo día. Dios escogió otros períodos de tiempo para que su pueblo adorara, celebrara y se regocijara ante su presencia. En este documento nos limitaremos a las principales festividades israelitas, examinaremos sus significados conmemorativos y tipológicos, y terminaremos con una discusión de su importancia para los cristianos.

Las Fiestas y sus significados conmemorativos y tipológicos

a. La Pascua

La Pascua fue instituida un poco antes de la salida de Egipto (Éxo. 12). Se incluye en la narración de Éxodo en conexión con la décima plaga. Esta era el juicio final de Dios sobre Egipto y podría haber afectado a los israelitas que habitaban allí. Cuando instituyó la Pascua, Dios tuvo la intención de proteger a los hebreos de los dolorosos efectos de la décima plaga. Esa noche todos los primogénitos en Egipto morirían.

Durante el 14 de Nisán, cada familia debería sacrificar un cordero sin mancha (Éxo. 12: 5, 21). Sus huesos habrían de quedar intactos. Los miembros de la familia consumirían la carne de la víctima durante la noche como una especie de ofrenda de paz (vers.27). Luego la asarían para comerla acompañada con panes sin levadura y hierbas amargas (vers. 8) y su sangre se salpicaría sobre los dinteles y umbrales de cada casa (vers. 22). Ese ritual de sangre indicaba que, en esa casa, se había entregado una vida en sustitución de la vida del primogénito de la familia. El Señor vería la sangre (vers. 13) y pasaría por alto esa casa, preservando la vida del primogénito de esa familia.

Mientras que en Egipto, todos los primogénitos fallecieron, entre los hebreos murió una víctima expiatoria. Mediante su sangre quedaron redimidos los primogénitos de Israel. La idea de expiación o propiciación no está explícita, pero los hebreos pudieron interpretar el ritual como si hubiera tenido alguna clase de fuerza expiatoria, en el sentido de que preservaba intacta su relación con el Señor al escapar de su juicio. Aunque originalmente Dios instruyó a los israelitas a ofrecer el sacrificio en sus propias residencias, una vez que entraran en Canaán tendrían que ofrecerlo en el santuario central (Deu. 16: 5, 6). Ahí, se arrojaba la sangre sobre el altar, así como la sangre de la mayoría de los sacrificios (2 Cro. 35:11).

La festividad conmemoraba la salida de Egipto y, al celebrarlo, cada generación, de cierta manera, vivía la experiencia del éxodo (Éxo. 12: 26; cp. Deu. 6: 21-25). Este evento lo percibían los israelitas como una expresión del modelo del poder redentor de Dios. Por lo tanto, cualquier acto redentor de Dios en el futuro se interpretaría tipológicamente en términos del éxodo conmemorado en la Pascua (p. ej. Isa. 48: 20, 21).

El Nuevo Testamento revela el significado tipológico de esta fiesta al identificar a Jesús con el cordero pascual (Juan 1: 36) que murió durante la celebración de la festividad pascual (19: 14), cuyos huesos no fueron quebrados (19: 36). Mediante su sangre se alcanzaba la redención, liberando a los seres humanos del poder de las fuerzas del mal de este mundo (Heb. 9: 12; 2: 14, 15). De hecho, Pablo consideraba a Jesús como la encarnación de la fiesta pascual en sí (1 Cor. 5: 8).

b. Fiesta del Pan sin Levadura

Esta fiesta estaba profundamente relacionada con la Pascua.Se celebraba del 15 al 21 de Nisán. Durante siete días los israelitas debían comer pan sin levadura y no podían tener levadura en sus hogares (Éxo. 12: 17-20,35; Lev23: 6-8). La fiesta recordaba el momento en que habían dejado Egipto con prisa, sin tener tiempo de leudar pan. El primero y el último día de la semana eran sábados ceremoniales. Era una de las tres fiestas de peregrinación en la que los israelitas dejaban sus hogares y viajaban al santuario (Deu. 16: 10). El significado tipológico de esta fiesta se encuentra en el Nuevo Testamento: la levadura es considerada como símbolo del pecado que no debe estar presente en el cristiano quien, mediante Cristo, se ha convertido en una «masa nueva» (1 Cor. 5: 7, 8).

c. Ceremonia de la Gavilla Mecida

Una vez que los israelitas entraran a Canaán, tendrían que llevar al Señor las primicias de la cosecha de la cebada (Lev.23: 10, 11) el 16 de Nisán, durante el segundo día de la fiesta de los panes sin levadura. En realidad, no era tanto una fiesta como una ceremonia dentro de una fiesta. Una gavilla de la cosecha debía mecerse ante el Señor en reconocimiento del hecho de que toda la cosecha pertenecía a él, y también como expresión de gratitud1. La presentación de las primicias es un símbolo de la resurrección de Cristo en el domingo de Pascua (16 de Nisán). Se lo ha descrito como el «primer lugar» de la resurrección escatológica de aquellos que le pertenecen (1 Cor. 15: 23). De hecho, «el cordero inmolado, el pan sin levadura, la gavilla de las primicias, representaban al Salvador»2.

d. Fiesta de las Semanas (Pentecostés)

Esta fiesta también se llama Pentecostés porque se celebraba 50 días después de la ceremonia de las primicias del 16 de Nisán (Lev. 23: 15-21). Era parte del calendario agrícola y consistía en llevar al Señor las primicias de la cosecha de cebada el 6 de Siván. La fiesta era una peregrinación celebrada en el santuario central (Deu. 16: 10). El 6 de Siván era un sábado ceremonial durante el cual, el pueblo se regocijaba ante el Señor por sus muchas bendiciones. «Como expresión de gratitud por el cereal que servía de alimento, se ofrecían al Señor dos panes cocidos con levadura. La fiesta duraba un solo día que se dedicaba al culto»3.

La fiesta también estaba asociada a la experiencia de Israel en el Sinaí cuando se estableció el Pacto. De acuerdo a Éxodo 19: 1, los israelitas llegaron al Sinaí en el tercer mes después de la salida de Egipto. El Pentecostés se celebraba durante el tercer mes del año. La celebración de la fiesta probablemente era una conmemoración o reafirmación del pacto entre Dios e Israel (cp. 1 Cró. 15: 10-13). Fue a causa del pacto que la nación de Israel comenzó a existir (Éxo. 19: 5, 6).

El Nuevo Testamento establece una clara conexión entre el Pentecostés y la iglesia cristiana. Durante la fiesta del Pentecostés los discípulos recibieron el bautismo del Espíritu Santo y la iglesia como tal llegó a existir como el nuevo pueblo de Dios (Hech. 2: 1-4). Fue entonces que se estableció el nuevo pacto (3: 25).No obstante, también señala una obra que se lleva a cabo en el santuario celestial: «El derramamiento pentecostal era la comunicación del cielo de que el Redentor había iniciado su ministerio celestial. De acuerdo con su promesa, había enviado el Espíritu Santo del cielo a sus seguidores como prueba de que, como sacerdote y rey, había recibido toda autoridad en el cielo y en la tierra, y era el ungido sobre su pueblo»4.

e. Fiesta de las Trompetas

Es la primera de las fiestas que se festejaban en otoño (Lev. 23: 23-25). Era celebrada durante el séptimo mes (1 de Tishri) como un día de descanso solemne, un sábado ceremonial.Aunque algunos creen que era una fiesta de año nuevo, el texto no enfatiza ese hecho. Se llama Fiesta de las Trompetas debido a que la celebración iniciaba con el sonido de trompetas. De hecho, «trompetas» no es precisamente la mejor traducción del término hebreo terû’ah, que parece designar el fuerte sonido del cuerno de carnero (shofar) en vez del sonido de una trompeta (hatsotsrah, cp. Núm. 10: 10; 29: 1).

Esta fiesta es descrita como recordatoria (Lev. 23: 24) pero no se nos dice qué debía conmemorar. Es posible que el propósito de la fiesta fuera recordar al pueblo que Dios era el creador y juez del mundo, como preparación para las ceremonias del Día de la Expiación. Esto lo sugieren algunos pasajes de Salmos que mencionan el sonido del cuerno y los «cantos de júbilo» ante el Señor (cp. Sal. 95-100). Algunos de esos salmos asocian la experiencia con un llamado a alabar a Dios como rey y juez del mundo (47: 5-7; 98: 6-9), y como creador y sustentador de su pueblo (100: 1-5)5.

En el Nuevo Testamento, la Fiesta de las Trompetas no se menciona explícitamente, por lo que identificar su significado tipológico es difícil. Sin embargo, Apocalipsis hace referencia a las siete trompetas que suenan antes de la consumación de la salvación, y que llegan a su fin con una visión del lugar santísimo en el templo celestial. «Así como la Fiesta de las Trompetas [...] llamaba al Israel de antaño a prepararse para la llegada del día del juicio, Yom Kipur, las trompetas de Apocalipsis resaltan especialmente la cercanía del Yom Kipur antitípico [...]. Las trompetas parecen abarcar la historia de la salvación como señales a lo largo de la era cristiana de que Dios “recordará a” (es decir, actuará a favor de) su pueblo, y como advertencias para los preparativos antes del día antitípico de expiación»6. Las trompetas describen a Dios como juez de la raza humana; envía juicios sobre los pecadores impenitentes antes de que el juicio final se lleve a cabo.

f. Día de la Expiación

El Día de la Expiación se celebraba durante el 10 de Tishri, pero a diferencia de las otras fiestas, era un día de ayuno para el pueblo de Israel (Lev. 23: 29); no era una festividad. Era un sábado ceremonial durante el cual no se podía realizar algún trabajo (vers. 28). Durante este día, el sumo sacerdote realizaba el servicio anual a favor de los israelitas.El santuario era purificado de todos los pecados, las transgresiones y las impurezas del pueblo de Dios (16: 16, 21, 30). Era un día de juicio en Israel.

El Día de la Expiación no se relaciona con algún evento en particular de la historia de Israel. Más bien, señalaba las acciones futuras de Dios del juicio y la purificación. Miqueas usa la terminología y la ideología del Día de la Expiación para describir la obra futura de Dios a favor de su remanente escatológico. Describe a Dios como quien perdona las «rebeliones» (7: 18; pešac = «rebelión» Lev. 16: 16, 21), «iniquidades» (7: 19; cawôn = «ofensa»; Lev 16: 21), y «pecados» (hatta’t = «pecado»; Lev 16: 21, 30). En ese momento el Señor se deshará de «todos nuestros pecados» (7: 19; Lev. 16: 21, 30), los quitará de su presencia y mostrará su amor inquebrantable por el remanente (7: 20).

Las visiones apocalípticas de Daniel señalan hacia un momento en que el santuario será purificado justo antes de que Dios establezca su reino sobre la tierra (8: 13, 14). Esto sugiere que el Día de la Expiación es esencialmente tipológico y no conmemorativo. Podría señalar al pasado únicamente en el sentido de que se relaciona con todos los pecados que el pueblo de Israel cometió durante los años previos.Pero el hecho de que se lleve a cabo año tras año, lo convierte en un tipo de la purificación futura y suprema del pueblo de Dios en preparación para el reino mesiánico. Miqueas y Daniel señalan esta dimensión tipológica.

g. Fiesta de los Tabernáculos

Esta fiesta se celebraba del 15 al 21 de Tishri.Era la última fiesta del año agrícola después de que la cosecha llegara a su fin (Éxo. 23: 16; 34: 22). Era una festividad de peregrinación, cuando Israel iba a adorar a Dios al santuario central (Deu. 16: 15). Esta era una fiesta muy alegre durante la cual el pueblo expresaba su gratitud a Dios (Lev.23: 40; Jue. 21: 19-21; Deu. 16: 14). La fiesta comenzaba con un sábado ceremonial y concluía con otro el 22 de Tishri (Lev. 23: 36).«Esta fiesta reconocía la bondad de Dios en los productos de la huerta, del olivar, y del viñedo. Así se completaba la serie de reuniones festivas del año. La tierra había dado su abundancia, la cosecha había sido recogida en los graneros, los frutos, el aceite y el vino habían sido almacenados y las primicias se habían puesto en reserva, y ahora acudía el pueblo con los tributos de agradecimiento al Dios que lo había bendecido»7.

Durante la semana, los israelitas vivían en cabañas hechas de ramas de palmera y árboles frondosos (Lev. 23: 40). La fiesta era una conmemoración de la ocasión en que Dios hizo que Israel habitara en tiendas durante su peregrinaje en el desierto después de salir de Egipto (vers. 42)8. Este período lo describe Oseas como uno de gran intimidad entre Dios y su pueblo (p. ej.11: 1-4; 2: 14-15).

La Fiesta de los Tabernáculos también se interpretaba escatológicamente como señal del futuro, un momento en que la cosecha de salvación de Dios llegará a su fin y las naciones del mundo vendrán a adorarlo.Zacarías describe un momento en que toda la ciudad de Jerusalén será purificada y las naciones de la tierra estarán ante Dios para celebrar las Fiestas de las Cabañas (14: 16-21). Apocalipsis desvela el cumplimiento tipológico de esta fiesta en la gran multitud «de pie ante el trono, en presencia del Cordero, y vestían ropas blancas; en sus manos llevaban ramas de palma» (7: 9). Alababan y agradecían a Dios por su salvación. La cosecha de salvación había llegado a un fin (14: 15, 16)9.

Mediante las diferentes festividades, Dios revelaba a su pueblo importantes aspectos de su plan de salvación. Las fiestas de primavera hablaban de la redención lograda; las festividades de otoño de la consumación de la redención. Su significado tipológico no solamente señalaba hacia la crucifixión, sino también a lo que se lleva a cabo ahora en el cielo y sobre la tierra, y nos permite anticipar lo que está por suceder, es decir, la cosecha escatológica.

Las festividades del AT y la iglesia cristiana

¿Los cristianos deberían observar las fiestas israelitas? Ha sido una cuestión muy debatida, pero la opinión prevaleciente en la actualidad es que tenían solamente un significado tipológico que se cumplió en Cristo y su obra de mediación y juicio. Entre los adventistas, algunos han concluido que es necesario observas las fiestas y han promovido esta práctica entre los miembros de iglesia. Al abordar esta cuestión, es necesario examinar los pasajes bíblicos en los que el tema de las fiestas israelitas se discute, para determinar su naturaleza y propósito. Varios eruditos adventistas han analizado este tema y la conclusión común a la que han llegado, con la excepción de Samuele Bacchiocchi, es que la Biblia no espera que los cristianos observen las festividades judías. Resumiré y evaluaré brevemente algunos de los principales argumentos usados para apoyar esa conclusión.

a. Las festividades y el sistema de sacrificios

Cada una de las festividades se caracterizaba por la alegría de llevar ofrendas y sacrificios al Señor. Levítico 23 enumera las diferentes festividades y luego Dios mismo resume su propósito principal: «Estas son mis fiestas solemnes. Para celebrarlas, convocarán a reuniones santas y, en el momento debido, me presentarán ofrendas encendidas» (vers. 37). La preposición hebrea le, «para», se usa para expresar la idea de propósito. No hay indicación en la Biblia de que durante las festividades, los sacrificios materiales pudieran reemplazarse con sacrificios espirituales. Las fiestas no podían celebrarse sin sacrificios. En cualquier caso, la Biblia no da alguna instrucción sobre cómo observar las fiestas sin una víctima expiatoria. Quienes promueven la observancia de las festividades han creado sus propias maneras de celebrarlas y en el proceso, han creado tradiciones humanas que no están basadas en una expresión bíblica explícita de la voluntad de Dios.

Algunos han afirmado que, si la asociación de las fiestas con los sacrificios es una razón para limitar su celebración a la época anterior a la venida del Mesías, entonces lo mismo debería aplicarse al sábado, el cual también estaba asociado en el AT con los sacrificios (Núm. 28: 9, 10). Esto es ciertamente un argumento inválido. El propósito específico dado en el texto para la celebración de las fiestas era llevar ofrendas al Señor en la forma de sacrificios. En ninguna parte de la Biblia se declara lo mismo sobre el sábado, cuyo propósito principal era proveer un tiempo de descanso para tener comunión con el Creador. De hecho, cuando el sábado fue instituido en el jardín del Edén, sacrificar animales era impensable. La primera referencia explícita al sábado en Éxodo 16 no menciona que se ofreciera algún sacrificio en ese día. Los sacrificios solamente estuvieron asociados al sábado después de que se estableciera el Pacto y se instituyera el sistema de sacrificios en Israel. Los sacrificios no son un componente indispensable de la ob- servancia del sábado en la Biblia; claramente podía mantenerse independiente de ellos.

b. Las festividades y la adoración centralizada

Varias fiestas debían celebrarse en el Templo y no en algún otro lugar de la tierra de Israel. Tres fiestas específicas debían observarse en el Templo, lo cual hacía que el pueblo necesitara presentarse ante el Señor: la Fiesta de los Panes sin Levadura, la Fiesta de las Semanas y la Fiesta de los Tabernáculos (Deu. 16: 16). Aun la Pascua, que originalmente fue una celebración familiar, también quedó centralizada y relacionada con el Templo: «No podrás sacrificar la pascua en cualquiera de las ciudades que el Señor tu Dios te da, sino que la sacrificarás en el lugar que el Señor tu Dios escoja como residencia de su nombre» (16: 5, 6). La Biblia no permite que estas fiestas sean celebradas en ningún otro lugar. Oseas preguntó a los israelitas exiliados en Asiria: «¿Qué van a hacer en las fiestas solemnes, en las fiestas del Señor?» (9: 5). La respuesta implícita es: «¡Nada!». Ellos no tenían permitido observar estas fiestas fuera del Templo en Jerusalén10.

E. G. White comentó:

Tres veces al año, los judíos debían congregarse en Jerusalén con propósitos religiosos.Desde la columna de nube que le envolvía, el invisible Conductor de Israel había dado las instrucciones referentes a estas reuniones. Durante el cautiverio, los judíos no pudieron observarlas; pero cuando el pueblo volvió a su patria reanudó la observancia de estas fiestas recordativas. Dios quería que estos aniversarios llamasen hacia él la atención del pueblo. Con tan solo pocas excepciones, los sacerdotes y dirigentes de la nación habían perdido de vista este propósito.El que había ordenado estas asambleas nacionales y comprendía su significado presenciaba su perversión11.

Cualquier intento de justificar su celebración independientemente del Templo de Israel es simplemente una idea humana sin base bíblica y que se define, de nueva cuenta, como una tradición humana.

c. Las festividades y el calendario agrícola

La mayoría de las festividades estaban profundamente relacionadas con el calendario agrícola israelita. Claramente, este fue el caso en lo que respecta a la Fiesta de los Panes sin Levadura, la cual estaba estrechamente conectada con la Pascua (Lev. 23: 5-11), la Fiesta de las Semanas (Deu. 16: 13; Lev. 23: 15) y la Fiesta de los Tabernáculos (Éxo. 23: 16; Deu. 16: 9; Lev. 23: 32). Lo mismo aplica a los años sabáticos (Éxo. 23: 10). Se implica que era imposible para los israelitas celebrar alguna de esas festividades antes de que entraran a Canaán.Esto era especialmente cierto con la Fiesta del Pentecostés y la de los Tabernáculos (vers. 16). No se mencionan excepciones a estas regulaciones en la Biblia, lo que indica que la celebración de esas festividades estaba restringida a aquellos que vivían en la tierra de Israel.

Después de la destrucción del Templo en el 70 d. C. los judíos desarrollaron un sistema que les permitió guardar las festividades sin el Templo y fuera de Israel. No hubo alguna revelación particular de Dios mediante la cual él dijera qué hacer. Esas festividades eran tan importantes para la identidad judía que decidieron preservar viva su memoria. La verdad es que fuera de la tierra de Israel y en ausencia de los servicios del Templo, era sencillamente imposible guardar las festividades exactamente como el Señor instruyó al pueblo en el Antiguo Testamento. Los cristianos a quienes interesa guardar las festividades, se enfrentan al problema de proveer evidencias bíblicas que sustenten cómo las festividades deberían observarse sin los servicios del templo en las tierras ajenas a Israel. Si no encuentran evidencia, entonces formulan sus propias tradiciones no bíblicas.

d. Las festividades y la identidad étnica

La identidad religiosa y étnica de los israelitas estaba profundamente asociada a la celebración de algunas festividades. Un caso muy importante era el de la Pascua, la cual estaba restringida a los israelitas y a aquellos que mediante la circuncisión se convertían en israelitas (Éxo. 12: 43-50). Es posible que los judaizantes que Pablo confrontó en las iglesias cristianas, exigieran a los cristianos gentiles que se convirtieran en judíos (que se circuncidaran, v. Hech. 15: 1) para que pudieran celebrar la Pascua y posiblemente otras festividades y rituales judíos.

e. Las festividades y el Sinaí

La Biblia establece el hecho de que las festividades quedaron instituidas en Israel en el monte Sinaí, como parte del pacto entre Dios e Israel. Algunos han sugerido que Génesis 1: 14 indica que Dios instituyó las festividades antes del Sinaí porque el pasaje declara: «¡Que haya lumbreras en la bóveda celeste, para que separen el día de la noche y sirvan de señales para las estaciones [cēd], los días y los años!». El término hebreo cēd, traducido aquí como «estaciones», es el término técnico usado para designar las festividades. Por ejemplo, en Levítico 23: 2 leemos: «Deben proclamar mis fiestas solemnes como santas convocaciones en mi honor». Aquí el plural cadîm es traducido como «fiestas solemnes».Es insensato transferir ese significado a Génesis 1: 14. Antes que nada, el término hebreo cēd a menudo se usa en el sentido de «fiesta solemne» y expresa la idea de «estación», un período determinado de tiempo en el año, cuando un evento se lleva a cabo; por ejemplo, cuando las aves emigran (Jer. 8: 7; cp. 17: 21) o la cosecha de uvas está lista (Ose. 2: 9). No se refiere exclusivamente a las festividades. La mayoría de los eruditos críticos creen que en Génesis 1: 14 el término también se refiere a las festividades cultuales. Esa conclusión está basada en su convicción de que Génesis fue escrito durante el período posterior al exilio y que Moisés no lo escribió. No estamos de acuerdo con ellos.

En segundo lugar, si queremos definir el significado del término lecadîm en Génesis 1: 14 más específicamente, debemos examinar el contexto en el cual se discute la creación de la luna y el sol y no su uso en el contexto de discusiones cultuales. Encontramos un contexto similar en Salmos 104: 19, que describe el poder y el propósito creativo de Dios: «Hiciste la luna para medir los tiempos». La frase hebrea lecadîm especifica el propósito o la función de la luna y probablemente se refiere a las fases de la luna, o más correctamente a la función de la luna como el cuerpo celestial que determina el tiempo fijo llamado «mes». En tercer lugar, el pasaje de Génesis no puede usarse para argumentar que las festividades fueron instituidas en la creación, porque no aborda la regulación de las festividades sino las funciones específicas del sol y la luna. La conexión temática y terminológica entre Génesis 1: 14 y Salmos 104: 19 indica que el término lecadîm se usa en Génesis para designar el período determinado de tiempo llamado «mes», una palabra que no se usa en el pasaje. En Génesis «se asigna una triple función a estas lumbreras celestiales: separar el día de la noche, servir como señales del paso del tiempo y alumbrar la tierra»12.

f. Las festividades y el sábado

Algunos incluso han sugerido que el sábado también era una festividad y que, por lo tanto, si las festividades fueron abolidas, el sábado también debería ser abolido. Obviamente, eso es incorrecto. En primer lugar, el sábado fue instituido mucho antes del Sinaí, inclusive antes de la aparición del pecado en el mundo; más específicamente, durante la semana de la creación. No es una sombra que señale a Cristo y su obra. En segundo lugar, Levítico 23: 2 es un paréntesis y no la primera fiesta mencionada en el capítulo. Es verdad que dice: «Estas son mis fiestas», y a continuación se menciona el mandamiento del sábado. Pero notemos que el versículo 4, después de la referencia al sábado, de nuevo presenta la frase introductoria: «las convocaciones santas que ustedes celebrarán en las fechas señaladas, son las siguientes». El escritor bíblico hace un esfuerzo especial para indicar que el sábado no es parte de las festividades, al repetir esa frase antes de enumerarlas.

En tercer lugar, la referencia al sábado es importante porque ese día es especialmente santo. En 23: 3 se declara que durante el sábado los israelitas no debían hacer «ningún trabajo». Con respecto a las fiestas, leemos que durante el tiempo de la convocación santa (los sábados ceremoniales) el pueblo no debía realizar «ningún trabajo de esclavos» (vers. 8, 21, 25, 35, 36).Esto indica que existía una clase de trabajo que estaba permitido realizar durante las festividades pero estaba prohibida durante el sábado.Dicho sea de paso, en el Día de la Expiación el pueblo no debía trabajar (vers. 28).

Finalmente, Levítico 23: 37, 38 explícitamente declara que las festividades no son como el sábado: «Estas son mis fiestas solemnes. Para celebrarlas, convocarán a reuniones santas y, en el momento debido, me presentarán ofrendas encendidas, holocaustos, ofrendas, sacrificios y libaciones, además de los donativos, votos y todas las ofrendas voluntarias que ustedes acostumbran presentarme los días de reposo». El Señor no quería que el pueblo considerara al sábado como una de esas fiestas y dejó claro que debían celebrarse en adición al sábado. Hasta las ofrendas llevadas durante las festividades también eran adicionales a las presentadas durante los servicios regulares. No hay base bíblica para sugerir que el sábado y las fiestas pertenecían a la misma categoría.

g. Las festividades y los cristianos

El Nuevo Testamento deja claro que los servicios del santuario del Antiguo Testamento llegaron a su fin mediante el sacrificio de Cristo en la cruz, y su ministerio como sumo sacerdote en el santuario celestial. La ley que regulaba el sistema israelita de adoración era «el contorno de los bienes venideros, y no su imagen real» (Heb. 10: 1), y se cumplió en Cristo13. Sobre la fiesta de la Pascua, E. G. White dice:

El día catorce del mes, por la noche, se celebraba la Pascua, cuyas ceremonias solemnes e imponentes conmemoraban la liberación de la esclavitud en Egipto y señalaban hacia adelante, al sacrificio que los había de librar de la servidumbre del pecado. Cuando el Salvador dio su vida en el Calvario, cesó el significado de la Pascua, y quedó instituida la Santa Cena para conmemorar el acontecimiento que había sido prefigurado por la Pascua14.

Cuando el tipo se encontró con el antitipo, el tipo llegó a su fin. En otro momento, White escribió:

Cristo se hallaba en el punto de transición entre dos sistemas y sus dos grandes fiestas respectivas. Él, el Cordero inmaculado de Dios, estaba por presentarse como ofrenda por el pecado, y así acabaría con el sistema de figuras y ceremonias que durante cuatro mil años había anunciado su muerte. Mientras comía la pascua con sus discípulos, instituyó en su lugar el rito que había de conmemorar su gran sacrificio. La fiesta nacional de los judíos iba a desaparecer para siempre. El servicio que Cristo establecía había de ser observado por sus discípulos en todos los países y a través de todos los siglos15.

Difícilmente ella hubiera podido ser más clara sobre la función tipológica de la Pascua y los otros tipos y ceremonias.

Nosotros ya no nos regimos por las regulaciones cultuales levíticas. Tenemos un nuevo Sumo Sacerdote que no pertenece a la genealogía de Aarón, «porque al cambiar el sacerdocio, también se tiene que cambiar la ley» (Heb. 7: 12). La ley mencionada aquí no debería limitarse a la que regulaba el linaje sacerdotal; más bien, la ley que no pudo traer perfección (vers. 19), la ley que regulaba los servicios del santuario.

Probablemente podría argumentarse que durante el período apostólico algunos cristianos observaron las festividades, pero no hay evidencia bíblica que apoye la conclusión de que era un requisito cristiano para los miembros de la iglesia. Varios pasajes del NT dan la impresión de que Pablo celebró algunas festividades, pero no son explícitos (Hch. 20: 6, 15; 1 Cor. 16: 8)16.También deberíamos tener en cuenta que Pablo en una ocasión fue al Templo de Jerusalén y ofreció sacrificios (Hech.21: 17-26) y hasta permitió que Timoteo fuera circuncidado (16: 1). Aun así, él estaba plenamente consciente de que estas prácticas no eran necesarias para los creyentes cristianos17.

Las referencias a las festividades en el NT tienen el propósito principal de fechar acontecimientos. Por ejemplo, cuando Herodes arrestó a Pedro, queda fechado en los días del pan sin levadura (Hech. 12: 3). La mención de la festividad no intenta demostrar que Herodes o Pedro celebraban la fiesta.Otro caso es la referencia al «ayuno» en Hechos 27: 9. «Ayuno» en este versículo se refiere muy probablemente al Día de la Expiación. Pero el pasaje no dice que Pablo celebrara esa ceremonia. Se menciona para fechar el incidente y proveer una razón para el consejo que Pablo dio a los marineros.Era peligroso navegar durante la última mitad del año, específicamente después de septiembre. Al referirse al Día de la Expiación, Lucas fecha el evento usando el calendario judío. Aparentemente decía que «no solamente había comenzado la época en que era peligroso navegar, sino que el ayuno (o aun el Ayuno) ya había pasado, así que era todavía más peligroso»18.

Hay un poco de evidencia que apoya la conclusión de que los gentiles aceptaban el calendario judío cuando se volvían cristianos19.

Otros calendarios nombraban los días y meses según las deidades paganas, y marcaban las estaciones mediante ritos paganos. En contraste, los judíos distinguían las estaciones mediante festividades que obviamente no tenían connotaciones paganas. Ellos reconocían los meses mediante lunas nuevas y nombraban los meses según términos agrícolas. Además, designaban las semanas según los sábados; a partir del sábado, numeraban, en vez de nombrar, los días del semana del uno al seis. Pablo y sus comunidades, o tenían a su disposición un sistema judío, o uno pagano, o ninguno; la evidencia indica que optaron por el primero20.

Por lo tanto, no deberíamos concluir que las referencias a las festividades en el Nuevo Testamento necesariamente significan que los apóstoles y las iglesias celebraban esas fiestas.

Conclusión

Las festividades israelitas eran ocasiones de alegría para los israelitas en la teocracia que Dios instituyó en el Sinaí. Conmemoraban importantes acontecimientos salvíficos en la historia de Israel, y al mismo tiempo señalaban tipológicamente a la obra futura de salvación que Dios iba a realizar a favor de su pueblo mediante el Mesías. Con la llegada del Mesías, la realidad a la que señalaban está presente y no hay necesidad de contemplar símbolos y contornos. La única fiesta que aún no se ha cumplido, ni se cumple, es la Fiesta de los Tabernáculos, pero nosotros ya somos parte de la cosecha universal que Cristo vendrá a recoger en la Segunda Venida. La Biblia indica que la celebración de las festividades tenía limitaciones geográficas y temporales, y que sus funciones religiosas se cumplieron en Cristo.

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Referencias

«El sacerdote agitaba una gavilla de este cereal ante el altar de Dios en reconocimiento de que todo era suyo. No se debía recoger la cosecha antes que se cumpliera este rito» (E. G. White, Patriarcas y profetas, pág. 552)

White, El Deseado de todas las gentes, pág. 57.

Ídem, pág.522.

White, Los hechos de los apóstoles, pág. 32

Según E. G.White, la fiesta se celebró en la época de Esdras y Nehemías: «Era un día de fiesta y regocijo, una santa convocación. El Señor había mandado al pueblo que observara ese día con gozo y alegría; y en vista de esto se les pidió que refrenasen su pesar y que se regocijasen por la gran misericordia de Dios hacia ellos.Nehemías dijo: “Este día está consagrado al Señor, nuestro Dios. No hay razón para que lloren y se pongan tristes. [...] Vayan y coman bien, y tomen un buen vino, pero compartan todo con los que nada tienen. Este día está consagrado a nuestro Señor, así que no estén tristes. El gozo del Señor es nuestra fuerza”. La primera parte del día se dedicó a ejercicios religiosos, y el pueblo pasó el resto del tiempo recordando agradecido las bendiciones de Dios y disfrutando de los bienes que él había provisto. Se mandaron también porciones a los pobres que no tenían nada que preparar. Había gran regocijo porque las palabras de la ley habían sido leídas y comprendidas (Profetas y reyes, pág. 490).

Richard M.Davidson, «Sanctuary Topology», Frank B.Holbrook, ed., Symposium on Revelation, Book 1, Silver Spring, Maryland, IIB-AGIASD, 1992, pág. 123.

White, Patriarcas, op. cit., pág. 522.

«Como la pascua, la fiesta de los tabernáculos era conmemorativa. En recuerdo de su peregrinación por el desierto, el pueblo debía dejar sus casas y morar en cabañas o enramadas hechas con “frutos de los mejores árboles, [...] ramas de palmeras, de árboles frondosos, y de sauces de los arroyos”» (White, ídem, pág. 523).

«La fiesta de las cabañas no era solo una conmemoración, sino también un tipo o figura. No solamente señalaba algo pasado: la permanencia en el desierto, sino que, además, como la fiesta de la mies, celebraba la recolección de los frutos de la tierra, y apuntaba hacia algo futuro: el gran día de la siega final, cuando el Señor de la mies mandará a sus segadores a recoger la cizaña en manojos destinados al fuego y a juntar el trigo en su granero. En aquel tiempo todos los impíos serán destruidos. “Serán como si nunca hubieran existido” (Abd. 1: 6).Y todas las voces del universo entero se unirán para elevar alegres alabanzas a Dios» (White, ídem, pág. 524).

10 En Oseas 2: 11 el profeta declara: «Pondré fin a todo su alborozo y a sus fiestas, a sus lunas nuevas y a sus días de reposo, y a todas sus festividades». Se incluye al sábado junto con las fiestas. Esto algunos lo han interpretado como si indicara que los israelitas no podían observar las fiestas durante el exilio, ni tampoco iban a ser capaces de guardar el sábado. Es un error porque, antes que nada, sabemos que los israelitas guardaron el sábado durante el exilio pero no las fiestas, porque estas conllevaban servicios en el templo. Además, este pasaje simplemente indica que Dios iba a llevar todo el corrupto sistema israelita de adoración a su fin. No aborda la cuestión de si iban a ser capaces o no de guardar las festividades y el sábado durante el exilio. En Oseas 9: 5 surge el asunto de guardar las fiestas en tierra extranjera y la respuesta que se da es negativa. Es importante notar que en 9: 5 el sábado no está incluido.

11 White, El Deseado, op. cit., pág. 411.

12 Victor P. Hamilton, The Book of Genesis Chapters 1-17, Grand Rapids, Míchigan, Eerdmans, 1990, pág. 127.

13 Ya que la celebración de las festividades era «un estatuto perpetuo para todos sus descendientes, dondequiera que ustedes habiten» (Lev. 23: 14), algunos argumentan que debían permanecer para siempre. Pero el término «perpetuo» no necesariamente implica que a lo que se refiere nunca pueda llegar a un fin (cp. Éxo.27: 21; Lev.7: 36; 10: 9; 17: 7; Núm. 10: 8; 15: 15; 18: 23). Por ejemplo, el fuego que arderá por siempre se refiere a un fuego que arderá hasta que se consuma lo que se queme, y luego se extinguirá. Las fiestas debían durar hasta el momento en que se cumplieran en la obra de Jesús.

14 White, Patriarcas, op. cit., pág. 552, énfasis añadido.

15 White, El Deseado, op. cit., pág. 608, énfasis añadido.

16 Sin embargo, E. G. White comenta sobre Hechos: «En Filipos, Pablo se detuvo para observar la Pascua. Solo Lucas quedó con él; los otros miembros del grupo siguieron hasta Troas para esperarlo allí. Los filipenses eran los más amantes y sinceros de entre los conversos del apóstol, y durante los ocho días de la fiesta, él disfrutó de una pacífica y gozosa comunión con ellos» (Los hechos, op. cit., págs. 390, 391).Varios comentarios resultan apropiados:

1. Es interesante observar que los compañeros de Pablo no se quedaron con él sino que continuaron en su luto. Esto parece sugerir que no participaron de la festividad.

2. E.G.White no dice que los filipenses guardaron la festividad con Pablo, sino que disfrutaron días de comunión con él.

3. Es importante observar que el texto no provee información de cómo Pablo guardó la festividad fuera de Jerusalén. Sabemos muy poco sobre cómo los judíos celebraban sus principales fiestas durante la diáspora.

4. El hecho de que ni Pablo ni alguno de los apóstoles regulara la observancia cristiana de las fiestas indica que no eran un requisito cristiano. De otro modo, hubieran dado instrucciones. Dado que la Biblia no menciona este asunto, cualquier intento de regular su observancia para los cristianos actuales sería una imposición humana sin fundamento bíblico.

Sería útil decir algunas palabras acerca de Hechos 18: 21. La Reina-Valera 1995 dice: «Es necesario que en todo caso yo celebre en Jerusalén la fiesta que viene». Pero las traducciones más recientes omiten esta frase. La razón es que «la evidencia textual favorece la omisión» de estas palabras (Francis D.Nichol, ed., Comentario bíblico adventista del séptimo día, t.6, tr.Víctor E. Ampuero y Nancy W. de Vyhmester, Buenos Aires, ACES, 1996, pág.363).

17 Algunos consideran que la siguiente declaración de E.G.White apoya la observancia de la Fiesta de los Tabernáculos en la actualidad: «También hoy sería bueno que el pueblo de Dios celebrara una fiesta de las cabañas, una alegre conmemoración de las bendiciones que Dios le ha otorgado. Como los hijos de Israel celebraban la liberación que Dios había concedido a sus padres, y también como los había protegido milagrosamente a ellos mismos durante sus peregrinaciones después de la salida de Egipto, así debemos recordar con gratitud los diferentes medios que él ideó para apartarnos del mundo y de las tinieblas del error y para llevarnos a la luz preciosa de su gracia y de su verdad» (Patriarcas, op. cit., pág. 523). Pero ella no promovía la celebración de esta festividad del AT. Ella simplemente sugirió, aconsejó, recomendó que tuviéramos una Fiesta del Tabernáculo en el sentido de reunirnos para conmemorar las muchas bendiciones que hemos recibido del Señor. Sería algo así como un servicio de testimonios, durante el cual los miembros de la iglesia tuvieran tiempo para agradecer a Dios públicamente por su bondad. Concluir a partir de lo que White dice, que debemos observar la Fiesta de los Tabernáculos, es una malinterpretación. La Fiesta de los Tabernáculos era una fiesta de cosecha, pero en la iglesia cristiana la verdadera cosecha es la de almas que se llevará a cabo en la Segunda Venida.En ese momento, tal como se indicó anteriormente, la fiesta se celebrará ante el trono de Dios (Apoc.7). La celebración se llevará a cabo después y no antes de la cosecha.

18 E F Bruce, The Acts of the Apostles: The Greek Text with Introduction and Commentary, Grand Rapids, Míchigan, Eerdmans, 1951, pág. 455. El ayuno mencionado en Hechos 13: 2, 3 nada tiene que ver con el Día de la Expiación.

19 Se presentan evidencias en Troy Martin, «Pagan and Judeo-Christian Time-Keeping Schemes in Gal 4: 10 and Col 2: 16», New Testament Studies, enero de 1996, vol.42, núm. 1, págs. 105-119.

20 Ídem, pág.108. Martin menciona 1 Corintios 16: 2, en que Pablo se refiere al «primer día de la semana» y no al día del sol.Seria incorrecto concluir que debido al hecho de que los cristianos habían aceptado el calendario judío, también hubieran aceptado o celebrado las festividades judías. Martin agrega: «Después de la destrucción del templo en el 70 d. C., el sistema temporal judío permaneció intacto inclusive cuando los judíos ya no eran capaces de ofrecer los sacrificios prescritos» (págs. 110, 111).