Deuteronomio 22:5 «No se vestirá la mujer de hombre…»

¿Es Deuteronomio 22:5 relevante para los cristianos y su estilo de vida? Si no, ¿por qué? Si es así, ¿cuáles son las implicaciones?

El pasaje al que haces referencia dice: “La mujer no debe vestir ropa de hombre, ni el hombre debe vestir ropa de mujer, porque el Señor tu Dios aborrece a cualquiera que haga eso” (NVI).

La mayoría de los comentaristas interpretan esta legislación en términos de la práctica del travestismo entre los no israelitas. Se cree que en los ritos de fertilidad cananeos el intercambio de vestimenta entre hombres y mujeres contribuía de alguna manera a la fertilidad de la tierra. La evidencia de este tipo de intercambio es prácticamente inexistente. Sin embargo, sabemos que la diosa Anat es descrita en un documento como actuando y vistiendo como un hombre.

Una evidencia más clara del travestismo ritual se encuentra en el culto a la diosa babilónica Ishtar. Se creía que se producía un cambio ritual de sexo mediante el intercambio de ropa, y en ocasiones se pudo haber practicado incluso la emasculación.

Entre los hititas encontramos también evidencias de prácticas rituales en los que aparentemente se practicaba el travestismo, solo entre hombres y con el fin de quitarle la feminidad al hombre, devolviéndole su masculinidad.

Otros encuentran en la legislación bíblica que estamos comentando un rechazo a los rituales homosexuales que se practicaban entre los paganos.

Lo que acabo de describir son intentos de identificar el contexto cultural de esta legislación bíblica. Hay desacuerdos entre los eruditos en cuanto a la práctica cultural o religiosa específica que el escritor bíblico tenía en mente. Esto apunta una vez más al hecho de que, en última instancia, es el propio texto bíblico el que tiene la última palabra en cuanto a su significado.

En primer lugar, debemos observar que la prohibición está cuidadosamente redactada: «Ninguna mujer usará prenda de vestir de hombre». La palabra hebrea traducida por aquí por “prenda” (kali) en la Nueva Versión Internacional significa «artículos propios de» e incluye más de lo que normalmente implica simplement la palabra ropa.

El énfasis está en que la vestimenta distingue a un hombre de una mujer. Dice a continuación «ni el hombre vestirá ropa de mujer». El término hebreo usado para ropa es simlah (manto, envoltura) y aparece incluso en textos muy cercanos como 21:13; 22:3; 17 y se refiere a una pieza cuadrada de tela que se usa como manto o envoltura. Este tipo de ropa también la usaban los hombres, pero había una diferencia que, según las autoridades, puede residir en el uso de materiales más finos o más rudos, en las hechuras, o en colores más vivos en el vestido de la mujer y su bordado distintivo.

En segundo lugar, el contexto está formado por una colección de diferentes leyes que tratan una variedad de acciones humanas, que parecen enfatizar el respeto por otras personas y sus propiedades y el respeto por la naturaleza. El tema unificador bien puede ser el respeto por el orden social y natural establecido por Dios. No hay nada en el contexto sobre prácticas rituales paganas.

En tercer lugar, se da una razón para la prohibición y es que el Señor “detesta” a una persona que hace estas cosas. Es aquí donde algunos encuentran el elemento ritual. El término “detestar/abominar” se usa en otros lugares para referirse a actividades religiosas paganas que no son aceptables para el Señor. Pero también se usa para referirse a una conducta social que repugna al Señor (ver Deut. 24:4; 25:16). Este parece ser el caso en Deuteronomio 22:5.

Parece que la legislación en cuestión no está controlada por preocupaciones culturales antiguas que carecen de sentido para nosotros, sino que de hecho se basa en un principio muy relevante para los cristianos de hoy: que Dios es un Dios de orden, y establece límites dentro de la creación para preservar el orden instituido por Él.

La distinción entre hombre y mujer fue establecida en la Creación cuando la raza humana fue creada como “varón y mujer”. Todo lo que altere esa distinción es rechazado. En el contexto de la vida diaria de los israelitas esto sería un rechazo al travestismo en los rituales paganos. Pero el principio no puede limitarse exclusivamente a esa expresión cultural, porque se basa en el orden de la creación.

Esto ciertamente impacta nuestras vidas hoy. Todo cristiano debe vestirse de tal manera que preserve la distinción entre los sexos en su cultura. Los detalles de la aplicación del principio son algo que, en nuestra compleja sociedad, debe determinar el creyente en comunión con su Señor. Aunque la sociedad define la forma en que nos vestimos, los cristianos debemos seleccionar de entre lo que la sociedad ofrece aquello que sea compatible con los valores bíblicos.