Ekkehardt Mueller
El rechazo de Pablo a las posiciones extremas en cuanto al matrimonio y la alimentación o comida en 1 Timoteo 4: 1-5 ha sido frecuentemente malinterpretado. Parece que algunas personas son fácilmente engañadas y pueden caer en diversas herejías, a menudo eligiendo un extremo u otro. En los tiempos del Nuevo Testamento y siglos posteriores, algunos siguieron un estilo de vida bastante licencioso, mientras que otros abrazaron el ascetismo.1 El último problema se encuentra en este pasaje:
Pero el Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios, 2 de hipócritas y mentirosos, cuya conciencia está cauterizada. 3 Estos prohibirán casarse y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participaran de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad, 4 porque todo lo que Dios creó es bueno y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias, 5 ya que por la palabra de Dios y por la oración es santificado. (1 Tim. 4: 1-5)
Será útil entender el contexto histórico de este pasaje antes de examinar más de cerca cada una de sus partes constituyentes.
I. El contexto de 1 Timoteo 4: 1-5
La carta de Pablo a Timoteo fue escrita para ayudar al colega más joven que pastoreaba la iglesia en Éfeso (1 Timoteo 1: 3) y para tratar con los problemas y desafíos que surgieron allí. Ya en el capítulo uno se presenta un problema con los falsos maestros.2 Aquí se encuentran nuevamente falsos maestros. En el capítulo 6: 20-21 se los menciona una vez más en conexión con lo que se estaba llamando falsamente conocimiento (gnōsis).
Antes de enfrentar directamente la herejía, Pablo realiza declaraciones sublimes sobre la iglesia y sobre Cristo, terminando su enseñanza sobre el orden y la organización de la iglesia (1 Tim. 3: 15-16). Aunque la iglesia es la casa de Dios y la columna de la verdad, el peligro de la herejía se cierne cerca, exigiendo que sea confrontado con urgencia.
II. Una mirada más de cerca al pasaje
Versículo 1. Claramente, el Espíritu al que se refiere el versículo 1 es el Espíritu Santo. R. F. Collins lo llama «el Espíritu profético»3 y L. T. Johnson «el Espíritu de profecía».4 En Apocalipsis 2–3, los dichos de Jesús son al mismo tiempo lo que dice el Espíritu. Y, de hecho, Jesús había hablado de falsos cristos y falsos profetas (Mar. 13: 22).
Ya en el tiempo de Pablo comenzó la apostasía. Se haría más pronunciada en los siglos siguientes y alcanzaría su clímax antes de la segunda venida de Jesús.5 Las enseñanzas engañosas se remontan a los espíritus malignos, es decir, influencias demoníacas que se oponen a la sana doctrina de las Cartas Pastorales.6
Versículo 2. Los espíritus malignos utilizan instrumentos humanos, a quienes Pablo acusa de hipocresía, llamándolos mentirosos. Su conciencia cauterizada se ha vuelto completamente insensible y ya no es confiable como guía interior para distinguir el bien del mal7 o ha sido marcada con hierro para convertirse en propiedad de Satanás.8
Versículo 3a. En éste versículo se describe la naturaleza de esta falsa enseñanza: prohíbe el matrimonio y prohíbe comer ciertos alimentos. Estamos tratando con una forma de ascetismo. En el gnosticismo, que se manifestó más plenamente algunas décadas más tarde, se hizo una fuerte distinción entre espíritu y materia. Toda materia, incluido el cuerpo, fue creada por el Dios del Antiguo Testamento, también llamado Demiurgo, y considerada mala. Este «Dios» supuestamente difería drásticamente del Dios del amor del Nuevo Testamento. Los gnósticos argumentaban que el cuerpo es nuestro enemigo y debe ser reprimido por el ascetismo o conquistado complaciendo completamente sus deseos.9 De una manera no muy diferente a los gnósticos ascéticos, los falsos maestros de 1 Timoteo 4 consideraban pecaminoso el matrimonio con su actividad sexual, así como el comer ciertos alimentos.
Pablo había hablado de la soltería y el matrimonio en 1 Corintios 7. Aunque él favorecía la soltería «en vista de la necesidad que apremia» (1 Cor. 7: 26) porque «uno podría dedicar más tiempo y energía directamente al servicio del Señor (1 Cor. 7: 32, 35)»,10 Pablo no se oponía de ninguna manera al matrimonio y se daba cuenta de que muchos tenían el don de casarse. «Por causa de las fornicaciones tenga cada uno su propia mujer, y tenga cada una su propio marido» (1 Cor. 7: 2, cf. vers. 9, 36-38). Pablo también animó a las parejas a tener relaciones sexuales (1 Cor. 7: 3-5). En la misma carta en la que habla de estas tendencias ascéticas, Pablo apoya el matrimonio (1 Tim. 2: 15; 5: 14). «La prohibición del matrimonio dentro del cristianismo paulino sería tomar la posición de 1 Corintios 7: 1 literalmente, sin ninguna de las calificaciones ofrecidas por el resto del capítulo».11 ¿Por qué los falsos maestros prohibieron el matrimonio? Tal vez consideraban que «el matrimonio es inherentemente malo»,12 pensaban que la soltería célibe «era el medio para un grado más alto de santidad»13 o aceptaban una «escatología sobre-realizada» según la cual la resurrección ya había ocurrido.14
La palabra usada para alimento (brōma) significa «alimento sólido». A veces se refiere a carne (1 Cor. 8: 13; Sal. 79:2). Sin embargo, con frecuencia describe grano (Gén. 41: 35-36; Isa. 62: 8). Algunos expositores sugieren que Pablo está hablando de carne. Knight afirma: «Es probable que brōma se use en ese sentido especializado aquí. Si es así, los falsos maestros están instando a la abstinencia de carne como algo intrínsecamente malo. Es esta evaluación de la carne como intrínsecamente mala lo que distingue a los falsos maestros de los “débiles” en Romanos 14 y 1 Corintios 8 y lo que provoca la condenación y la refutación».15 Otros van un paso más allá y sugieren que Pablo está aboliendo la diferencia entre alimentos limpios e inmundos.16 Otros son más cautelosos y no toman una decisión final porque el término «alimento» es un término general y nada en el texto indica que se refiere a la carne.17 Por lo tanto, también es imposible presentar un caso en contra de las leyes bíblicas sobre la alimentación. Curiosamente, Clemente de Alejandría afirma que algunas personas atribuyeron la abstención de las relaciones sexuales y la prohibición de comer frijoles a los pitagóricos (Stromata 3.24.1-2).18 Si esto es correcto, el problema no necesariamente involucraría comer carne. S. H. Webb incluso sugiere que el problema con los oponentes son los «períodos estrictos de ayuno»:
La palabra griega brōma se traduce mejor como el término genérico para alimento. El grupo en cuestión probablemente abogaba por períodos estrictos de ayuno. Incluso si eran vegetarianos, se los criticaba no por lo que no comían, sino porque relacionaban su dieta con la prohibición del matrimonio. Por lo tanto, estaban motivados por una negación de la bondad del mundo material y por un temor a todas las cosas sexuales.19
Versículos 3b–5. Pablo contrarresta el ascetismo motivado teológicamente señalando la creación. La creación y la acción de gracias son importantes en la respuesta de Pablo, y usa ambos conceptos al menos dos veces. Contra esta forma incipiente de gnosticismo, el Dios de Pablo es el Dios de ambos Testamentos, y este Dios ha creado todo, incluso los alimentos que son buenos para el consumo y que deben recibirse con gratitud. Johnson señala que el versículo 4 puede entenderse de manera prescriptiva, es decir, «nada debe ser rechazado», pero también «de manera más descriptiva, como “nada es rechazado” (es decir, por Dios)».20 En cualquier caso, Dios es el dador de buenos dones que se nos permite disfrutar. Mientras que W. D. Mounce propone que estamos tratando con un contexto de culto,21 R. F. Collins insiste en que el escritor «no hace uso del lenguaje ritual de “limpieza” o “pureza” para hablar de los alimentos […] Tampoco usa el lenguaje social del bien ni el lenguaje médico de la salud para hablar de la dieta […] La comida y el sexo son buenos porque han sido creados por Dios».22
El versículo 4 podría entenderse en un sentido absoluto, es decir, que los cristianos pueden comer de todo, pero el contexto del versículo 3 parece estar en contra de tal opción. Mientras que Dios creó ciertas cosas como alimento para animales y humanos, otras cosas fueron creadas para otros propósitos. «Los alimentos que fueron creados para el consumo acompañados de acción de gracias son excelentes».23 Aunque el versículo 4 puede tratar principalmente sobre el tema de la alimentación, también puede, al menos indirectamente, hablar de la prohibición de casarse.24
Puesto que Pablo se remite a Génesis 1 y 2, recordando a sus lectores que lo que Dios había creado era bueno (cf. Gén. 1: 31), hay que preguntarse qué fue lo que Dios creó como alimento para los seres humanos. Fiore afirma: «la apelación a la creación de Dios y su bondad (vers. 4) recuerda Génesis 1–2, donde se creó el alimento y se instituyó el matrimonio».25 Lo que fue creado para el consumo fueron diversas plantas y frutos que daban semillas (Gén. 1: 29). Después de la Caída se añadieron «plantas del campo» a la dieta de la humanidad (Gén. 3: 18). El consumo de carne se permitió solo después del Diluvio, pero incluso entonces se restringió a la carne limpia (Gén. 9: 3; 7: 2; 8: 20). Dios no creó animales para ser consumidos por los seres humanos. Creó una creación excelente libre de muerte y sufrimiento.26 No es legítimo leer la situación y las consecuencias de un mundo post-caída en el paraíso pre-caída que Dios había creado. Pero si las personas prohíben el consumo de lo que Dios ha creado para ser usado como alimento y se abstienen de recibir los buenos dones de Dios con gratitud, están yendo en contra del orden y plan del Creador.
Si el versículo 4 fuera a abarcarlo todo, deberíamos poder comer incluso plantas y animales venenosos siempre que los recibamos con agradecimiento. ¿Serían entonces milagrosamente transformados y santificados y, por lo tanto, hechos comestibles mediante la Palabra de Dios y la oración? Tal comprensión se asemeja más al pensamiento mágico que al pensamiento paulino.27 Si bien debemos comer y beber para la gloria de Dios (1 Cor. 10: 31), no se nos dice que pongamos a Dios a prueba consumiendo cosas venenosas.
El versículo 5 ha sido entendido de diversas maneras, especialmente la frase «la palabra de Dios».28 En general, se acepta que Pablo habla de oraciones en la mesa.29 W. Hendriksen sugiere: «Mediante la bendición divina sobre ella [la comida o alimento] y de nuestra oración confiada, ha sido consagrada (cf. 2 Tim. 2: 21), es decir, apartada para un uso santo, elevada al reino espiritual. Para el cristiano, comer y beber no son actividades seculares (1 Cor. 10: 31)».30 L. T. Johnson, por su parte, señala con acierto que no es «la oración la que hace que el matrimonio o los alimentos sean buenos; es así, dice Pablo, por la creación de Dios más que por la acción humana».31
III. Resumen
Sí, 1 Timoteo 4: 1-5 es un pasaje que presenta cierta complejidad. Aunque es evidente que Pablo aborda el ascetismo, la naturaleza exacta de los alimentos a los que se refiere no está del todo clara. Es poco probable que esté contrastando dietas basadas en carne con el vegetarianismo. Sin embargo, incluso si ese fuera el caso, como señala Lea y Griffin, Pablo no condena ni la soltería ni el vegetarianismo en sí mismos. Lo que denuncia es el ascetismo como práctica extrema.32 Este texto no puede utilizarse para argumentar que la distinción entre carnes limpias e inmundas del Antiguo Testamento ha sido abolida.
Los cristianos están llamados a aceptar los buenos dones que Dios ha provisto, como las relaciones matrimoniales y los alimentos apropiados para el consumo. Comer y beber no son meras actividades seculares; deben disfrutarse y recibirse con una actitud de gratitud expresada en oración.
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1 Cf. George W. Knight III, The Pastoral Epistles: A Commentary on the Greek Text (NIGTC; Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 1992), p. 187.
2 Thomas D. Lea y Hayne P. Griffin Jr., 1, 2 Timothy, Titus (NAC; Nashville, Tenn.: Broadman and Holman, 1992), pp. 127-128 mencionan que Pablo advirtió contra los «“mitos” y las exigencias legalistas de los falsos maestros de Éfeso».
3 Collins, p. 112.
4 Luke Timothy Johnson, The First and Second Letters to Timothy (AB 35A; New York: Doubleday, 2001), p. 238.
5 Cf. Benjamin Fiore, The Pastoral Epistles: First Timothy, Second Timothy, Titus (SP 12; Collegeville, MN: Liturgical Press, 2007), p. 90.
6 Cf. Collins, p. 113.
7 Johnson, p. 240: «no tienen una guía interior sana».
8 Cf. Knight, p. 189; Lea and Griffin, p. 129; Collins, p. 114.
9 Cf. William Hendriksen y Simon J. Kistemaker, New Testament Commentary: Exposition of Thessalonians, the Pastorals, and Hebrews (Grand Rapids, MI: Baker, 2004), p. 147; Donald Guthrie, The Pastoral Epistles (rev. ed.; TNTC; Grand Rapids MI: Eerdmans, 1994), p. 104. Collins, p. 114, afirma: «Ambos extremos —el ascetismo rígido y el antinomianismo licencioso respecto a la alimentación y el sexo— se asociaron más tarde con el gnosticismo». Y añade: «Los textos patrísticos y las obras de Pablo demuestran que las cuestiones sobre el sexo y el matrimonio fueron objeto de intensos debates entre los cristianos del siglo II. Sin embargo, la iglesia del siglo I tampoco estuvo exenta de controversias en torno a la comida y el sexo» (p. 116).
10 Knight, p. 190.
11 Johnson, p. 240.
12 Knight, p. 190.
13 Lea y Griffin, p. 130.
14 Fiore, p. 90.
15 Knight, p. 190.
16 Lea y Griffin, p. 130, cf. p. 132, afirmando que «los creyentes de Éfeso habían aprendido que no hay leyes alimentarias». William D. Mounce, Pastoral Epistles (WBC 46; Nashville, Tenn.: Nelson, 2000), pp. 233, 239, 240.
17 Cf. Fiore, pp. 90-91; Hendriksen y Kistemaker, pp. 147-148.
18 Cf. Collins, p. 116.
19 Stephen H. Webb, Good Eating (Grand Rapids: Brazos Press, 2001), p. 121.
20 Johnson, p. 241.
21 Mounce, p. 240.
22 Collins, pp. 117-118.
23 Hendricksen y Kistemaker, p. 148.
24 Collins, p. 119, sugiere que las palabras referentes a recibir alimento con una oración de acción de gracias «pueden aplicarse, de manera natural, al uso del sexo dentro del matrimonio».
25 Fiore, p. 91.
26 Esto puede pasar desapercibido para expositores como Mounce, quien parece asumir que, desde la creación, Dios diseñó a los animales para ser consumidos como alimento: «Cuando Dios contempló la creación y la declaró muy buena, todos los alimentos fueron declarados buenos. Si Towner tiene razón al sugerir que los opositores intentaban recrear el huerto del Edén con su rechazo al matrimonio (formal) y su vegetarianismo, entonces Pablo estaría utilizando uno de sus pasajes presumiblemente clave para refutar sus enseñanzas» (p. 241).
27 Ibid., p. 242, subraya: «Nada en las EP [Epístolas Pastorales] sugiere que Pablo considere que las oraciones tengan poderes mágicos».
28 Guthrie, pp. 105-106, Lea y Griffin, pp. 131-132, y Mounce, p. 241 enumeran varias opciones.
29 Cf. Fiore, p. 91; Guthrie, pp. 105-106; Lea y Griffin, p. 132.
30 Hendriksen y Kistemaker, p. 148 (énfasis en el original). Knight, p. 192, entiende el término «santificado» en un sentido más general como «declarado apto, aceptable o bueno para el uso o consumo».
31 Johnson, p. 242.
32 Cf. Lea y Griffin, p. 132.