Lecciones de Mateo 24

Clinton Wahlen

Mateo 24 y 25 son parte del discurso final de Jesús que comenzó en Mateo 23.1 Al salir del recinto del templo rumbo al monte de los Olivos, Jesús predice la destrucción del templo. Por eso, varios de los discípulos (Pedro, Santiago, Juan y Andrés, según Mar. 13: 3) preguntan sobre el momento de este evento y de su segunda venida. La doble estructura de la respuesta de Jesús refleja la doble naturaleza de la pregunta.2 Esto se puede ver «por la repetición de eventos en dos coyunturas diferentes de su discurso, incluyendo la aparición de falsos Cristos (Mat. 24: 5, 23-24) y falsos profetas (vers. 11, 24), la tribulación (vers. 9, 21), y varios trastornos de la naturaleza (vers. 7, 29)».3 Los eventos más cercanos en conexión con la destrucción de Jerusalén y el templo están señalados por referencias a «estas cosas» (vers. 2-3, 8, 33-34) y «esta generación» (vers. 34).4 Los eventos más distantes de la segunda venida y el fin del mundo están indicados por referencia al «fin del siglo» (vers. 3) y «aquellos días» (vers. 22, 29).5 Mateo 24 se puede resumir de la siguiente manera, describiendo eventos recurrentes que culminará con la segunda venida,6 seguida de exhortaciones a estar preparados en forma de tres parábolas que enmarcan una advertencia sobre los días de Noé:

A Eventos que precedieron a la destrucción de Jerusalén (Mat. 24: 4-8)

B Tribulación/engaño: falsos cristos/profetas (Mat. 24: 9-14)

C Abominación desoladora (Mat. 24: 15-20; cf. Dan. 9: 26-27; Luc. 21: 21-24)

B’ Tribulación/engaño: falsos cristos/profetas (Mat. 24: 21-28)

A’ Eventos que precedieron a la venida del Hijo del hombre (Mat. 24: 29-31; cf. Dan. 7: 14, 27)

1. Parábola de la higuera (Mat. 24: 32-35): doble aplicación; fin de Jerusalén/ mundo Como en los días de Noé (Mat. 24: 36-41): venida del Hijo del hombre.

2. Parábola de la venida del ladrón (Mat. 24: 42-44): venida del Hijo del hombre.

3. Parábola de los siervos fieles y malos (Mat. 24: 45-51): exhortación a la fidelidad.

Interpretación de Mateo 24

1. Versículos 1-8

• Los discípulos estaban tan enamorados de la magnificencia de los edificios del templo que no apreciaron la verdad de lo que Jesús había dicho acerca de que la «casa» o templo quedaría «desolada» (Mat. 23: 38), por lo que tuvo que reiterar el punto en un lenguaje aún más fuerte: «no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada» (Mat. 24: 2). Estas palabras fueron escuchadas por muchos y luego serían malinterpretadas en su contra (Mat. 26: 61; cf. Juan 2: 19).

• Muchos vendrán en nombre de Cristo, con presunta autoridad mesiánica e ideas falsas (cf. 2 Cor. 11: 4). De hecho, en el primer siglo, en Israel proliferaron estos pretendientes (Judas de Galilea, Teudas, Santiago y Simón, Eleazar hijo de Dineo y otros).7 Estos continuaron incluso después de la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C., incluido Simón Bar Kokhba, quien encabezó la segunda revuelta judía (132–135 d. C.).

• Las guerras suelen estar precedidas por una mayor inestabilidad en la sociedad y en el mundo, y eso es lo que sucedió antes de la primera revuelta judía en el año 66 d. C. Dentro de Israel hubo rivalidades con diferentes facciones que competían por el poder y, en mayor escala, el año 68–69 d. C. fue el «Año de los Cuatro Emperadores» (Galba, Otón, Vitelio y Vespesiano, quienes habían liderado las fuerzas romanas contra los judíos).

• Jesús instó a sus seguidores a no alarmarse como si el fin hubiera llegado, porque antes tendrían que ocurrir más cosas, incluidas «hambrunas, pestilencias y terremotos en varios lugares» (Mat. 24: 7). «Todo esto es solo principio de dolores [griego: ōdinōn]», dijo (vers. 8). La palabra griega ōdinōn significa «dolores de parto». En otras palabras, así como los dolores de parto vienen en oleadas, no todos a la vez, este tipo de eventos se ocurrirán repetidamente.

• De hecho, se puede sugerir un paralelo aún más cercano: así como las contracciones de parto aumentan en frecuencia y severidad, se puede esperar que los desastres naturales, las guerras y las pestes se vuelvan más intensos y generalizados, algunos incluso teniendo un impacto global.

2. Versículos 9-14

• La predicción de persecución de Jesús pronto se cumplió con la lapidación de Esteban (Hech. 7: 59), la ejecución de Santiago (Hech. 12: 2) y la oposición judía generalizada al evangelio. Sin embargo, a pesar de ser «odiados por todas las naciones» por su testimonio cristiano (Mat. 24: 9) e incluso traicionados (vers. 10) y «despreciados» (1 Cor. 1: 28), los discípulos de Jesús tendrían éxito en su misión de alcanzar al mundo con el evangelio (Mat. 24: 14).

• Los falsos profetas fueron un problema persistente en la historia bíblica (p. ej., Deut. 13: 1-3; Jer. 14: 14; 2 Cor. 11: 13), y tal vez no debería sorprender que las falsas enseñanzas aparezcan generalmente cuando la verdad se vuelve especialmente prominente (cf. 1 Juan 4: 1-3). Los «muchos» probablemente se refieren a los engañadores tanto dentro como fuera de la iglesia, ya que los que afirman ser profetas generalmente atraen la atención generalizada dondequiera que estén.

• La anarquía se refiere a una actitud de indiferencia o flagrante desprecio por la ley de Dios (cf. Mat. 7: 21, 23). Es la manifestación externa de una rebelión interna contra la restricción moral que proporciona el Decálogo.

• Dado que la ley de Dios se basa en el amor, el rechazo de esa ley conduce a que el amor se enfríe y a la muerte de una verdadera espiritualidad basada en el corazón. La contraparte positiva de esto se describe como perseverar «hasta el fin» (griego: telos), que puede referirse al fin de la vida de uno o a la destrucción predicha de Jerusalén y su templo. Un pensamiento muy similar se expresa en el discurso sobre el discipulado (Mat. 10: 22).

• Aunque el versículo 14 se aplica con frecuencia a la finalización de la comisión evangélica antes del fin del mundo y ciertamente es aplicable a nuestro tiempo, este versículo probablemente también se aplica a la rápida propagación del evangelio en todo el mundo romano (griego: oikoumenē) por la iglesia apostólica (cf. Col. 1: 23).

3. Versículos 15-20

• Jesús responde ahora a la pregunta de los discípulos sobre la destrucción de Jerusalén, usando el lenguaje de Daniel 9: 26-27, que, sorprendentemente, predice una futura destrucción de «la ciudad y el santuario» después de su restauración bajo el gobierno persa.8

• Aunque la profecía del cuerno pequeño de Daniel (Dan. 7: 8, 11, 20-21; 8: 9, 12) se aplica a menudo a Antíoco IV Epífanes (cf. 1 Mac. 1: 54; Josefo, Antigüedades Judías 12: 320-322), Jesús indica que su cumplimiento todavía está en el futuro en su día.

• No hay razón para dudar de la aplicación que hace Jesús de «la abominación desoladora» a la destrucción de Jerusalén después de un asedio romano (Luc. 21: 20; cf. Dan. 9: 26). Pero esta profecía de Daniel tiene un significado más amplio (Dan. 8: 13; 9: 27; 12: 11), al que también alude Jesús (véase más adelante y los comentarios sobre los vers. 21-28).

• Los términos hebreos a los que se hace referencia en esta profecía, así como su uso en las profecías de Jeremías y Ezequiel sobre la desolación de Jerusalén por parte de Babilonia (p. ej., Jer. 7: 10, 31; Eze. 5: 11; 7: 20; 8: 6, 14; Dan. 9: 11-17), sugieren que tanto esa destrucción como la de Roma fueron resultado directo de la rebeldía persistente de Israel y de la comisión de abominaciones prohibidas por Dios. Una situación similar llevó a la desaparición del templo de Silo.9

• El pronunciamiento de los ayes de Jesús y sus palabras de despedida al salir del templo parecen marcar el momento en que la gloria divina lo estaba abandonando nuevamente a la destrucción (Mat. 23: 38; Juan 1: 14; cf. Eze. 10: 18; 11: 23; Hag. 2: 9).

• La referencia a «la abominación desoladora» mencionada por Daniel como una señal probablemente se refiere a la invasión de las tropas romanas en «la ciudad santa» (Mat. 4: 5; 27: 53) en el año 66 d. C. por Cestio Galo y su repentina e inesperada retirada (cf. Dan. 9: 26),10 así como al período más largo de 1.260 años de persecución (al que se alude en Mat. 24: 20, 29; cf. Dan. 12: 7-11) que precedería a la segunda venida (cf. 2 Tes. 2: 3-4).11

• La apresurada retirada de Cestio y la persecución de las tropas judías proporcionaron la oportunidad de oro prometida por Jesús para que los cristianos huyeran de la ciudad. Josefo lo describe de esta manera: «Muchos de los judíos más eminentes se alejaron de la ciudad nadando, como si se tratase de un barco que se va a hundir».12 Según Eusebio (Ecclesiastical History 3.5.3), los cristianos huyeron a Pella en Perea.

• La advertencia de orar para que la huida no fuera en invierno o en sábado se refiere a circunstancias que dificultarían la huida de Jerusalén, especialmente porque la mayor parte de la huida se haría a pie, ya que las fuertes lluvias harían intransitables algunas rutas. Además, si hubiera sido necesario que los cristianos huyeran en sábado, su observancia, encontrar refugio, etc. podría haber sido difícil o imposible y habría llamado la atención sobre ellos en un momento en el que menos podían permitírselo.

• Jesús defendió constantemente la obediencia a la ley, incluido el Decálogo (Mat. 5: 17; 19: 18-19) y, como indica Lucas 4: 16, adoraba habitualmente en la sinagoga en sábado. Los cristianos siguieron celebrándolo después de la muerte y resurrección de Cristo (Luc. 23: 56; Hech. 13: 14, 42, 44; 16: 13; 17: 2; 18: 4). De hecho, en ningún lugar del Nuevo Testamento se sugiere un cambio en la forma en que los cristianos del primer siglo se relacionaban con el sábado.

4. Versículos 21-28

• La referencia a la «gran tribulación» (vers. 21) en «aquellos días» (vers. 29) distingue este período de sufrimiento de la tribulación que enfrentarán los discípulos (vers. 9; cf. Mat. 13: 21) y lo asigna a un tiempo posterior, más distante. La inusual cadena de partículas negativas («no, ni lo será jamás», griego oud’ ou mē genetai) sugiere un período especialmente terrible de persecución, de tal manera que Dios promete que nunca se repetirá.13

• En vista de la referencia previa de Jesús a las profecías de Daniel y la importancia de entenderlas (vers. 15), es probable que haya aquí una alusión al largo período de persecución por parte del cuerno pequeño que duraría 1.260 «días» proféticos o años literales (Dan. 7: 25; 12: 7; Apoc. 12: 6, 14), desde el año 538 d. C. hasta el 1798.14

• El paralelo en Lucas 21: 23-24 confirma que se hace referencia a un período posterior de persecución, después de «gran calamidad en la tierra e ira sobre este pueblo», la matanza de los judíos «a filo de espada» y su dispersión «por todas las naciones». Solo entonces se hace referencia a «Jerusalén» en sentido figurado. Es decir, el pueblo de Dios «será pisoteado» o perseguido por los gentiles (incrédulos) «hasta que se cumplan los tiempos de los gentiles». Este lenguaje coincide con el «pisoteo» profético del pueblo de Dios al que se hace referencia en otros lugares (Dan. 8: 10; Apoc. 11: 2, que se refiere a los «cuarenta y dos meses» de tiempo profético).

• Los engaños se multiplicarán con el fin de «engañar, si es posible, aun a los escogidos», incluyendo las afirmaciones de que Cristo ha aparecido en algún lugar específico, cuando, de hecho, será tan visible como «el relámpago destella en el oriente y brilla en el occidente» (Mat. 24: 27, NTV). La única «señal» explícita de la venida de Cristo se da en el versículo 30 cuando: «Vean al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria». Tal señal no puede ser falsificada porque incluye la resurrección de los justos muertos y su transformación con los justos vivos a la inmortalidad y su arrebatamiento para encontrarse con el Señor en el aire (1 Cor. 15: 52-53; 1 Tes. 4: 16-17; cf. 2 Ped. 3: 10). Por el contrario, los malvados serán destruidos por el fuego con el resplandor y la gloria de su venida (2 Tes. 1: 8-10; 2: 8).

• La profecía, uno de los dones más importantes del Espíritu (1 Cor. 12: 10, 28), es una señal especial de la iglesia remanente de Dios (Apoc. 12: 17; 19: 10) dada para contrarrestar los engaños demoníacos diseñados para engañar y diezmar al pueblo de Dios del tiempo del fin (2 Tes. 2: 9-11; Apoc. 16: 13-14). Los «elegidos» (los que permanecen fieles) no serán engañados porque entienden, creen y obedecen las enseñanzas de Jesús (Apoc. 14: 12).

5. Versículos 29-35

• Las señales mencionadas del día oscuro y de las estrellas cayendo del cielo (Mat. 24: 29) ocurren cerca del final de este largo período de persecución, que fue acortado en cierta medida por los acontecimientos de la Reforma (cf. Mar. 13: 24) y ha sido identificado por los adventistas del séptimo día como comenzando en el año 538 d. C. y terminando en 1798, basándose en varias menciones de un período de 1.260 días-año proféticos en la profecía bíblica (Dan. 7: 25; 12: 7; Apoc. 12: 6, 14; 13: 5). Es importante destacar que «la secuencia sol-luna-estrellas es la misma en todos los lugares donde se mencionan estos fenómenos» (véase también Luc. 21: 25; Apoc. 6: 12-13), lo que sugiere que «se espera un cumplimiento específico en lugar de uno más general».15

• Aunque estas señales se centraron principalmente en América del Norte,16 fue precisamente esta ubicación escasamente poblada preparada por Dios la indicada en la profecía para la aparición del remanente (Apoc. 12: 15-17). Tampoco debe subestimarse el estímulo que estas señales dieron al estudio de Daniel y Apocalipsis, lo que llevó al surgimiento del movimiento adventista con su enfoque en el cumplimiento de la profecía final y de mayor duración en las Escrituras, los 2.300 días-año de Daniel 8: 14, y a su convicción de que el segundo advenimiento de Cristo estaba cerca.

• Daniel describe, como resultado del juicio celestial (Dan. 7: 9-10), a «uno como el Hijo del hombre» que recibe «dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieran» (Dan. 7: 13-14). Así que Jesús, habiendo recibido el reino porque quienes lo compondrán han sido identificados a través del proceso de juicio, viene «con poder y gran gloria» (Mat. 24: 30) «para dar a cada uno conforme a su obra» (Apoc. 22: 12). El duelo descrito en el versículo 30 (cf. Apoc. 1: 7) indica el arrepentimiento de quienes se dan cuenta de su pérdida eterna.

• La reunión de los elegidos por los ángeles (cf. Mat. 13: 41-43) se describe como «de los cuatro vientos» (cf. Apoc. 7: 1), es decir, de las cuatro direcciones de la brújula y de todo el mundo.

• La primera de las tres parábolas constituye una especie de resumen por parte de Jesús de lo que ha explicado en respuesta a la doble pregunta de los discípulos. La señal que da el árbol al echar hojas, mostrando que el verano está cerca, ilustra cómo las señales que Jesús acaba de mencionar señalarán la proximidad de los dos grandes acontecimientos: la inminente destrucción de Jerusalén y la segunda venida.

• Con «esta generación» Jesús se refiere a aquellos en Israel que oyeron el evangelio proclamado por Jesús y los apóstoles y lo rechazaron. En Mateo, «esta generación» es siempre una referencia negativa a Israel infiel (Mat. 11: 16; 12: 39, 41-42, 45; 16: 4; 17: 17; 23: 36) y recuerda a la generación del desierto que pereció después de cuarenta años (Núm. 32: 13; Sal. 95: 10). De manera similar, el juicio sobre Jerusalén ocurriría cuarenta años después de la predicción de Jesús, y es directamente atribuible a su rechazo de Jesús como el Mesías. Aún queda esperanza para los judíos que creen (Rom. 11: 23-24; Gál. 3: 27-29), pero el propósito de Dios de levantar a Israel como nación se puede ver claramente en este evento como si hubiera llegado a su fin.

• Una aplicación secundaria se puede ver en conexión con las señales que precedieron a la segunda venida. Así como la destrucción del templo fue precedida por la señal de la abominación desoladora, así también la segunda venida es precedida por las señales del sol, la luna y las estrellas. En ambos casos, las señales fueron presenciadas por una sola generación, advirtiéndoles de que el evento predicho estaba cerca.17

6. Versículos 36-41

• El cambio de los pronombres demostrativos cercanos («esta generación», «estas cosas») al pronombre demostrativo lejano («aquel día y hora») indica que se tiene en cuenta principalmente los acontecimientos más distantes relacionados con la segunda venida.

• Es interesante que, a pesar de la clara declaración de Jesús de que «nadie sabe» el tiempo de su regreso, ni siquiera Jesús mismo (cf. Mar. 13: 32), la fijación de fechas nunca ha desaparecido. Han aparecido y desaparecido innumerables predicciones de un año determinado (en lugar del día o la hora) como el año del regreso de Cristo. La especulación sobre el tiempo de la segunda venida distrae y resta valor a la obra que se les ha encomendado a los seguidores de Jesús de difundir el evangelio. Puesto que Jesús, al menos mientras estuvo en la tierra, no sabía el tiempo de su regreso, solo podía responder a la pregunta de los discípulos de una manera general. A su pregunta más específica después de su resurrección, Jesús tuvo que recordarles que solo el Padre podía revelar eso (Hech. 1: 7). Dios nos revela lo que es mejor que sepamos en cada momento (Deut. 29: 29).

• Aunque no se ha revelado el momento del segundo advenimiento, podemos saber que está cerca. Una de las indicaciones que Mateo ha mencionado está relacionada con el largo período de persecución y la señal del sol, la luna y las estrellas que se produjo cerca del final de ese período de tiempo. Otra indicación dada por Jesús es que el mundo se parecerá a «los días de Noé», cuando la gente felizmente ignoraba que el juicio de Dios sobre el mundo era inminente (Mat. 24: 37).

• Aunque aquí no hay una referencia explícita al mal que existía en el mundo antediluviano, la descripción en Génesis sin duda subyace a la declaración de Jesús. La maldad era tan omnipresente que «todo designio de los pensamientos de su corazón [del hombre] solo era de continuo el mal» (Gén. 6: 5). Sin embargo, aún peor era el seguir con la vida cotidiana («comer y beber, casarse y dar en casamiento») como si toda esta maldad fuera normal. Así, normalizar el mal en el contexto de esta actividad humana se convierte en el preludio irónico de una repentina destrucción global.

• Así como al pueblo de Israel se le dieron cuarenta años para arrepentirse antes de la destrucción en el año 70 d. C. profetizada por Jesús, y a los antediluvianos se les dieron 120 años para escuchar la predicación de Noé (Gén. 6: 3; cf. 2 Ped. 2: 5), después de las señales que señalan la proximidad de la segunda venida se puede esperar un tiempo aún más largo para responder a la proclamación final del evangelio.

• Jesús afirma tanto la historicidad de Noé como la historicidad de su diluvio. También compara este evento con su segunda venida, sugiriendo que ambos son eventos cataclísmicos globales (Mat. 24: 27, 37, 39). Esta concepción se ve también en otros pasajes del Nuevo Testamento (2 Ped. 3: 3-7 hace una comparación similar de estos dos eventos).18

• Se representa a personas que se dedican pacíficamente a su trabajo, hombres en el campo y mujeres moliendo en el molino, con todos completamente ajenos a su juicio inminente. Los que son tomados (recogidos por los ángeles, ver. 31) son salvados, mientras que los que son dejados (como alimento para las águilas/buitres, vers. 28) se pierden y son castigados (Mat. 24: 40-41, como los antediluvianos que fueron dejados fuera del arca en el ver. 39). El paralelo en Lucas 17: 34-37 está precedido por la historia de Lot: los que perecen son dejados atrás en Sodoma, mientras los ángeles toman a Lot y a su familia de la mano y los conducen a salvo (Luc. 17: 28-30; cf. Gén. 19: 16).

• Aunque algunos comentaristas aplicaron la imagen de ser «tomados» para argumentar a favor de un «rapto secreto», no hay nada secreto acerca del segundo advenimiento (vers. 27, 30-31); el punto es que la gente será tomada por sorpresa y por eso siempre debemos estar preparados.

7. Versículos 42-51

• Las dos parábolas que concluyen el capítulo enfatizan la importancia de estar atentos al regreso del Señor y trabajar fielmente hasta entonces. Se nos manda estar atentos (vers. 42) porque no podemos saber el momento exacto. Por eso se compara su venida con la de un ladrón, no porque sea secreta, sino porque será repentina e inesperada (vers. 43-44).

• El Nuevo Testamento deja muy claro que, cuando Jesús venga como ladrón, todos lo sabrán. La destrucción vendrá de repente, como dolores de parto (1 Tes. 5: 2-3). Pedro dice: «Los cielos pasarán con gran estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas» (2 Ped. 3: 10). Y el libro de Apocalipsis lo relaciona con las siete últimas plagas (Apoc. 16: 15) y dice que «todo ojo le verá» (Apoc. 1: 7).

• La última advertencia de «estar preparados» se refiere a un estado constante y perpetuo de preparación que resulta de vivir, no para este mundo, sino para el reino de Dios y ponerlo en primer lugar (Mat. 6: 33).

• En la parábola de los siervos fieles y malos, ambos son dignos de confianza porque ambos quedan sin supervisión. Pero solo el siervo fiel demuestra ser digno de confianza: alimenta a la familia en el momento apropiado y no hace mal uso de los bienes del amo. Sin embargo, la fidelidad no genera méritos. Al final, todos los fieles confesarán: «Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos» (Luc. 17: 10).

• La conducta del siervo malvado muestra que no experimentó un verdadero cambio de corazón. Los hipócritas cristianos son tan malos, si no peores, que los fariseos hipócritas porque afirman conocer a Jesús y haber recibido más luz. Por lo tanto, recibirán un castigo similar, resumido como «lloro y el crujir de dientes» (Mat. 8: 12; 13: 42, 50; 22: 13; 25: 30; Luc. 13: 28) y sufrir la destrucción del «alma y del cuerpo» (Mat. 10: 28) en el «fuego eterno» (Mat. 18: 8; 25: 41, 46).

Aplicación del capítulo

Algunas lecciones importantes que podemos extraer de Mateo 24 son:

1. A veces es mejor escuchar y aprender con humildad, especialmente cuando Dios nos habla a través de su Palabra. De lo contrario, podemos perder el mensaje que él tiene para nosotros.

2. La protección contra el engaño, la influencia satánica y las ideas falsas requieren sabiduría de Dios, obtenida principalmente mediante un estudio de las Escrituras guiado por el Espíritu (Mat. 22: 29; Juan 16: 13).

3. Si bien algunas sociedades ofrecen relativa libertad de expresión religiosa y seguridad contra represalias, esto nunca está garantizado en la Biblia. A medida que los principios bíblicos se vuelven cada vez más impopulares, es aún más importante encontrar formas de expresar estos principios de manera convincente y tener el coraje de expresar las propias convicciones con amor y sabiduría en lugar de hacer concesiones para adaptarse al espíritu de los tiempos.

4. Jesús nunca sugiere que todo el mundo se convertirá, sino que el mensaje del evangelio será dado a todo el mundo como testimonio, tal como el leproso sanado fue un testimonio para los sacerdotes (Mat. 8: 4), lo que posiblemente sea parte de la razón por la que «una gran cantidad» de ellos finalmente se convirtieron en seguidores de Jesús (Hech. 6: 7). De manera similar, lo que decimos y, aún más importante, cómo lo decimos puede tener un impacto importante para el reino de los cielos.

5. Las profecías sobre la destrucción de Jerusalén por Babilonia y Roma (recordemos los comentarios anteriores sobre Mat. 24: 15) constituyen una seria advertencia al pueblo de Dios de hoy para que evite toda forma de pecado y abominación, especialmente a la luz del hecho de que uno de los epítetos más destacados de la Babilonia del tiempo del fin es «LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA» (Apoc. 17: 5).

6. Los milagros no siempre son una señal segura de la obra de Dios, sino que deben probarse para ver si el mensaje que los acompaña está de acuerdo con la Biblia o no (Deut. 13: 1-4).

7. Con las palabras: «El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán» (Mat. 24: 35), Jesús subraya la naturaleza absoluta e inviolable de la palabra profética. La profecía es una de las indicaciones más seguras de la existencia de Dios y de la veracidad de la Biblia (Isa. 46: 9-10; 2 Ped. 1: 19-21). Como también afirmó Jesús, «la Escritura no puede ser quebrantada» (Juan 10: 35). Por eso, se nos advierte contra cualquier sugerencia de que partes de la palabra de Dios pueden ignorarse sin peligro.

8. Jesús dice muy claramente: «El Hijo del hombre vendrá a la hora que no pensáis» y por eso nos insta a «estar preparados» (Mat. 24: 44). Debemos tener en cuenta que no solo los antediluvianos fueron sorprendidos por el diluvio a pesar de la predicación de Noé, sino que los discípulos de Jesús también fueron sorprendidos por su sufrimiento y muerte a pesar de que él les había advertido claramente tres veces lo que estaba por suceder. Nos corresponde, entonces, aprender la lección de su experiencia y tomar más en serio la predicción de Jesús aquí.

9. En la parábola final de Mateo 24, Jesús deja en claro que la manera de estar preparados para su regreso es ser siempre fieles como sus seguidores. El siervo es sabio porque es fiel a su amo.

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1 Véase Clinton Wahlen, «Lessons from Matthew 23», Reflections 82 (2023): p. 11.

2 La mayor parte de Mateo 24, a veces llamado el «Apocalipsis Sinóptico» (Mat. 24: 1-44), tiene su paralelo en Marcos 13: 1-37 y Lucas 21: 5-36. La propia pregunta se hace eco del lenguaje de Daniel 12: 6-7.

3 Clinton Wahlen, «Have the Signs in the Sun, Moon, and Stars Already Happened?», en Interpreting Scripture: Bible Questions and Answers, ed. Gerhard Pfandl, rev. ed., Biblical Research Institute Studies 2 (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute, 2017), p. 285.

4 Todas las citas bíblicas provienen de la RV95 a menos que se indique lo contrario.

5 Véase Richard M. Davidson, «“This Generation Shall Not Pass” (Matt 24:34): Failed or Fulfilled Prophecy?», en The Cosmic Battle for Planet Earth: Essays in Honor of Norman R. Gulley, ed. Ron du Preez y Jiří Moskala (Berrien Springs, MI: Old Testament Department of the Seventh-day Adventist Seminary at Andrews University, 2003), pp. 312–313, 316, sugiriendo una diferencia en el versículo 19 (cf. Luc. 21: 23) basada en el adjetivo demostrativo que precede al sustantivo (en ekeinais tais hēmerais) en lugar de seguirlo como lo hace en los versículos 22 y 29.

6 Francis D. Nichol, ed. The Seventh-Day Adventist Bible Commentary, vol. 5 (Hagerstown, MD: Review and Herald Publishing Association, 1980), p. 497: «Es digno de mención que DA 628-633 aplica los signos enumerados en los versículos 4-14 principalmente a la caída de Jerusalén y algunos de ellos secundariamente a nuestro tiempo, y los de los versículos 21-30 bastante exclusivamente a los acontecimientos que conducen a la segunda venida del Salvador».

7 Josefo, Jewish War 2.60-65, 118; y Josefo, Jewish Antiquities 20.97, 102, 161.

8 La frase griega para «la abominación desoladora» (to bdelygma tēs erēmōseōs, Mat. 24: 15) coincide con la traducción de la Septuaginta de Daniel 12: 11, que parece apuntar a una manifestación más amplia y desarrollada implicada ya por «la consumación» a la que se refiere Daniel 9: 27.

9 Paul J. Ray, Jr., «The Abomination of Desolation in Daniel 9: 27 and Related Texts: Theology of Retributive Judgment», en To Understand the Scriptures: Essays in Honor of William H. Shea, ed. David Merling (Berrien Springs, MI: Institute of Archeology/Siegfried H. Horn Archeological Museum, 1997), pp. 208-209.

10 Josefo, Jewish War 2.535–540; cf. Elena G. de White, El conflicto de los siglos (Doral, FL: IADPA, 2013), p. 25: «Tan pronto como los estandartes del ejército romano idólatra fuesen clavados en el suelo sagrado, que se extendía varios estadios más allá de los muros, los creyentes en Cristo debían huir a un lugar seguro».

11 Véase Ray, p. 211. Ángel Manuel Rodríguez, «Daniel», Andrews Bible Commentary (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 2020), p. 1059, aplica Daniel 12: 7 específicamente a «los 1.260 años (tres veces y media) de supremacía y persecución papal».

12 Josefo, Jewish War 2.556.

13 A pesar de los frecuentes intentos de vincular este periodo con el «tiempo de angustia» al que se refiere Daniel 12: 1 (cuya traducción de los LXX tiene una redacción diferente en griego), la expresión hebrea (‘et tsarah) se refiere a menudo a un periodo de angustia causado por fuerzas enemigas del que será liberado el pueblo de Dios (p. ej., Sal. 37: 39; Isa. 33: 2; Jer. 14: 8; 15: 11; 30: 7).

14 Para la justificación histórica de estas fechas, véase Heinz Schaidinger, Historical Confirmation of Prophetic Periods, Biblical Research Institute Release 7 (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute, 2010), pp. 28-29, 33. Cf. Elena G. de White, El deseado de todas las gentes (Doral, FL: IADPA, 2013), p. 600: «Durante más de mil años iba a imperar contra los seguidores de Cristo una persecución como el mundo nunca la había conocido antes. Millones y millones de sus fieles testigos iban a ser muertos. Si Dios no hubiese extendido la mano para preservar a su pueblo, todos habrían perecido. “Mas por causa de los escogidos —dijo— aquellos días serán acortados”».

15 Wahlen, «Have the Signs in the Sun, Moon, and Stars Already Happened?», p. 287.

16 Ibid. (en referencia al «Día Oscuro» del 19 de mayo de 1780 y a la gran lluvia de meteoritos leónidas del 13 de noviembre de 1833).

17 Véase J. Robert Spangler, ed., «Questions and Answers on Doctrinal Issues», Ministry (octubre 1980), p. 30.

18 Véase, además, Clinton Wahlen, «Matthew and the Genesis Creation», en The Genesis Creation Account and Its Reverberations in the New Testament, ed. Thomas R. Shepherd (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 2022), p. 168.