La prostitución

La prostitución, proporcionar servicios sexuales por un precio, ha existido desde tiempos bíblicos. Se la ha llamado «la profesión más antigua del mundo». Esta práctica degradante reduce la intimidad de la sexualidad a una mercancía cuyo intercambio corrompe a todos los involucrados. Es un pecado destructivo.

La Biblia cuenta historias de varias prostitutas, incluida la de la cananea Rahab (Jos. 2; 6: 17-25; Mat. 1: 5; Heb. 11: 31), que puso su fe en Dios, se unió a la comunidad israelita y llegó a ser una de las antepasadas de Jesús. La Biblia utiliza a menudo la prostitución como una metáfora de la infidelidad a Dios (Jer. 3: 6, Eze. 16: 15-26, Nah. 3: 4). En una visión del apóstol Juan, la alianza entre la iglesia y el estado en el tiempo del fin se representa como una prostituta (Apoc. 17).

La Biblia advierte de los peligros del sexo ilícito en términos muy claros: «Porque abismo profundo es la ramera, pozo profundo la extraña. También ella, como un ladrón, acecha, y multiplica entre los hombres los prevaricadores» (Prov. 23: 27-28). El apóstol Pablo escribió: «La voluntad de Dios es vuestra santificación: que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa (o su propio cuerpo, NVI) en santidad y honor, no en pasión desordenada, como los gentiles que no conocen a Dios» (1 Tes. 4: 3-5). Pablo nos insta a «huir de la inmoralidad sexual» (1 Cor. 6: 18).

La prostitución suele ser un negocio que explota a sus trabajadoras y trafica con ellas. Alrededor del mundo, millones de mujeres recurren a la prostitución como medio de supervivencia. A menudo se ven obligadas a prostituirse por alguien que las manipula, las controla y abusa de ellas. Muchas son meramente niñas. Si actualmente estás metida en la prostitución o sabes de alguien que lo está, por favor, sé consciente de que hay ayuda disponible. Hay organizaciones que laboran para rescatar a las trabajadoras sexuales y ayudarlas a comenzar una nueva vida.

Jesús siempre extendió la gracia a aquellos que, como la mujer samaritana en el pozo (ver Juan 4), tienen un pasado sexual turbulento. A pesar de tus luchas actuales, Dios te ofrece poder para avanzar y cambiar tu vida. No importa cuál sea tu historia, Dios te ofrece esperanza, curación y perdón.