Las enfermedades mentales

Muchas organizaciones están dedicando cada vez más atención y recursos financieros a las enfermedades mentales. Aun así, el tema permanece envuelto en prejuicios. El término «enfermedad mental» suele sugerir imágenes de asesinos en serie y de manicomios. Pero en un mundo caído, casi todos, desde tu pastor local hasta tu propio cónyuge, es probable que el algún momento se vean afectados directa o indirectamente por algún trastorno mental.

Los trastornos depresivos y los síndromes de ansiedad son dos de las enfermedades mentales más comunes. Según la Organización Mundial de la Salud, alrededor del 4,4% de la población mundial (alrededor de trescientos millones de personas) padece depresión. Se prevé que el número de personas que enfrentan estos trastornos aumente todavía más en los próximos años.

Gracias a avances científicos como las técnicas de neuroimagen y otras metodologías médicas y de investigación, se han logrado grandes progresos en la comprensión de la naturaleza de los trastornos mentales. Parece que la herencia y la biología juegan un papel más importante de lo que se pensaba previamente. Como resultado, los protocolos de tratamiento nunca han sido más abundantes.

Muchos cristianos en particular soportan mal la vergüenza asociada a los trastornos mentales. Después de todo, ¿no garantiza la Biblia que Dios proveerá todo lo que necesitamos (Fil. 4: 19)? Así es, pero al escribir ese pasaje, el apóstol Pablo no dijo exactamente cómo serían satisfechas esas necesidades. Una forma es a través de los talentos de los profesionales que entienden las complejidades asociadas con las enfermedades mentales, y que se han capacitado para abordar de forma adecuada los desafíos que estas plantean. Los medicamentos seguros y efectivos son otra vía de curación que puede contribuir a una psique más equilibrada. Después de todo, cuando sufren una enfermedad renal, pocos dudan en tomar la medicación adecuada. Del mismo modo, muchas personas que buscan alivio de enfermedades mentales encuentran que la medicación adecuada es un paso apropiado en el proceso de su recuperación.

Santiago 1: 17 declara que «toda buena dádiva y todo don perfecto» vienen de Dios. Hoy más que nunca, los dones de Dios incluyen asombrosas herramientas no solo para diagnosticar y tratar enfermedades mentales, sino también para informarnos sobre cómo mantener la salud mental. No tenemos por qué sentirnos estigmatizados ni sufrir vergüenza, culpa u otras emociones negativas por buscar superar nuestros trastornos mentales.

La oración abre enormes reservas de bendiciones y de esperanza. Estos recursos pueden ayudar a las personas que padecen enfermedades mentales a salir de un estado de desesperación y oscuridad, y acceder a la gloriosa luz de un nuevo día.