La violencia

«No matarás». La prohibición del sexto mandamiento (Éxo. 20: 13) parecería bastante clara, si no fuera por el hecho de que la Biblia está llena de guerra y violencia. Una mirada al panorama más amplio, sin embargo, a través de la lente del «Príncipe de paz» (Isa.9: 6), revela que Dios nos llama a trabajar por la paz, no a perpetuar la violencia.

La Biblia nos dice que el mundo antediluviano estaba «lleno de violencia» (Gén. 6: 11, 13). La mayor parte de la violencia de la Biblia se centra en los israelitas, pero ya su primer líder nacional, Moisés, descubrió lo contraproducente que suele ser el uso de la violencia. Moisés era el hijo adoptivo de la hija del faraón que gobernaba en Egipto, pero su simpatía estaba con los hebreos. Cuando vio a un egipcio golpeando a un obrero hebreo, mató al egipcio y huyó por su vida cuando tomó conciencia de lo que había hecho (Éxo. 2: 11-15).

Cuando Dios liberó a los hebreos de Egipto, estaba claro que Dios merecía todo el crédito por su éxodo. Moisés le dijo a su pueblo: «Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos» (Éxo. 14: 14). Sin embargo, cuando los israelitas trataron de tomar su defensa en sus propias manos, se produjo el desastre (Núm. 14: 39-45). Cuando tratamos de manejar las cosas nosotros mismos, al margen de la dirección de Dios, como cuando Moisés golpeó al egipcio, o Pedro defendió a Jesús con su espada (Luc. 22: 49-51), estamos bordeando la tragedia.

Jesús enseñó a poner el amor en acción: «Oísteis que fue dicho: “Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo”. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los que os ultrajan y os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos…» (Mat. 5: 43-45).

Pero Jesús no nos enseñó a querer ser víctimas. En lugar de eso, nos enseñó una estrategia para derrotar al mal apelando a la conciencia del agresor: «Oísteis que fue dicho: “Ojo por ojo y diente por diente”. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos» (Mat. 5: 38-41).

Tales respuestas le quitan el control al agresor y lo obligan a enfrentarse con lo que ha hecho. En los días de Jesús, golpear a alguien en la mejilla derecha era considerado el mayor insulto. Entregar la capa y la túnica lo dejaría a uno desnudo, avergonzando así al opresor. Ir por la «segunda milla», más allá de la milla que un soldado romano podría legalmente mandar, era mantener el dominio de la situación.

En el mundo político, la resistencia no violenta ha demostrado ser mucho más efectiva en el logro de sus objetivos y cambios que las insurrecciones violentas. (De hecho, la probabilidad de éxito de un movimiento de resistencia cae aproximadamente en un 50 por ciento si recurre a la violencia). El uso de la violencia disminuye el apoyo a un grupo, fomenta una respuesta violenta y tiende a polarizar a la opinión pública. Un movimiento no violento tiene mayores probabilidades de que tenga éxito en sus objetivos a largo plazo.

Quizás el primer ejemplo conocido de resistencia no violenta en la historia es el de Sifra y Fúa, parteras hebreas que desoyeron las órdenes de matar a los bebés varones (Éxo. 1: 15-21). Entre los salvados como resultado de su desafío estuvo el recién nacido Moisés.

El apóstol Pablo expuso cómo debemos responder al mal: «No paguéis a nadie mal por mal… Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios, porque escrito está: “Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”. Así que, si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber, pues haciendo esto, harás que le arda la cara de vergüenza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal» (Rom. 12: 17-21).

Para una comprensión más profunda de este tema, ver el siguiente enlace: https://www.adventist.org/en/information/official-statements/statements/article/go/-/human-relations/