La verdad y la mentira: ¿absolutas o relativas?
La Biblia es clara con respecto a la verdad. Podemos encaminarnos por la verdad (Sal. 25: 5), la gente se apoyará en la verdad (Isa. 10: 20), Jesús dice la verdad (Luc. 4: 25), e incluso se llama a sí mismo la Verdad (Juan 14: 6).
De hecho, la frase «No hay absolutamente nada tal como la verdad absoluta» es lo que se llama una afirmación contradictoria, porque la propia declaración afirma que lo que asegura no existe. Aun así, tenemos un problema con la verdad absoluta; concretamente, con nuestra habilidad para entenderla y comprenderla. Decir que la verdad absoluta es real es una cosa; decir que lo entendemos completamente, bueno, eso es algo completamente diferente.
El apóstol Pablo dice que nosotros «vemos por espejo, oscuramente» (1 Cor. 13: 12). Esto significa que aunque podamos, sin ninguna duda, entender, escuchar y ver cosas, también contamos con nuestra propia personalidad y desafíos a la hora de interpretar la verdad. Nuestra perspectiva sobre la verdad es limitada y subjetiva. Incluso dentro de los evangelios encontramos cuatro relatos ligeramente diferentes de la historia de Jesús. A veces sus historias se solapan, y otras veces incluyen detalles diferentes. Jesús incluso dice a sus discípulos que tiene cosas para compartir con ellos pero que «ahora no las podéis sobrellevar» (Juan 16: 12). Ninguno de nosotros, en espera de la Segunda Venida, tenemos un conocimiento o comprensión completa y objetiva de nada. Sin embargo, esto no significa que Dios no nos dé el conocimiento que necesitamos, cuando lo necesitamos, si lo buscamos en oración.
Jesús nos dice que él envía su Espíritu como ayuda para guiarnos a comprender toda la verdad (Juan 16: 13). Además del Espíritu, Jesús nos llama a estar en la comunidad, donde podemos compartir significado y perspectiva con base en la realidad. La Biblia nos anima a permanecer unidos, «no dejando de congregarnos» (Heb. 10: 25). Al estudiar, el Espíritu habla a nuestros corazones, y al compartir la verdad en comunidad, somos guiados a comprender la suficiente verdad para ayudarnos a entender el plan de salvación de nuestro Señor Jesucristo.
Si sientes que no lo sabes todo o tienes preguntas, no estás solo. Siempre hay más verdad por descubrir, incluso más verdad sobre las verdades que ya conocemos, y podemos tener perspectivas distintas sobre la verdad, incluso sobre la verdad absoluta.