Las uniones de trabajadores y los sindicatos
Como ocurre con tantas cosas en la vida, los sindicatos y las uniones de trabajadores tienen aspectos buenos y malos. Para empezar, la Biblia es muy clara en cuanto a que Dios está en contra de aquellas fuerzas que intentan oprimir a los demás. El Salmo 10: 16-18 dice: «Jehová es Rey eternamente y para siempre; de su tierra desparecerán las naciones. El deseo de los humildes oíste, Jehová; tú los animas y les prestas atención. Tú haces justicia al huérfano y al oprimido, a fin de que no vuelva más a hacer violencia el hombre de la tierra». Dios no hace oídos sordos a los que claman justicia.
El rey Salomón dice en sus reflexiones: «Me volví y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol: las lágrimas de los oprimidos, sin tener quien los consolara; no había consuelo para ellos, pues la fuerza estaba en manos de sus opresores» (Ecl. 4: 1). Vivimos en un mundo donde los que ejercen el poder a menudo explotan a los que están debajo de ellos y no los tratan como deberían.
En su primer sermón, Jesús citó el mensaje de Isaías 61: 1-2 para los oprimidos, y declaró: «El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres […] me ha enviado a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos» (Luc. 4: 18). Estos pasajes, y muchos más, nos dicen cuánto se opone Dios a que unas personas abusen de otras. Como seguidores de Jesús, debemos hacer nuestra parte para aliviar a los oprimidos.
Uno de los medios que los trabajadores han encontrado para mantener cierto control frente a los poderosos, frente a ciertas organizaciones y áreas del trabajo, es formando sindicatos y asociaciones de trabajadores. Cuando los obreros se unen, su voz puede oírse con más fuerza frente a los detentores del poder a través de protestas, huelgas, sentadas y demandas de mejores salarios y mejores condiciones laborales. Así han conseguido grandes progresos para la clase obrera.
Sin embargo, a veces el que se libera de un poder opresivo se convierte en aquello de lo que buscaba escapar. Esto sucede a menudo; el oprimido, cuando se le da poder, se convierte en opresor. Si bien los sindicatos son grupos formados para proteger a los trabajadores contra prácticas empresariales desleales, algunos sindicatos se volvieron tan poderosos, peor aún, incluso crearon políticas tan malas como aquellas contra las que una vez habían estado luchando. Es importante mantenerse alerta con los sindicatos y saber cuándo unirse y cuándo es adecuado irse.