La vida en compañía

Los especialistas han descubierto que las personas que cuentan con matrimonios felices, amistades duraderas e incluso con mascotas, viven vidas más largas y más saludables que las que no tienen acompañantes. Tener a alguien en quien confiar, o que confíe en ti y te quiera, puede ayudarte a levantarte motivado los días en que te sientas deprimido.

Poco después de que Moisés sacase a los israelitas de Egipto, su suegro Jetro lo visitó. Le preocupó ver cuánto tiempo y energía estaba malgastando Moisés para ayudar a la gente a resolver sus diferencias. Le aconsejó a su yerno que nombrara líderes dignos de confianza y temerosos de Dios para que lo ayudaran a gobernar. Compartir esta responsabilidad le dio a Moisés la oportunidad de atender otras prioridades (Éxo. 18).

El libro de Eclesiastés destaca las ventajas de tener a alguien en tu vida con quien poder contar. «Mejor son dos que uno, pues reciben mejor paga por su trabajo. Porque si caen, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del que está solo! Cuando caiga no habrá otro que lo levante» (Ecl. 4: 9-10).

El apóstol Pablo escribió: «Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo» (Gál. 6: 2). Un amigo puede ayudarte literalmente a llevar una carga, por ejemplo, levantando un extremo de un sofá o de una mesa cuando te mudes a un nuevo hogar. Un amigo también puede ayudarte a encontrar eventuales soluciones para tus problemas o animarte cuando te sientas triste o estresado.

Lamentablemente, incluso los mejores amigos a veces te defraudan. Sin embargo, hay un amigo en el que siempre puedes confiar: «Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará ni te desamparará. No temas ni te intimides» (Deut. 31: 8).