El abuso sexual

El abuso sexual, o abuso deshonesto, es un contacto sexual no deseado. Cualquier contacto sexual con un menor, forzado o no, es considerado abuso sexual infantil. Un abusador puede besar o tocar a un niño en lugares y de maneras que le haga sentir incómodo, o bien entablar una conversación sexual ofensiva.

A veces, los abusadores ofrecen dinero o regalos para coaccionar la interacción sexual y pueden amenazar al niño o a los familiares del infante con hacerles daño si le dicen a alguien lo del abuso. Estos transgresores saben que están haciendo algo ilegal e inmoral. Si has sido víctima de abusos, por favor, recuerda que tú no eres responsable.

El abuso sexual puede causar daños emocionales y espirituales de por vida. Pervierte la propia imagen, erosiona el sentido de la propia seguridad y puede hacer difícil el establecer relaciones sanas. Sentirse indigno puede llevar a abusar a otros y sabotear sus propios planes y relaciones. Pueden experimentar síntomas traumáticos incluyendo pesadillas y escenas retrospectivas (flashbacks).

Todo abuso sexual implica un desequilibrio de poder entre el abusador y el abusado. A pesar del estereotipo de desconocido sospechoso, la mayoría de los abusadores sexuales son personas conocidas por los que son abusados. Pueden ser familiares, amigos de la familia, vecinos o miembros de iglesia. Tienden a tener una buena reputación de ser personas de confianza y, a menudo, les dicen a sus víctimas que nadie les creerá si cuentan a alguien lo que está pasando. Los abusadores manipulan constantemente a sus víctimas asociando el abuso con algo que estas desean, ya sea atención, favores o recompensas. Si has sido víctima de abuso, habla con alguien con una posición de autoridad en la que confíes, tal como un profesor, un pastor o un consejero escolar. Puede ser difícil contar tu experiencia a un adulto, así que puede que quieras, en primer lugar, conseguir el apoyo de un amigo.

Mientras que estos síntomas pueden reflejar otros acontecimientos traumáticos, tal como un divorcio o la muerte de un miembro de la familia, hay que estar atento a las señales de abuso sexual en un niño o un joven. Las señales pueden incluir cambios súbitos en los hábitos alimentarios, comportamiento inadecuado para su edad, autolesionarse, representaciones sexuales o problemas para dormir.

Si has sido víctima de abuso sexual, Dios desea curarte y que vivas una vida plena y satisfactoria. Busca la ayuda de un consejero en quien confíes y con el que te sientas cómodo. Tienes que saber que no estás solo y que eres amado por Dios y por otros.

Para una comprensión más profunda de este tema, ver el siguiente enlace: https://www.adventist.org/en/information/official-statements/statements/article/go/-/statement-on-abuse-and-family-violence/