Emociones inestables
Las emociones ponen notas de color a nuestras vidas, pero también pueden expresar lo mejor de nosotros.
Las emociones y los sentimientos, manifestaciones esenciales del cerebro humano, técnicamente no son lo mismo. Se considera que las emociones son más simples y básicas que los sentimientos. Son respuestas fisiológicas rápidas de adaptación al medio ambiente.
Aunque todavía es tema de mucha discusión, tradicionalmente se reconocen seis emociones básicas: la sorpresa, el asco, la tristeza, la ira, el miedo y la alegría. Todas juegan un papel importante, y todas tienen algo en común: su inestabilidad. Nuestras emociones pueden cambiar por un ligero desequilibrio químico en nuestros cuerpos, por un mero pensamiento, el cansancio, la falta de sueño, la estación del año, el clima o simplemente las expectativas de nuestra vida diaria.
El concepto de «inteligencia emocional» ha ayudado a profundizar nuestra comprensión de las emociones y a tomar conciencia de nuestra variabilidad emocional, así como a entender mejor el autoconocimiento y la expresión asertiva de nuestro mundo emocional interior. La Biblia nos da una idea clara de la naturaleza de nuestras emociones cuando dice: «Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?» (Jer. 17: 9). No podemos construir nuestra existencia sobre nuestras emociones. Nuestra vida debe basarse en algo más sólido, como las promesas de Dios. El apóstol Pablo escribió: «Porque todas las promesas de Dios son en él “sí”, y en él “Amén”, por medio de nosotros, para la gloria de Dios» (2 Cor. 1: 20).
Nuestros sentimientos y emociones pueden cambiar. Y de hecho cambian. Son inestables. Pero Dios afirma: «Yo soy el Señor y yo no cambio» (Mal. 3: 6). Y Jesús aseguró que él es el mismo «ayer, hoy y siempre» (Heb. 13: 8).