Navegar en internet
El internet puede ser una herramienta de búsqueda útil, un gran recurso para mantenerse en contacto con las personas y un medio eficaz de evangelismo. Sin embargo, también implica ciertos peligros. ¿Cómo se puede ejercer la precaución debida online?
- Cuando sea posible, accede al internet en una sala de uso común, e instala software para evitar el acceso a sitios ilícitos. Ejercita el autocontrol y autoprotección.
- Programa tu tiempo y establece tus propios límites.
- Sé aún más selectivo durante el sábado. No dejes que el internet te impida las horas de comunión con Dios y con la comunidad de tu iglesia.
- Nunca reveles información personal como el lugar donde vives, el número de teléfono, la ubicación de tu escuela o lugar de trabajo a personas desconocidas.
- No compartas fotos personales o familiares con personas desconocidas.
- No permitas que nadie te convenza de hacer algo que te haga sentir incómodo, como por ejemplo compartir fotos potencialmente comprometedoras.
- Recuerda que hay una persona real detrás del otro lado de la pantalla. La naturaleza impersonal de las comunicaciones en línea puede alentar a las personas a escribir cosas que resultan insultantes o degradantes. Trata a todo el mundo con respeto y amabilidad, tal como deberías hacerlo en persona.
- Recuerda que son las personas quienes controlan los dispositivos, no al revés.
Al navegar el impredecible, y a veces angustioso, mundo virtual, recuerda que Dios nos llama a ser luz para los que nos rodean. Jesús dijo: «Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad» (Luc. 11: 34, CST). Como Pablo escribió: «Examinadlo todo y retened lo bueno» (1 Tes. 5: 21).