Claves para un matrimonio feliz

Puedes elegir contraer matrimonio de dos maneras: dejándote llevar sin más por tu corazón o siguiendo el corazón de Dios. Seguir tu corazón significa que tomas decisiones basadas en lo que ves, escuchas y sientes cuando estás con esa «persona especial». Seguir el corazón de Dios significa que escuchas las opiniones y consejos de personas de confianza, y especialmente de la Palabra de Dios.

Aquí tienes algunas claves para un matrimonio de éxito, feliz y próspero:

  1. Espera. No te apresures a casarte ni a comprometerte. Los estudios han demostrado que las parejas suelen permanecer casadas más tiempo cuando esperan a casarse hasta haber adquirido la madurez emocional necesaria. Tómate tiempo para descubrir quién te complementa mejor, con quién conectas más y qué motivos te mueven a buscar un tipo de persona en particular.
  2. Haz una lista. Antes de comenzar a salir con alguien en particular, haz una lista de las características y cualidades que deseas en tu futuro cónyuge. Subraya las que no son negociables. Por ejemplo, si no quieres tener hijos, no te pongas en serio con alguien que sí los quiere. Asegúrate de que la lista sea objetiva y considera también qué fortalezas y debilidades aportas tú a la relación. Pero no trates de cambiar a la persona que crees que debería ser tu pareja. Ese es el trabajo de Dios, no el tuyo.
  3. Ora. Antes de empezar a salir con alguien, comienza a orar por tu futuro cónyuge. Cuando comiences a salir, sigue orando.
  4. Pon a Dios primero. Toma la decisión de casarte únicamente con alguien que comparta tu fe y tus perspectivas religiosas. Pablo escribió: «No os unáis en yugo desigual con los incrédulos, porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión, la luz con las tinieblas?» (2 Cor. 6: 14). La dimensión espiritual de vuestra unión crecerá más y más a medida que pasen los años.
  5. Adora en familia. Cuando te cases, reserva un tiempo cada día para el culto familiar. Decide con tu cónyuge a qué hora os reuniréis cada mañana y/o cada tarde para pasar tiempo con Dios, y decidid a qué iglesia asistiréis cada sábado como una nueva familia.
  6. Marca límites. Salomón escribió: «Si Jehová no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guarda la ciudad, en vano vela la guardia» (Sal. 127: 1). Decide cuáles son tus prioridades, cómo deseas criar y disciplinar a tus hijos, y qué tipo de música, películas, distracciones, invitados, comidas, etcétera, deseas introducir en tu nuevo hogar.
  7. Prueba a Dios. Decide incluir a Dios en tu presupuesto. El dinero es a menudo una de las mayores fuentes de estrés en el matrimonio. Asegúrate de que tú y tu cónyuge devolvéis un diezmo fiel y reserváis dinero para ofrendas cada semana. Disponte a dar generosamente a causas que ayudan a otros.
  8. Sonríe. Pablo escribió: «Estad siempre gozosos» (1 Tes. 5: 16). Disfruta cada día con tu pareja. Planea cosas divertidas para hacer juntos, sin dejar de fomentar los intereses personales de cada uno. Trata de no centrarte en los errores o fallos de tu pareja. No olvides ante todo de qué te enamoraste. Sonríe e intenta que tu cónyuge sonría todos los días, durante todo el día.

Al avanzar juntos hacia el matrimonio, permite que Dios os transforme a cada uno de vosotros en lo que él sabe que será lo mejor y más hermoso para ambos.

Para una comprensión más profunda de este tema, ver el siguiente enlace: https://www.adventist.org/en/information/official-statements/statements/article/go/-/marriage/