Dialogar con alguien con el que no estás de acuerdo
En cualquier diálogo, ya sea en persona o a distancia, es muy importante recordar esto: «La respuesta suave aplaca la ira, pero la palabra áspera hace subir el furor» (Prov. 15: 1).
Este proverbio se hace difícil de practicar cuando las personas están en desacuerdo contigo, especialmente si te atribuyen motivaciones erróneas o critican injustamente tu posición. Aún así, la negación de ir hacia una espiral ascendente hacia gritos declamatorios, siempre merece la pena, incluso si al final tienes que salir de una conversación. Hay otras directrices que pueden hacer el desacuerdo incluso tolerable.
- Comunícate primero individualmente. Jesús nos dice en Mateo 18: 15-20 que si tenemos algún asunto con alguien deberíamos hablarlo con esa persona primero, antes de involucrar a toda la comunidad. Esto significa que las conversaciones en persona o los mensajes privados online son mejores maneras de hacerlo en lugar de una confrontación pública explosiva.
- Asegúrate primero de que comprendes su postura. Es bueno repetir de nuevo lo que la otra persona ha dicho y preguntar: «¿Lo he entendido bien?», antes de hacer un comentario. Esto reafirma a la otra persona por el hecho de sentirse escuchada y porque tú entiendes a qué estás contestando.
- Vigila tus palabras. Evita decir «tú» ya que, a menudo, da la impresión de ser acusatorio. En lugar de eso, di: «Me siento...» o «Lo que escucho es...». Esto ayuda a relajar la tensión en una conversación difícil.
- Trata a todo el mundo como si fueran honestos. La mayoría de las personas no están intentando engañarte intencionalmente o tomarte ventaja de manera injusta. Cuando tratas incluso a la persona más indigna como si fuera honesta, mantienes la conversación lejos de deshacerse en insultos y le das la oportunidad de responder amablemente.
- Afirma lo que puedas. Puedes reconocer y dar las gracias por la aportación de alguien, luego decir que tienes dificultades para aceptar ese punto y después invitar a la otra persona a ayudarte. De este modo, en lugar de considerarlos como un caso perdido, has afirmado su línea de pensamiento, al tiempo que, compartiendo tu perspectiva, de cierto modo, les fuerzas a ser más autocríticos con su propia posición. Al final, siempre puedes consentir en estar en desacuerdo y cambiar a otro tema o a otra conversación.