¿Cómo y cuándo desaparecerán el mal y el pecado?
Dos GRANDES preguntas para dos realidades tremendas, relacionadas entre sí: el mal y el pecado.
El primer capítulo de la Biblia (Gén. 1) describe la tierra libre de mal y de pecado. Los últimos dos capítulos de la Biblia (Apoc. 21 y 22) describen la tierra cuando el mal y el pecado serán completamente erradicados. Entre esos dos pasajes las Escrituras narran todo tipo de conflictos entre el bien y el mal, entre lo correcto y lo incorrecto, entre alcanzar el objetivo y errar el blanco (en eso consiste el pecado).
Los seres humanos no tenemos fecha para la segunda pregunta: ¿Cuándo? Por eso clamamos con angustia: «¿Hasta cuándo, Señor?» (ver Sal. 13: 1-2, por ejemplo). Esto suena bastante similar al clamor de los mártires registrado en Apocalipsis 6: 10: «¿Hasta cuándo Señor, santo y verdadero, vas a tardar en juzgar y vengar nuestra sangre de los que habitan sobre la tierra?». Sin duda que no te consuela saber que se les dice que esperen más tiempo porque Dios está concediendo un plazo más.
Naciste en un mundo «maduro» de pecado. Es solo cuestión de tiempo hasta que el pecado termine su proceso y Dios le ponga fin. Pero eso ocurrirá cuando Dios lo considere oportuno, no cuando nosotros queramos. Nos queda el desafío de confiar en Dios y de vivir de acuerdo a sus propósitos tantos días o años como sigamos en este mundo. Eso es lo que hizo Jesús cuando estuvo en la tierra hace dos mil años.
¿Cómo serán erradicados el mal y el pecado? Dios hace todo lo posible para dar a todos evidencias de que él es Dios, y espera nuestra respuesta. Un buen ejemplo del Antiguo Testamento es la liberación de los israelitas de la esclavitud egipcia. Parecía que el mal había triunfado sobre ellos. Pero el conflicto terminó con un enfrentamiento que demostró que el mal no tiene ninguna posibilidad de triunfar. El mal intentó regresar. Pero fue entonces cuando se lo borró por completo (ver en Éxo. 1-15 los detalles sobre cómo sucedió).
El libro del Apocalipsis describe un escenario similar. Apocalipsis 11: 18 lo resume concisamente. El resto del libro lo cuenta con más detalles, a través de los símbolos de un dragón (Satanás), de una bestia y de un falso profeta, y de Babilonia. Todos ellos van a ser finalmente destruidos por la guerra, el fuego y la inundación, y ser devorados por carroñeros. Estos símbolos describen algunas de las formas en las que el mal y el pecado serán erradicados, para no volver jamás. No te fijes en una sola, pero ten la seguridad de que esos diversos símbolos indican la certeza de que sucederá.
Vamos a seguir viviendo entre el pecado y el mal hasta que Jesús regrese, pero él vive en nosotros a través del Espíritu Santo. Jesús es quien acabará con el mal y el pecado, y nosotros seremos sus trofeos a su tiempo y como él decida. Hasta llegar a ese cielo sin fin, disfrutemos de destellos y vislumbres del cielo en una tierra de donde el mal y el pecado un día desaparecerán.