Cómo llevar el control de tu salud

Al vivir en la Tierra tenemos la bendición de contar con instrucciones escritas procedentes de Dios sobre cómo vivir una vida físicamente saludable. La Biblia aborda temas clave como la higiene personal, la dieta adecuada y la relación entre la salud emocional y la salud física.

Esto nos lleva a una pregunta importante: ¿Por qué a Dios le importa nuestra salud física? ¿No es suficiente que se ocupe de nuestras necesidades espirituales?

Hay al menos dos razones por las cuales Dios quiere que estemos físicamente en forma:

  1. Dios desea que seamos felices. Todos hemos estado alguna vez enfermos. No es nada agradable. Acostados en cama, quizás con fiebre, incapaces de estar con amigos o familiares, hay días en que uno se siente terriblemente miserable. Dios nos ama, y sabe que si estamos sanos físicamente los demás aspectos de nuestra vida van a estar mejor también. El apóstol Juan escribió: «Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma» (3 Juan 2).
  2. Dios quiere que le hagamos caso. El cerebro es el único medio por el que los seres humanos podemos comunicarnos con Dios. No hay otra manera. Si tu cerebro está «turbio» porque tienes una dieta pobre o porque estás enfermo, es mucho más difícil escuchar la voz del Espíritu Santo cuando te habla.

Con estas ideas en mente, he aquí algunos pasos básicos para que todos podamos encontrarnos físicamente más saludables: