Actualiza tu lista de reproducción—Por qué las elecciones musicales son importantes
Una atleta de alto rendimiento permanece de pie en la suave arena de la playa, a la luz del sol de la mañana. Está a punto de hacer series de sprint de cien metros, a lo cual añadirá flexiones, elevación lateral de piernas y sentadillas. Al tiempo que se prepara para la agotadora rutina de dos horas que ha sido la clave de su éxito atlético, hace algo más: ajustar los cascos a sus orejas, sacar el dispositivo de música y pulsar la tecla de play. Cada día, escoge exactamente la música adecuada para conseguir lo máximo de su entrenamiento.
Los atletas de élite y la gente de cualquier parte saben que la música tiene el poder de ayudarnos a hacer lo que parece imposible. No obstante, si subes el volumen lo suficiente e incrementas el compás por minuto, la misma música que disfrutamos despreocupadamente puede convertirse en una forma de tortura. La música es más poderosa de lo que podemos imaginar.
La Biblia está llena de música y en varios lugares bosqueja el propósito de Dios para esta. El rey David, un músico experto y un magnífico compositor, escribió en el Salmo 108: 3-4: «Te alabaré, Jehová, entre los pueblos; a ti cantare salmos entre las naciones, porque más grande que los cielos es tu misericordia y hasta los cielos tu fidelidad». David escribió numerosos poemas a Dios y les puso música. Puedes leerlos en el libro de Salmos. ¿Has escrito alguna vez una canción a Dios?
La música que escuchamos debería ser una fuente de alabanza a Dios, pero esto no es lo que ocurre. Nuestra música debería edificarnos a nosotros y a los que nos rodean. El apóstol Pablo registra esto cuando afirma: «La palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros. Enseñaos y exhortaos unos a otros con toda sabiduría. Cantad con gracia en vuestros corazones al Señor, con salmos, himnos y cánticos espirituales» (Col. 3: 16).
La música que se centra en Dios también nos ayuda a aferrarnos a nuestra fe en Dios y a transmitirla a generaciones futuras. Aquí David está de acuerdo de nuevo: «Generación a generación celebrará tus obras y anunciará tus poderosos hechos. En la hermosura de la gloria de tu magnificencia y en tus hechos maravillosos meditaré» (Sal. 145: 4-5).
¿Sabías que la música es también un vehículo ideal para hablar a otros de Dios? Algunas personas jamás responderán a un sermón, pero responderán a la música. La música es una de las pocas formas del arte a la que uno no se puede resistir. David escribe en el Salmo 40: 3: «Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos y temerán, y confiarán en Jehová». David veía la música como una manera de hablar a otros sobre el Dios a quien amaba.
Si la música que elegimos no nos eleva a Dios, no nos edifica, ni nos ayuda a retener nuestra fe ni a dirigir a otros a conocer a Dios; es hora de actualizar nuestra lista de reproducción.
Para una comprensión más profunda de este tema, ver el siguiente enlace: https://www.adventist.org/en/information/official-statements/guidelines/article/go/-/a-seventh-day-adventist-philosophy-of-music/