¿Quién es el anticristo?

Muchos se imaginan al anticristo como un individuo diabólico, un gobernante futuro que intentará manipular a todo el planeta. Sin embargo, esta no es exactamente la imagen bíblica. La palabra «anticristo» designa a alguien que se presenta como si fuera Cristo, que se pone en su lugar o que pretende actuar en su nombre.

Jesús había advertido que surgirían falsos cristos (pseudocristos) y falsos profetas, que harían grandes milagros y engañarían, si era posible, incluso a los elegidos (Mat. 24: 24). Además de esos falsos cristos, hay múltiples anticristos y está el anticristo por antonomasia.

En sus cartas, Juan utiliza el término «anticristo» en singular y en plural (1 Juan 2: 18, 22, 4: 3, 2 Juan 1: 7). Llama anticristos a individuos que habían abandonado la iglesia cristiana, que pretendían disponer de un conocimiento superior, negando que Jesús fuese el Cristo, y que este se hubiese encarnado realmente en un ser humano. Sin embargo, Juan también tenía en mente el concepto de un anticristo específico. En 1 Juan 4: 3 habla del espíritu del anticristo: los diversos anticristos revelan el espíritu del anticristo. Pero el anticristo definitivo aún tenía que aparecer en el futuro (1 Juan 2: 18).

El concepto de «anticristo» no se limita pues al término específico, sino que se puede expresar de diferentes maneras.

Apocalipsis 13 describe una entidad que no es una persona, sino una organización, un sistema. La bestia que surge del mar representa a una imitación o falsificación de Jesús, el Cordero. Tanto el Cordero como la bestia que surge del mar fueron heridos de muerte (Apoc. 5: 6, 12; 13: 3), y tanto Jesús como la bestia marina volvieron a la vida (Apoc. 2: 8; 13: 14). Así como el Padre otorgó a Jesús plena autoridad y le dio a compartir su trono (Apoc. 2: 27; 3: 21), también el dragón le ofrece a la bestia del mar participar de su trono (Apoc. 13: 2). Tanto Jesús como la bestia marina consiguen poder y autoridad (Apoc. 12: 10; 13: 4). Jesús es adorado por toda la creación (Apoc. 5: 9-14), mientras que la bestia marina pretende la adoración de todos los habitantes de la tierra (Apoc. 13: 4, 8, 12).

Así pues, vemos que el Apocalipsis pone en contraste a Cristo con el anticristo. Es más, este anticristo reúne características de cuatro bestias proféticas simbólicas, especialmente del cuerno pequeño de Daniel 7 (ver versículos 8, 25-26); el anticristo habla palabras arrogantes y blasfemas (Apoc. 13: 5-6); es especialmente activo durante 42 meses proféticos (o según Apoc. 13: 5, durante 3 tiempos y medio, 1260 días—un período que va del año 538 a. C. hasta el 1798); al final de la historia humana, el anticristo hará la guerra contra el remanente de los santos de Dios (Apoc. 13: 7; cf. 12: 17); y, finalmente, el anticristo controlará las naciones (Apoc. 13: 7), violando los mandamientos de Dios (por ejemplo, aceptando ser adorado, blasfemando el nombre de Dios, e intentando eliminar al pueblo de Dios). Mientras que la bestia marina imita a Jesús y, obviamente, es una entidad religiosa, su naturaleza y acciones son diametralmente opuestas a la obra y a la naturaleza de Jesús. Es el anticristo, manifestado como la gran iglesia medieval, que continúa en nuestros días como la denominación cristiana más popular e influyente con su liderazgo absoluto.

2 Tesalonicenses 2: 1-12 es un pasaje que trata de lo que va a suceder antes de la Segunda Venida. Si bien presenta una gran panorámica de la historia desde el primer siglo hasta la Segunda Venida de Cristo, se centra en los movimientos finales antes del regreso de Jesús. Este pasaje también habla del anticristo. Lo llama «el hombre de pecado», y advierte de que va a provocar apostasía, simular ser Dios, tomar su asiento en el templo de Dios y, sin embargo, va a preferir actuar en las sombras, al menos durante un largo tiempo. Los versículos 8 y 9 anuncian que el apóstata «hombre de pecado» hará finalmente su aparición pública e imitará el regreso y el ministerio de Jesús. Entonces Cristo intervendrá a través de su segunda venida: el causante de la apostasía y sus seguidores perecerán. El pueblo de Dios será salvado y vindicado. Lo más acertado es identificar al causante de la apostasía con Satanás mismo y con las agencias a través de las cuales él actúa. Como 2 Tesalonicenses 2 utiliza el lenguaje del libro de Daniel, parece que aquí también está involucrado el poder del cuerno pequeño.

Entonces, ¿quién es el anticristo? En plural, el término representa a los falsos maestros a lo largo de la historia de la iglesia. El anticristo en singular es un sistema religioso que suplanta la obra de Jesús y las enseñanzas bíblicas sobre la salvación, la Ley de Dios y el sábado, con tradiciones humanas y con enseñanzas falsas, tales como la intercesión sacerdotal, la inmortalidad natural del alma y sus secuelas de consecuencias, como el infierno ardiente. El anticristo absoluto es el mismo Satanás.

Dios nos llama a que lo conozcamos y a que confiemos en él para nuestra salvación y para hacer frente a todas nuestras necesidades. Al mismo tiempo, nos invita a amar a todos los seres humanos, incluidos los hermanos y hermanas cristianos con quienes podemos estar en desacuerdo. Los salvados de Dios vendrán «de toda tribu e idioma, pueblo y nación» (Apoc. 5: 9), de cualquier contexto religioso, incluso del sistema del propio anticristo.