4. Debate sobre revelación e inspiración dentro del adventismo
5. Hacia una interpretación bíblica de revelación-inspiración
6. Modelo bíblico de revelación-inspiración
En esta sección aglutinamos nuestro análisis de la evidencia bíblica reunida hasta el momento. ¿Cómo modelan nuestra interpretación de la RI la comprensión bíblica de Dios, la diversidad de sus actuaciones en el proceso de crear el contenido de las Escrituras (revelación) y la comunicación de ese contenido de forma oral y escrita (inspiración)? Procuraremos describir lo que puede denominarse modelo bíblico.
Antes descubrimos que las conocidísimas afirmaciones de Pablo y de Pedro sobre la inspiración (2 Tim. 3: 16; 2 Ped. 1: 20-21) sientan los parámetros generales dentro de los que hemos intentando entender la “guía” y la “dirección” por parte del Espíritu Santo de agentes humanos implicados en el proceso de redacción de las Escrituras. Puesto que esas afirmaciones no distinguían técnicamente entre el proceso de origen de contenidos y de la escritura, deberíamos entender que sus afirmaciones sobre la “inspiración” se aplican a ambas cosas, lo que fue objeto de análisis en las secciones sobre “revelación” e “inspiración”.
Sumario: Debemos entender que la inspiración divina de las Escrituras, de la que hablaron Pablo, Pedro y Elena G. de White, incluye al menos los siguientes aspectos:
1. La “guía” o la “dirección” divina actuó directamente en el agente humano en el proceso de la RI.
2. La “guía” o la “dirección” de los agentes humanos siguió las diversas formas de la Providencia divina que actúan dentro del devenir del acontecer histórico, no como un poder soberano absoluto e intemporal de Dios que actúe mediante decretos eternos y que anule la libertad de los escritores bíblicos.
3. Dios guio la recepción de la información, así como la formación de ideas en los escritores bíblicos, por medio de un proceso histórico de revelaciones cognitivas divinas que les fueron dadas según una diversidad de patrones.
4. La “guía” y la “dirección” divinas de los agentes humanos abarcó múltiples patrones de actuaciones divinas, tanto en el proceso de la revelación como en el de la inspiración (Heb. 1: 1), con mucho énfasis en el primero. Ese énfasis permite la inclusión de la dinámica de la inspiración de “pensamiento” en el modelo bíblico.
5. Todas las Escrituras fueron a la vez reveladas e inspiradas. Como tal, el modelo bíblico de la RI es plenario, porque abarca la totalidad de las Escrituras.
6. La “guía” o la “dirección” del Espíritu Santo tomó las riendas de la libertad y las dotes literarias de los agentes humanos en su desarrollo histórico y espiritual. La anulación divina del agente humano no fue el patrón principal de la “guía” o la “dirección” divina, sino un posible último recurso para evitar la tergiversación humana.
7. Dado que la guía del Espíritu Santo respetó las formas humanas de pensar y escribir, no es lógico que esperemos encontrar en las Escrituras la perfección absoluta que corresponde únicamente a la vida interna de la Trinidad. Al contrario, no debería sorprendernos encontrar en ellas imperfecciones y limitaciones que esencialmente corresponden a las formas humanas de conocer y de escribir.
8. Aunque la “guía” y la “dirección” divinas actuaron en agentes humanos, llegaron a través de ellos a las palabras de las Escrituras. En este sentido, el modelo bíblico de la RI es “verbal”.
9. La “guía” divina en el proceso de la escritura no garantizó una perfección divina absoluta, pero las Escrituras en su totalidad representan verdadera y fidedignamente las enseñanzas, la voluntad y las obras de Dios.
En resumen, Dios, y no los escritores humanos, es el autor de las Escrituras en el sentido de que él es el origen del contenido, de la acción y de la interpretación.
Diferencias con respecto a otros modelos
El modelo bíblico de la RI difiere significativamente de las teorías de la inspiración de encuentro, de pensamiento y verbal. El modelo bíblico y la teoría de la inspiración como encuentro comparten un elemento existencial personal, pero la última niega que se produzca comunicación de verdad alguna en el encuentro.
En lo referente a la naturaleza de la información generada en la revelación, el modelo bíblico contempla verdades concretas históricas espacio-temporales, mientras que la teoría de la revelación de “pen-sarniento” genera verdades intemporales no históricas. Aunque, para algunos, la inspiración de “pensamiento” no llega a afirmar la guía divina en la redacción de las Escrituras, el modelo bíblico la afirma.
En común con la teoría “verbal” de la inspiración, el modelo bíblico afirma que el Espíritu Santo guio a los escritores bíblicos no solo mientras recibían información e ideas reveladas, sino también en el proceso de redactar las Escrituras en su totalidad. Sin embargo, los dos modelos se separan ya en el ámbito básico de las presuposiciones hermenéuticas fundamentales que determinan la manera en que entendemos las aportaciones sobrenaturales de Dios a la formación de las Escrituras. La teoría “verbal” da por sentado que Dios actúa de forma intemporal y soberana, anulando la libertad humana de los escritores bíblicos. En cambio, el modelo bíblico da por sentado que la Providencia divina actúa dentro del devenir espacio-temporal de la libertad y la historia humanas concretas.
Por último, no debemos olvidar que abordamos un misterio que conocemos y entendemos solo en parte. Por lo tanto, nuestro modelo de interpretación debería entenderse como un primer paso, y no como la última palabra. Como primer paso, nos lleva por una senda teológica muy diferente de los modelos actuales que imperan dentro de las teologías contemporáneas adventistas y cristianas. La importancia de una interpretación correcta, aunque parcial, de la RI se centra en su papel hermenéutico en la tarea de elaborar la teología cristiana. Precisamos trasladar nuestra atención ahora al papel hermenéutico del modelo bíblico de la RI esbozado en este capítulo.